Antonio González Vázquez
Francisco Xavier Nava Palacios está en medio de la nada. Ni arriba ni abajo; ni adelante ni atrás. Está presente, actúa, se moviliza, arenga, habla y se planta como candidato, pero no lo es.
Está en medio de la nada.
Desde la noche del 15 de abril, apenas diez días después de haber arrancado las campañas por la presidencia municipal de San Luis Potosí, el alcalde con licencia cayó en medio de la nada.
El Tribunal Electoral del Poder Judicial del Estado, anuló su candidatura al considerar ilegal su postulación para la reelección a través de un partido distinto al que lo llevó a la alcaldía en 2018.
El ex candidato de Morena espera que el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación lo reinstale en la candidatura, pero mientras eso ocurre, está en medio de la nada.
La campaña de proselitismo se transformó en “asambleas informativas” y está impedido a pedir el voto. El Comité Municipal Electoral, exigió a Morena el retiro de toda propaganda relacionada con la candidatura de Nava Palacios.
A cincuenta días de la elección capitalina, Morena no tiene candidato a la presidencia municipal.
El sábado, de gira por Campeche, Mario Delgado Carrillo, presidente del Comité Ejecutivo Nacional de Morena, dijo que “no hay plan B” para San Luis Potosí, es decir, no está en mente nominar nuevo candidato o candidata. El Tribunal local fijó un plazo de 72 horas para sustituir a Nava.
Está en el limbo, sometido a la espera de una resolución que le puede favorecer o hundir. En una espera angustiosa, su futuro depende de un fallo judicial.
Nava está en medio de la nada: señala, acusa, critica, presiona, juzga y estigmatiza a los magistrados que lo sancionaron. Así como éstos lo juzgaron, él los ha sentado en el banquillo de la plaza pública donde sentenció que la revocación de su candidatura “suena a metálico”.
La truncada campaña mutó en eufemismo de “asamblea informativa” y/o en “resistencia civil pacífica”. En ese espacio político, Nava se defiende para ir al contraataque y se agarra de la candidatura como quien se aferra a un hierro ardiente.
Con el fallecimiento del doctor Nava hace 29 años, el grito en tumulto en las plazas públicas, convertido en clamor popular, era el de “Nava vive la lucha sigue”. En sus andanzas por el PAN, Xavier Nava modificó esa proclama en un intento por demás fallido, de emularse con Don Salvador.
“Nava sigue la lucha vive” es la consigna que el alcalde con propósitos reeleccionistas emplea en la resistencia civil y que hace unos meses, utilizó cuando perdió la interna del PAN para elegir candidato a la gubernatura.
En la contienda panista donde fue precandidato, la imagen del puño en alto con la V de la victoria, era azul y después pasó al negro; ahora como candidato de la cuarta transformación, el icono es guinda, el color de Morena. El transfuguismo presente que no puede caer en la desmemoria.
Todo lo que Nava hizo en su afán de ser candidato del PAN a la gubernatura, es hoy parte de su desgracia porque se volvió en su contra: adoptó los principios, ideología, estatutos, reglamentos y disposiciones del PAN, acató los requisitos de una convocatoria para el registro de aspirantes a gobernador, participó en un proceso interno, habló, se reunió y pidió el voto de simpatizantes y militantes del partido, se vistió de azul y blanco, firmó documentos, pagó cuotas y con ello, sin darse cuenta, estaba convirtiéndose en panista.
O sea, si parece un pato, nada como un pato y grazna como un pato, entonces muy probablemente sea un pato.
Tras perder la interna en el blanquiazul, acudió a todas las instancias posibles para denunciar haber sido víctima de un fraude; pasó por los órganos internos y luego por los Tribunales. Mientras eso ocurría, ya echaba a andar su plan B: buscar la reelección a cualquier costa.
Aún no se resolvía la impugnación que él hizo contra la elección de César Octavio Pedroza Gaitán como candidato del PAN y ya había sido destapado por Mario Delgado como precandidato de Morena. Después, fue ratificado el triunfo de Pedroza y Nava ya era candidato de la cuarta transformación. Mientras se hundía su primer navío, ya tenía un pie puesto en otro.
No admitió su derrota en el PAN hasta que la confirmaron en tribunales y hoy combate la anulación de su candidatura por Morena; triste historia en el marco de un “chapulinazo” histórico.
Como Nava está en medio de la nada, al menos le asiste el derecho al pataleo. De ahí la marcha sabatina que partió de la antigua penitenciaría del estado, avanzó por el andador de la Calzada Juárez y concluyó en la Plaza de Armas, escenario propio para un encendido discurso abrazado por sus simpatizantes al grito de “Nava vive, la lucha sigue”, en alusión a la legendaria lucha civilista del doctor Salvador Nava Martínez.
Desde el estatus de no candidato, se puede decir lo que se quiera, sobre todo, si se está en la posición de todo que ganar y nada que perder. A los magistrados y adversarios políticos los encasilló como “una camarilla llena de intereses y de corrupción” que “juegan a la guerra sucia”.
En ese terreno se deslizan presunciones que, sin embargo, no pueden caer en el olvido, sea cual sea la resolución del TRIFE, pues el órgano jurisdiccional local electoral ha sido acusado de recibir dinero a cambio de un fallo legal.
Esa es la denuncia más grave que se ha presentado en todo el proceso electoral en San Luis Potosí y requiere de evidencia para que la ciudadanía conozca la verdad y sepa si hay o no, un Tribunal honesto en el cual confiar.
La escena política es a menudo harto sucia y plena de perversión, en los procesos electorales lo es aun más. Lo imposible se hace realidad. ¿Hay partidos y candidatos que jueguen limpio en unas elecciones? Sí, tal vez en Suiza.
Resulta ingenuo pensar que en el PAN se quedarían cruzados de brazos luego de que Xavier Nava los descalificó una y otra vez como un partido proclive al fraude. Ya como adversario, no le iban a enviar un ramo de flores con una tarjetita deseándole éxito en la campaña.
La impugnación a la candidatura estaba servida en bandeja de plata y el PAN no iba a desaprovechar la circunstancia, eso lo sabía el candidato. Antes del jueves pasado, Nava ya oía pasos en la azotea.
En tanto se resuelva el litigio, el ahora ex candidato proseguirá con sus asambleas informativas y la resistencia civil pacífica, en un movimiento que dista mucho de alcanzar el nivel de la luminosidad histórica de lo realizado por el Doctor Nava hace treinta años.
Hay de resistencias a resistencias; la de Salvador Nava no se volverá a repetir. En ese entonces, era la dignidad del pueblo potosino, hoy solo es la aplastada ambición de Francisco Xavier Nava Palacios.
El golpe para Nava y Morena es muy duro, pero la historia aún no termina.