Centinela: La egolatría del maestro Galindo

Antonio González Vázquez

El alcalde capitalino, Enrique Francisco Galindo Ceballos, transita el noveno mes de su primer año de gobierno. En su campaña como candidato de la coalición “Sí Por San Luis”, había acusado que la ciudad estaba hundida en el abandono, la penumbra y la inseguridad.

Al asumir la presidencia municipal, reiteró esa condición de olvido en que se encontraba buena parte de la naciente “Capital del Sí”.

A la situación deplorable de la ciudad, le sumó luego asuntos relacionados con presuntos actos de corrupción en la administración de Francisco Xavier Nava Palacios.

Hace una semana, al cumplirse un año de su victoria electoral, Galindo Ceballos, ofreció un breve mensaje en redes sociales en el que, con dejo de complacencia, afirmó haber cumplido con las expectativas de quienes le dieron su voto.

Distante de la autocrítica, el mensaje no fue más allá de la narrativa de quien no ve más lejos de su propia mirada. En eso, se parece mucho al gobernador José Ricardo Gallardo Cardona.

El presidente municipal ha venido construyendo una administración a imagen y semejanza de su propia persona. La egolatría es el sello de ambos.

Así como en la administración estatal, el mandatario lo es todo, en Palacio Municipal también, de manera que el maestro Galindo es la individualización del ayuntamiento; es el uso de la institución como objeto de propaganda institucional personalizada.

En su primer año del trienio, el Presupuesto Ciudadano 2022, se autorizó el gasto de 70 millones 718 mil 477.29 pesos para comunicación social.

Nada mal si se le compara con el presupuesto de la Coordinación Social de Gobierno del Estado que, para este año, destina 77 millones 944 mil 553 mil pesos.

Con esa bolsa de dinero, Galindo Ceballos mantiene una presencia constante en los medios de comunicación.

Igual se le criticaba de eso a Nava Palacios.

Esa desmesura en el gasto de publicidad, lo tiene colocado como el único servidor público que, mediáticamente, le hace sombra al gobernador Gallardo.

En el Ayuntamiento no se andan con pequeñeces. El objetivo de posicionar en lo más alto de la opinión pública al alcalde es prioritario.

Galindo tiene un sueño: ser gobernador. Y para eso están operando, lo cual no necesariamente significa que están trabajando en favor de la ciudad y sus habitantes.

Él dice que trabaja y que trabaja mucho, que trabaja al punto del desvelo, que lo hace durante las 24 horas de cada día desde que el primero de octubre de 2021, asumiera el cargo. Que está totalmente entregado con corazón, pasión y alma a servir a las y los potosinos.

Con sus matices discursivos, no hay funcionario que no haya dicho eso mil veces. Y más temprano que tarde, la verdad sale a relucir.

Subrayó también, que todo su conocimiento y experiencia, se han volcado a favor de la ciudad.  O sea que, no se ha guardado nada de nada entre sus talentos y trayectoria para entregarlos desinteresadamente a la ciudad.

Las problemáticas de la capital subsisten puesto que algunas de ellas no se resuelven de un día para otro. Nadie con cierta mesura, espera que al arribo de una nueva administración lo atienda y resuelva eficazmente todo.

Así como el primero de octubre de 2018, Nava despertó una enorme expectativa sobre su gobierno, con Galindo ha sido igual.

Básicamente, del Gobierno Municipal se espera una prestación de servicios públicos eficientes y de calidad, prevenir hechos delictivos, propiciar las condiciones necesarias para la convivencia social armónica, es decir, consolidar la gobernabilidad de la ciudad.

Que la capital sea un lugar habitable, que avance y no se estanque. Una ciudad en crecimiento ordenado, planificado que evite ocurrencias, caprichos o componendas en favor de grupos poderosos y en perjuicio de la mayoría.

Una ciudad en un ambiente de solidaridad, con menos de desigualdad y más oportunidades para todas y todos. Una ciudad que afronte los desafíos con trabajo y no con publicidad.

Es posible simplificar dentro de lo complejo: la gente quiere vivir en una ciudad vivible, en cuyo caso, en primer lugar, está la necesidad de vivir en paz y tranquilidad.

Esa es una primera prueba no superada.

Del inicio de la administración municipal a abril pasado, de acuerdo con las estadísticas más actuales del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública, en la capital se han cometido 132 homicidios dolosos. La propuesta electoral de Galindo era: “servir y proteger”.

Segunda prueba no superada: terminar con el desabasto de agua potable.

Se trata de un problema que ha derivado en crisis y cuya solución parece estar solo en el papel y en las declaraciones a la prensa. Ni apelando a la ayuda de Dios, el alcalde ha logrado atenuar un problema que ha provocado la creciente irritación de miles de usuarios.

Hay temas pendientes en prácticamente toda la agenda municipal y no es que sea un gobierno del todo ineficiente o aletargado, pero es notorio que lo realizado no es suficiente.

Intentar convencer a las y los capitalinos de que ahora sí hay un gobierno que trabaja, resulta baladí.

Es como en el fútbol cuando ante la derrota, la fraseología es la del pretexto: nos matamos en la cancha, los dimos todo, nos entregamos, pero lamentablemente no nos favoreció el resultado; no la metimos y pues ellos, sí.

El Ayuntamiento está en esa zona de confort.

Por eso, hace unos días, el alcalde ya pintó su raya de lo posible a lograr en el trienio y reveló que se elabora un Plan Maestro con soluciones a tres asuntos esenciales: seguridad pública, abasto de agua y movilidad.

Si en tres años no los resuelve, al menos dejará el Plan para que el siguiente decida si lo sigue o lo deja de lado.

En tres meses cumplirá su primer año de gobierno y esos tres grandes temas, están pendientes y no se ve cómo los pueda resolver.

Dicen que las comparaciones son odiosas, pero cuando Ricardo Gallardo Juárez era alcalde capitalino, en su primer año de administración reconoció que no sería posible cumplir con todos los compromisos asumidos.

Es lo mismo que ahora ha dejado entrever el maestro Galindo.

Pero no hay que ser pesimistas, el Ayuntamiento ya tiene “escoba de platino” para barrer las calles y avenidas sucias.

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