Antonio González Vázquez
En la madrugada del día cinco de marzo de 2021, José Ricardo Gallardo Cardona arrancó campaña como candidato a la gubernatura por la coalición “Juntos Haremos Historia”.
El pasado viernes, al cumplirse un año de ese evento, el gobernador publicó en redes sociales algunos mensajes alusivos.
“Hoy viernes hace un año se empezó a escribir la historia que ustedes y yo seríamos testigos, gracias al pueblo de San Luis Potosí por ese gran día en el Barrio de San Miguelito donde todo empezó. Dios los bendiga por hacer posible este sueño, no les vamos a fallar”.
“¡Un año atrás estábamos arrancando la lucha por el cambio! Desde entonces, seguimos haciendo una revolución en la política potosina, para poner al centro a quienes más lo necesitan. ¡Muchas gracias por su confianza!”.
En aquel momento, salía como favorito César Octavio Pedroza Gaitán, candidato de la coalición “Sí por San Luis”, pero al final se quedó en la orilla. Se creía que el PRIANRD sería una aplanadora, pero resultó un fracaso.
Gallardo Cardona transita ya el primer semestre de gobierno y parece tener control absoluto de la entidad. Su presencia lo abarca todo y no ha encontrado oposición a su voluntad.
Desde el primer día de campaña, el candidato de los partidos Verde Ecologista de México y del Trabajo, mostró fuerza y con el correr de los días de proselitismo fue creciendo de manera sorprendente.
Al principio los críticos de Gallardo minimizaban las concentraciones masivas en torno al candidato y especulaban que eran “acarreados” o bien, eventos artificiales porque se implementaba un “carrusel” de asistentes que, de un evento, eran trasladados a otros.
Le restaban importancia al considerar que lo seguían porque les daban dinero y regalos.
Fue una lectura equivocada.
A mitad de la campaña, en el equipo de Octavio Pedroza empezaron a preocuparse porque al bajarle unas rayitas a su soberbia, admitieron que Gallardo crecía, mientras que su candidato estaba estancado.
Intentaron relanzar la campaña y creyeron que trayendo a “figuras” del PAN, PRI y PRD, lograrían un efecto positivo. Por ejemplo, pusieron a Pedroza con el ex presidente Felipe Calderón, lo cual fue una muy mala idea.
Pedroza seguía sin dar un estirón definitivo y entonces se echó mano de una “guerra sucia” contra el puntero. Recuperaron las denuncias sobre presuntos actos de corrupción e incluso filtraron noticias falsas de la eventual aprehensión del candidato de “Juntos Haremos Historia”.
Gallardo acusó que en esa “guerra sucia” estaba involucrado el gobernador Juan Manuel Carreras López. Con la herencia maldita, el ex gobernador está pagando la osadía.
Por el lado de Morena y la cuarta transformación, Mario Delgado Carrillo hizo lo necesario para desbarrancar toda posibilidad de victoria.
La campaña fue saboteada y tras un turbio proceso, se definió que en San Luis Potosí, la candidatura sería para una mujer, de modo que se impuso a la priista Mónica Liliana Rangel Martínez.
La ex secretaria de Salud fue entonces la candidata débil que no representaba riesgo para el verdadero aliado de la 4T.
Lo que hizo ganar a Gallardo Cardona fue el voto obradorista. Eso marcó la diferencia.
El gobernador le ha dado las gracias al “pueblo”, pero bien mirado, le faltó extender el agradecimiento a Mario Delgado.
Gracias Mario, debió decir el gobernador.
Su campaña fue un reverbero de propuestas y compromisos, con lo que generó expectativas que hasta hoy no encuentran respuestas claras. Prometió mucho y ha cumplido poco.
“Gobernaré con justicia e igualdad, con la sabiduría del pueblo para que las y los potosinos vivamos sin miedo”, así lo dijo en el arranque de su campaña hace un año.
Hoy ese miedo no se ha ido. Sigue presente.
Un miedo que parece ya petrificado con el paso de los años como resultado de la ineficiencia gubernamental.
En el sexto mes de la administración, no hay estrategia de combate a la inseguridad. El Congreso del Estado está por aprobar la creación de la Guardia Civil y la transformación de la Secretaría de Seguridad Pública del Estado en Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana.
Con nuevas instituciones y corporaciones, se supone, mejor equipadas, Gallardo espera cumplir esa promesa de vivir sin miedo.
El compromiso fue parte central de su discurso de arranque de campaña. Lo deseable es que no solo recuerde el día 5 de marzo como una efeméride para el gozoso recuerdo, sino para tener en mente lo que prometió.