Antonio González Vázquez
Los Barones del Cemento deben estar enfadados, quizás iracundos y coléricos, pero no vencidos. No están habituados a pasar tragos amargos. El 28 de julio pasado fue uno de esos días extraños por excepcionales, en los que las cosas no les salen bien.
En “La Mañanera” presidencial, Andrés Manuel López Obrador dio una pésima noticia a los empresarios: no se permitirá utilizar la Sierra de San Miguelito para ningún desarrollo inmobiliario, ya que “hay un interés superior de la nación”.
Fue un día aciago que probablemente aún no acaban de digerir.
Ese día se esperaba con enorme expectativa la presencia y participación del periodista Julio Hernández López, para hacer uso a su derecho de réplica, luego de que desde la sección “Quién es quien en las mentiras de la semana”, le habían calificado de mentiroso.
Tres veces mentiroso.
“Julio Astillero” fue a responder y lo hizo de manera tan precisa, clara y contundente, que la secretaria del Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat), María Luis Albores González, se exhibió a sí misma con la serie de muecas de disgusto que le afloraban mientras el periodista le enmendaba la plana.
El ejercicio de comunicación circula tan asombroso como inédito. Permitió desvelar la errática y desaseada conducción de la Semarnat en los trabajos tendientes a concretar la delimitación de la superficie del Área Natural Protegida en la Sierra San Miguelito.
Mientras Astillero derrumbaba los argumentos de Ana Elizabeth García Vilchis y de la Semarnat, en las filas de los Barones del Cemento debieron anticipar que no les deparaba nada bueno.
Y así fue.
Seguramente las muecas de la secretaria Albores se replicaron en los rostros de los empresarios encabezados por Carlos López Medina y Alejandro Tamayo.
Los potosinos escuchamos, no sin sorpresa, el reconocimiento presidencial de que no conocía el proyecto “Las Cañadas”. La secretaria Albores, horas antes, a su vez había aceptado que tampoco estaba enterada de los pormenores del proyecto residencial y comercial.
La gesticulante funcionaria no hallaba como esconder su malestar, de modo que más tarde, su rostro se convirtió en “meme” en las redes sociales: de parte acusadora pasó a ser ridiculizada.
Pero al final eso es lo de menos.
Lo verdaderamente importante de ese día, es hecho indubitable de que en La Cañada del Lobo, no habrá de construirse nada.
La palabra presidencial, hasta ese momento, cuestionada, adquirió nueva fuerza, un impulso rotundo al expresarse en “La Mañanera”.
“Presidente, en concreto, si la asamblea ejidal de San Juan de Guadalupe decide que ahí se construya lo que ellos digan en mil 805 hectáreas ¿Usted lo impedirá?”, le cuestionó
Julio Astillero.
“No, no se va a poder afectar”, contestó López Obrador.
“Pero ¿Lo puede decidir la asamblea ejidal?”
“Lo puede decidir —dijo el presidente —, pero hay un interés superior que tiene que ver con el interés de la nación, con el interés público. Pero esto no tiene nada que ver con lo que nosotros representamos. Si el presidente de México fuese un tecnócrata, un títere, un pelele impuesto por grupos de intereses creados, sería otra cosa. Te aviso que ya no es eso lo que sucede en el país. El presidente de México no es un florero ni es un pelele de ningún grupo de interés creado. No estamos aquí para facilitar el saqueo, el robo, la corrupción como era antes. Es otra nuestra función”, precisó el ejecutivo.
Los empresarios están irritados y no se les puede dar por vencidos. Con todo y el compromiso presidencial, mantendrán su proyecto. Los depredadores no conocen límites porque siempre le han apostado a la fórmula de que con dinero se puede hacer todo.
Por eso, de inmediato llegó la respuesta a través de comuneros que les son afines, quienes advirtieron que con todo y la palabra presidencial, son ellos los únicos facultados para decidir sobre sus tierras.
Vienen momentos difíciles para la Declaratoria de Área Natural Protegida, porque los empresarios no se van a quedar cruzados de brazos.
Su ambición recibió un golpe letal, pero se hace imprescindible que el compromiso del presidente sea acompañado de acciones desde San Luis Potosí por parte de gobierno y sociedad.
Es muy importante que la ciudadanía tenga una participación más visible para eliminar el estigma de que quienes defienden a la Sierra, son unos cuantos revoltosos “pseudoambientalistas”.
En ese sentido, es también importante que el gobernador y el alcalde electo, José Ricardo Gallardo Cardona y Enrique Francisco Galindo Ceballos, se pongan de acuerdo para mantener a salvo a La Cañada del Lobo.
Ya han sostenido reuniones en las que buscan coordinar acciones para los primeros cien días del gobierno y del ayuntamiento: es fundamental que incluyan a la Sierra en sus prioridades.
La voracidad de los Barones del Cemento hoy ha sido contenida, pero lamentablemente no está aniquilada.