Antonio González Vázquez
El ex presidente Felipe Calderón Hinojosa es uno de los políticos más desprestigiados de México, pero para César Octavio Pedroza Gaitán, es un modelo aspiracional.
En la memoria colectiva, hay de sobra imágenes negativas acerca de su personalidad.
El iniciador de la llamada guerra contra el narcotráfico, que fue punto de partida a una etapa de muerte y violencia que aún no encuentra fin, se presentó en un acto de proselitismo en la capital potosina y le levantó la mano al candidato a la gubernatura de la coalición Sí por San Luis.
En su sexenio, Calderón se apoderó del control absoluto del Partido Acción Nacional, perdió la presidencia de la república, enseguida alentó la división interna y al final, logró fracturarlo de manera tal que abandonó al partido al que destrozó con una diatriba insultante.
Con su esposa, Margarita Zavala Gómez del Campo, creó el partido México Libre, como una opción política a la que se sumaron miles de ex panistas que junto con él, desertaron del blanquiazul porque afirmaron que Acción Nacional es un partido que ya no le sirve a la sociedad.
La ambición sin medida que le mueve, sin embargo, recibió un revés histórico cuando el Instituto Nacional Electoral le negó el registro, determinación confirmada después por la Sala Superior del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación.
El objetivo era presentar candidatos en los comicios locales y federales del 2021, pero al no obtener el registro, Calderón se debió tragar todas sus palabras en contra del PAN y se escabulló en el proyecto nacional de Sí por México, impulsado por empresarios e intelectuales que buscan detener la cuarta transformación.
Calderón es un personaje importante en la derecha y el conservadurismo, aunque dista mucho de ser un ex presidente respetado entre los ciudadanos que acudirán a las urnas el 6 de junio.
La corrupción y la violencia son un legado de su sexenio y eso lo sigue cargando el PAN como un fardo insoportable.
En el equipo de Pedroza Gaitán, alguien debió pensar que al candidato a la gubernatura le vendría muy bien recibir muestras de apoyo de un político tan desacreditado como Calderón, así que lo trajeron a la campaña.
El pasado miércoles 7 de abril, en el andador central del parque de Morales, el ex presidente llamó a votar por Octavio Pedroza; lo hizo, desde la altura moral del caso de la Estafa Maestra que refiere el desvío de más de 30 mil millones de pesos y cuyo esquema de subcontratación ilegal inició en el gobierno de Calderón en 2010.
Hay casos emblemáticos del nivel de corrupción en el gobierno calderonista, por ejemplo, la Estela de Luz, monumento conmemorativo del Bicentenario de la Independencia y del Centenario de la Revolución Mexicana, cuyo costo inicial previsto era de 393 millones de pesos y terminó en mil 146 millones de pesos.
La lista es muy extensa y oprobiosa.
Poner a Calderón junto a Pedroza Gaitán en ese evento de proselitismo, refleja que la candidatura del panista no avanza y que para levantarla, bien se podía correr el riesgo de recurrir a un perfil auténticamente impresentable.
No se alcanza a ver la utilidad electoral que trajo consigo Calderón para Pedroza; incluso el golpe mediático fue muy pobre y se percibe que se trató de una muy mala ocurrencia por la repulsa social que carga el ex presidente.
El funesto caso de Odebrecht también empezó a fincarse en el gobierno de Calderón en 2012. Este escándalo de corrupción que se robusteció en el mandato de Enrique Peña Nieto, tiene en la mira de la justicia a ex colaboradores de Peña y Calderón, pero pese a eso, el michoacano vino a decirle a los potosinos que la esperanza está en Octavio Pedroza y Sí por San Luis.
Qué cara dura la de Calderón, cuánto cinismo; igual, cuanta desmemoria de los cientos de panistas, priístas y perredistas que le aplaudieron el pasado miércoles como si se tratase de un estadista ejemplar.
La presencia de Calderón, en peregrina tesis, de que es algo que abona a la campaña de Pedroza, debió abrir entonces la puerta a otras figuras del espectro conservador para que vengan a acompañar al candidato.
De ser así, pronto podrían apelar a Margarita Zavala, Ricardo Anaya, Vicente Fox, Carlos Salinas, Ernesto Zedillo, Diego Fernández de Cevallos, Claudio X. González, Jorge G. Castañeda, Ernesto Cordero, Roberto Madrazo, Enrique Krauze, Roger Bartra y Héctor Aguilar Camín.
Y porqué no: mover el lodazal, escarbar en él para encontrar a Enrique Peña Nieto y traerlo para consolidar uno de los logros de su gobierno: el PRIANRD. Quién mejor que Peña para promocionar las candidaturas de esa alianza.
Debe ser lamentable para el equipo de campaña de Sí por San Luis que Genaro García Luna, Emilio Lozoya y Rosario Robles estén privados de su libertad, de lo contrario su presencia sería invaluable para apoyar a Pedroza.
Mínimo, pueden traer al gobernador de Tamaulipas, Francisco Xavier García Cabeza de Vaca, quien puede dar luz a Pedroza en temas tan sensibles como la corrupción y la inseguridad pública. De paso, le podría contar a los potosinos cómo le ha hecho para amasar una fortuna de 951 millones de pesos durante lo que va su sexenio.
La campaña bien podría nutrirse de tan ilustres figuras para consolidar el llamado de Felipe Calderón a favor de Octavio y de la esperanza que éste significa para San Luis Potosí.
Deben estar muy desesperados, de eso no hay duda.
Tras el acto de proselitismo, no habría faltado quien concluyera que traer al ex mandatario: fue como el papá que trata de convencer a sus hijos de que es su padre.