Cerro de San Pedro, Sierra de San Miguelito y Sierra de Álvarez, fundamentales para el abastecimiento del acuífero

Estela Ambriz Delgado

Aunque aparenten ser territorios dispersos, Cerro de San Pedro, la Sierra de San Miguelito y la Sierra de Álvarez, convergen dentro del ciclo hidrológico por sus flujos de agua subterráneos y de esta forma abastecen el acuífero, lo que resulta de suma relevancia dado que la ciudad de San Luis Potosí el 80 por ciento del agua se extrae del subsuelo a través de pozos, de acuerdo con investigador Edgar Hilario Piña Hernández.

En su conferencia “Territorio y gestión hídrica sostenible en San Luis Potosí”, el doctor en Arquitectura Sustentable explicó que los territorios, además de que conforman parte de la identidad de los potosinos y de la defensa del patrimonio histórico y medio ambiental, son los que abastecen el acuífero y por tanto a la ciudad.

“Estos territorios que parecen como tan dispersos (…) desde el punto de vista como ecosistemas y desde el punto de vista del ciclo hidrológico, forman parte de un todo. No son territorios tan separados, en realidad hay flujos, sobre todo subterráneos, de agua donde convergen y son los que permiten que tengamos el agua para poder abastecernos en lo cotidiano”.

Piña Hernández señaló que en San Luis Potosí el 80 por ciento del agua se obtiene del subsuelo, por lo que estos territorios también permiten que pueda existir la ciudad como tal, porque son los que a final de cuentas dotan del agua.

En este sentido, consideró que las luchas sociales por la defensa del patrimonio histórico y cultural de Cerro de San Pedro, así como del acuífero y por la Sierra de San Miguelito, son muy importantes, pues se trata de una lucha por la sustentabilidad y la existencia misma de la ciudad, sobre todo ante las crisis hídricas que se suscitan.

Agregó que la Sierra de San Miguelito y la Sierra de Álvarez son áreas de regulación ambiental que también forman parte del ciclo hidrológico local, además de ser santuarios de biodiversidad y hogar de una gran cantidad de comunidades, así como patrimonio paisajístico y recreativo.

“Las sierras que tenemos alrededor retienen el agua de la lluvia, funcionan como si fueran unas esponjas gigantes que luego infiltran esa agua lentamente al acuífero local, que es de donde nos abastecemos para consumir agua”, indicó.

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