Antonio González Vázquez
Hay un objeto simbólico de La Gallardía que con el paso de los años ha sido icono propagandístico de ese grupo que hoy gobierna San Luis Potosí: la mochila de útiles escolares.
En un principio, en colores amarillo y negro, cuando poseían el Partido de la Revolución Democrática y luego, verdes, al apoderarse del Partido Verde Ecologista de México.
Previo a las elecciones de 2021, cuando tenían la intención de ir en alianza con MORENA, le añadieron el tono guinda.
Más allá de los colores y su simbología partidista, la leyenda siempre presente es “pollitos a la escuela” y la imagen de un pollo.
Desde su adolescencia, a José Ricardo Gallardo Cardona, en Soledad de Graciano Sánchez se le conocía por ese apodo: El pollo.
Más aún, antes de que ese grupo fuese identificado como La Gallardía, apelativo surgido en algunos medios de comunicación, a Ricardo Gallardo Juárez, a su hijo y grupo que les ha acompañado les dicen pollos.
Como se sabe, el imperio de Los Gallardo, inició en el negocio de la venta de pollos.
Indudablemente fue un acierto publicitario utilizar el mote desde que llegaron al gobierno, pues les abrió la posibilidad de ser conocidos, cada vez más ampliamente, en todos los municipios del estado.
Para los políticos con aspiraciones electorales, es fundamental el nivel de conocimiento que de ellos tiene la población.
En ese sentido, la emblemática mochila, ha sido un producto de resultados insospechados.
Desde que Gallardo Juárez hizo entrega de las primeras mochilas en Soledad, de inmediato surgió la polémica; su reparto fue denunciado ante instancias electorales por ser probable delito electoral.
Año con año, fue creciendo la cantidad de mochilas entregadas con todo y útiles escolares; más tarde se sumó la entrega de zapatos a estudiantes de nivel básico.
Las y los estudiantes, al cargar la mochila, se transforman en vehículo de promoción del Pollo.
El gobernador ha informado que está por iniciar el programa de apoyos escolares para medio millón de estudiantes. Mochilas y zapatos para todas y todos los “pollitos” que van a la escuela.
Así lo anunció:
“Les comento que, en este mes, vamos a estar entregando mochilas y útiles escolares a todos los niños de las cuatro regiones de San Luis Potosí; para que los papás no vayan a comprar mochilas, no vayan a comprar útiles. Va a haber más de medio millón de paquetes y también zapatos para los niños que no tengan zapatos para ir a la escuela. Las mamás se pueden anotar, hay que ir a palacio (de gobierno) o si no, con los delegados en los distritos, nada más denos la talla de zapato de su hijo y con todo gusto se los vamos a dar. Y son de piel, no de hule, porque luego nos apestan las patrullas”.
Será la primera ocasión en que, Gallardo Cardona, como gobernador hará entrega de ese apoyo que antes repartió como alcalde de Soledad y como diputado federal. En 2020, como legislador y potencial aspirante a la candidatura por la gubernatura, donó 10 mil paquetes al municipio de Soledad.
De mantenerse la línea de diseño que se ha conservado, la mochila tendría que ser verde y con la figura de un pollo.
De ser así, podría convertirse en producto de propaganda personalizada, lo cual está prohibido en la Constitución pues se trata de actos de apoyo con recursos públicos.
Las mochilas de los pollitos a la escuela, se han convertido en una marca de La Gallardía.
Es uno más del cúmulo de apoyos sociales que Gobierno del Estado ha venido generando en apoyo a la población vulnerable.
En una entidad como San Luis Potosí con tanta desigualdad social, esas ayudas parecen obligadas en el sentido de dar algo a quienes tienen muy poco o nada.
Lo que es rebatible, es que sean utilizadas como anzuelo para atrapar simpatizantes de una causa político partidista.
Es evidente que, a La Gallardía, los programas sociales implementados, primero en Soledad, luego en municipios aliados y en la capital durante tres años, les acarrearon beneficios electorales pues son decenas de miles las y los beneficiados con toda suerte de apoyos.
Eso se potenciará al máximo en los 58 municipios porque será ahora un programa estatal, lo que redundará en un bono político electoral invaluable.
El problema no es asistir a los más pobres, sino la intención que mueve a ello.
La gente busca los apoyos porque bien que les hace falta, no se olvide que casi la mitad de la población vive en condiciones de pobreza y de ellos, unos 300 mil en extrema pobreza.
Sería deleznable que se les vea como potenciales electores, fieles seguidores de una causa o bien, que en determinado momento se sientan obligados a recompensar a quien les tendió la mano.
Lo prudente, desde la perspectiva institucional y por respeto a la ley, es que las mochilas no lleven la marca del pollo ni tampoco la frase de pollitos a la escuela; que no sean verdes, sino que tengan diversos colores y diseños creativos que no contengan ningún mensaje político.
Sería reprobable seguir calificando a las y los niños de “pollitos”, pero más reprochable sembrar la idea de que van a la escuela gracias al apoyo del gobernador.
Niñas y niños tienen nombre y forman parte de una familia, no merecen ser objeto de una estrategia de propaganda personalizada con el mote del pollo.
Es Licenciado en Ciencias de la Comunicación por la Universidad Autónoma de San Luis Potosí. Ha sido docente de la Facultad de Ciencias de la Comunicación durante 25 años. Además, durante 30 años se ha desempeñado como periodista en medios como El Heraldo, El Mañana de Ciudad Valles, Pulso, Milenio San Luis, Diario Digital San Luis, Librevía, La Jornada, Global Media y actualmente en Astrolabio Diario Digital y Periodismo Político.com. También ha sido corresponsal de medios nacionales como Agencia de noticias NOTIMEX, La Jornada y Milenio.