Antonio González Vázquez
Aunque no signifique gran cosa, la secretaria de Salud, Mónica Liliana Rangel Martínez, es, con mucho, la más conocida de entre las y los integrantes del gabinete del gobernador Juan Manuel Carreras López.
Su exposición diaria en medios de comunicación en el contexto de la pandemia, la tiene posicionada ante la opinión pública. Desde hace ocho meses, la doctora es la funcionaria más visible; es la voz y el rostro de un gobierno cuyo perfil de regular a malo se ha consolidado a un año de su conclusión.
Así como el Subsecretario de Prevención y Promoción de la Salud, Hugo López-Gatell es el más popular de los funcionarios del presidente Andrés Manuel López Obrador, la doctora lo es del gobernador Carreras.
Con independencia de la eficacia en su desempeño, lo cierto es que mantienen una posición envidiable porque están en la línea principal de la emergencia sanitaria; se habla de ellos, para bien o para mal, pero se habla y mucho.
Uno de los requisitos para construir una candidatura a cualquier cargo de elección popular es que tan conocido se es, si la población identifica el nombre, el cargo, la trayectoria del aspirante. Las encuestas sobre escenarios electorales incluyen en primer lugar de su muestra una pregunta relacionada con el nivel de conocimiento de tales o cuales prospectos.
La doctora Rangel aprovechó su comparecencia ante los diputados. A pregunta de los reporteros, dijo que sí le gustaría ser candidata al gobierno del estado; sus aspiraciones, por supuesto, están en manos del gobernador.
Ella misma lo dijo: de llegar el momento, lo acordaría con el mandatario.
El día 31 de octubre es la fecha límite para que los servidores públicos con aspiraciones a un cargo de elección se separen de su puesto, de modo que si las aspiraciones de la doctora Rangel son firmes, tiene solo unos días para renunciar a la Secretaría de Salud.
Más allá de la narrativa feminista, que ofreció la doctora para decir que tiene “faldas” suficientes para ser candidata y luego para ser gobernadora puesto que para ello se ha preparado durante su vida, Rangel Martínez parece ser la única opción viable para el gobernador y el Partido Revolucionario Institucional.
Nadie puede decir que en el PRI se tenga un puñado de opciones para la candidatura a la gubernatura. Echar un vistazo a la carta priísta rumbo a los comicios del 2021 es como ejercitar un pesimismo bien documentado.
Joel Ramírez Díaz, Gustavo Puente Orozco, Sara Rocha, Enrique Galindo Ceballos, Juan Carlos Machinena Morales y Luis Antonio Mahbub, completan una lista de perfiles penosos que solo convocarían aires de derrota.
La incorporación de la doctora Rangel a ese grupo de aspirantes muestra que el gobernador Carreras está dando visos de vida política. El proyecto no resulta descabellado a partir del hecho de que el PRI es apenas la tercera fuerza electoral en el estado y por tanto, requieren de un candidato o candidata que valga un poco más que cualquier cartucho quemado.
Las elecciones de 2018 llevaron al PRI a una derrota histórica en el plano federal y estatal, pero no se le puede dar por muerto de manera anticipada; su principal arma en San Luis Potosí es el poder público estatal y éste será utilizado con fines electorales, pero para alcanzar cierto éxito, hace falta una candidatura atractiva.
Fernando Toranzo Fernández era Secretario de Salud en la administración de Marcelo de los Santos y de ahí saltó a la candidatura por el PRI y luego ganó las elecciones, aunque nadie daba un cacahuate por él.
Era el candidato del poder público, es decir, del entonces gobernador.
No hay razón para pensar que se repita la historia y que de la Secretaría de Salud surja el nuevo gobernador; en este caso, sería la primera mujer en convertirse en gobernadora de San Luis Potosí.
En el PRI no todos están de acuerdo, sus menguados grupos impulsan sus propias opciones. Especialmente la franja político empresarial tiene al secretario de Desarrollo Económico, Gustavo Puente y a Luis Antonio Mahbub, aunque tampoco ven mal a Enrique Galindo.
Son los prospectos del aun influyente grupo del ex gobernador Teófilo Torres Corzo, que concentra un respaldo importante de la clase empresarial que se ha enriquecido en los gobiernos priístas. En apoyo a esos perfiles se suma la familia Valladares, que no está dispuesta a permitir que el gobernador saliente designe al candidato o candidata del PRI.
El gobernador Carreras podría dar la sorpresa si se anima a tomar formalmente la designación de su va a sucederlo en el cargo. Es una aventura de alto riesgo, pero la verdad es que ya poco tiene que perder; la percepción de que entregará el gobierno a la oposición es sólida y creciente.
Quizá sea el perfil de una candidata como la doctora Rangel, lo que le dotaría al PRI de cierta esperanza para remontar un presente de pesimismo. Ser un partido que al menos resulte competitivo, es por ahora la única aspiración.
El escenario no sería nada sencillo, pero las cosas pueden cambiar y mucho: en el Partido Acción Nacional rompieron un acuerdo para reducir la lista de siete a tres aspirantes, para ir a la consulta para elegir al candidato. Cada vez están más cerca de la división interna.
En Morena, no lucen mejor las cosas, sus liderazgos no dejan el conflicto y el enfrentamiento es constante y sus perfiles no parecen despertar mucho entusiasmo, mientras que el gallardismo apoderado del Partido Verde tiene mucho de que preocuparse de una eventual inhabilitación de Ricardo Gallardo Cardona para participar en la contienda.
El panorama para el PRI no es el mejor aunque tampoco están al borde del abismo. Con una candidatura atractiva hasta pueden dar la sorpresa y tal vez el gobernador Carreras ya lo está pensando muy bien.
Habrá que esperar, pues no se olvide que el presidente del Comité Ejecutivo Nacional, Alejandro Moreno será quien tenga también mano en la designación de la candidatura.
Por lo pronto, la doctora Rangel ya dijo que sí.
Hagamos memoria: cuando Fernando Toranzo era candidato a gobernador, también salía de encabezar una coyuntura de crisis sanitaria con la influenza H1N1, lo que le permitió hacer campaña dando consultas a la población y entregando cubre bocas.
Era un funcionario gris y solo hacía falta crearle una imagen, así que se recurrió a la exitosa fórmula publicitaria de darle forma de semejanza con el personaje de Flanders de la serie Los Simpson’s.
Y ganó las elecciones.
Sonia Mendoza Díaz fue candidata en el 2015 y podría repetir por el PAN.
¿Tendremos a dos mujeres candidatas a gobernar la entidad?
Es posible. Lo dijo Rangel Martínez: “debemos estar preparadas para ocupar esos lugares”.