Centinela: Los regalos que no recibió la ciudad en su aniversario

Antonio González Vázquez

En el 430 aniversario de su fundación, la ciudad de San Luis Potosí recibió tres regalos de sus gobernantes: armonía política, estabilidad social y trabajo.

Envueltos en una serie de frases afectadas de sospechosa carga simbólica, los obsequios por la efeméride son tan decepcionantes que dieron pena.

La ciudad habría deseado algo largamente anhelado por sus habitantes, como lo es el derecho a vivir en tranquilidad y en un entorno de paz.

Quizá, la sanluisina capital deseaba obsequios menos cursis y rimbombantes, verbigracia, un regalo verdaderamente invaluable habría sido encontrar un descanso ante tantas atrocidades que la enlutan y perturban.

La ciudad ambiciona que en su suelo deje de correr la sangre, que se silencie el estruendo de las balas y la limpien de la escoria criminal.

La ciudad querría que la brutalidad y barbarie fuesen cosa del pasado y no algo frecuente en su vida cotidiana: no más ejecutados, decapitados, encajuelados o desmembrados.

La ciudad se merecía algo más que esos tres regalos que le entregaron sus autoridades; hacer un alto a la mezquindad política no es de mayor mérito, salvo para quienes se jactan de ese logro.

La armonía política, la estabilidad social y el trabajo conjunto del gobierno municipal y el estatal son obligaciones en el cumplimiento de sus responsabilidades legales, de modo que presumir eso como el mejor regalo para la ciudad en el aniversario de su fundación, significa poco o nada.

Presentar ese escenario como un suceso histórico es frivolidad absoluta.

El día 3 de noviembre, a decir del alcalde Enrique Francisco Galindo Ceballos, ha sido un “día histórico” para la ciudad, porque el gobernador José Ricardo Gallardo Cardona estuvo presente como invitado especial en la sesión Solemne del Cabildo con motivo del aniversario de la ciudad.

En ese afán por historizar los protocolos, dio el mismo calificativo al hecho de institucionalizar el 3 de noviembre como Día de la Ciudad.

“Hoy le regalamos a la ciudad esta concordia, esta armonización y esto origina que la ciudad crezca, se desarrolle y que escriba una mejor historia”, decretó el edil.

La ciudad podría agradecer que su clase política y gobernante se comporten con cierta civilidad y no se anden con pleitos como ha sucedido por décadas.

¿Y luego?

A ex alcaldes y ex gobernadores que en otros tiempos privilegiaron el pleito, la sociedad los tiene presentes y las consecuencias de sus pugnas partidistas están presentes en las múltiples problemáticas imperantes en la capital.

Sin dejar de lado que exista concordia entre el alcalde y el gobernador, más que aplaudir a rabiar esa buena voluntad política, lo trascendente para empezar a hacer historia es resolver los problemas en los que otros fracasaron.

En el 430 aniversario de la capital, durante el último año, habían sumado 244 ejecutados.

Llevan trece meses en sus cargos y continúan escribiendo la misma historia de los que gobernaban en la discordia.

Ni el presidente municipal ni el gobernador estaban en condiciones de regalarle a la ciudad la paz y tranquilidad perdidas.

Por eso, le regalaron armonía política.

Ocho de cada diez habitantes de la ciudad, se sienten inseguros; esto no tiene mayor importancia para el alcalde y el gobernador, lo trascendente al punto de marcarlos como un “hito en la historia” es que hay armonía entre ellos.

El día del aniversario de la fundación de la ciudad, hubo tres ejecutados. Fueron cinco en la entidad.

De qué sirve esa armonía política entre el gobierno estatal y el ayuntamiento cuando persisten asuntos sin resolver, como el creciente fenómeno del narcomenudeo, la muerte violenta de mujeres y niños y la nefasta violencia familiar.

Al igual, florecen las riñas mortales entre pandillas, las balaceras entre bandos de la delincuencia organizada y los robos en todas sus modalidades.

Galindo y Gallardo dicen que trabajan coordinadamente, pero no se ven los resultados.

En realidad, esa armonía que presumen no es otra cosa sino un acuerdo no escrito en el que comparten su cariño y amor por la ciudad. Arrancan e inauguran obras juntos, se placean juntos, se elogian mutuamente y expresan sus respetos como si se tratase de una relación sublime y, como afirman, armoniosa.

Es solo apariencia, una luna de miel que empezará a amargarse en tanto se aproximan los tiempos electorales.

Por lo pronto, hasta llevan esa armonía a extremos de una simbiosis política de alto riesgo: en breve, el ayuntamiento de Galindo empezará a entregar mochilas con útiles escolares y serán rojas con el Sí de su gobierno, así como cien mil despensas.

Las grandes inversiones en infraestructura que ambos han emprendido, forman parte en realidad de una lucha por la ciudad, vista como plaza electoral. No piensan en la ciudad, sino en su proyección política y partidista.

Galindo y Gallardo tienen en mente las elecciones del 2024 y encontraron que llevarse en armonía es lo más adecuado.

Eso no es un regalo sino más bien una muy mala noticia para todas y todos.

Las opiniones aquí expresadas son responsabilidad del autor y no necesariamente representan la postura de Astrolabio.  

Es Licenciado en Ciencias de la Comunicación por la Universidad Autónoma de San Luis Potosí. Ha sido docente de la Facultad de Ciencias de la Comunicación durante 25 años. Además, durante 30 años se ha desempeñado como periodista en medios como El Heraldo, El Mañana de Ciudad Valles, Pulso, Milenio San Luis, Diario Digital San Luis, Librevía, La Jornada, Global Media y actualmente en Astrolabio Diario Digital y Periodismo Político.com. También ha sido corresponsal de medios nacionales como Agencia de noticias NOTIMEX, La Jornada y Milenio.

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