Cierre de números

Óscar G. Chávez

Si la comunicación entre el gobernador y sus principales colaboradores no es inexistente, al menos parece que los canales para optimizarla se encuentran descompuestos. Esto no es necesario que se haga público gracias a algún guacamayazo, se percibe a simple vista.

De otra forma no se puede explicar cómo es que el secretario general de gobierno se pasa la mayor parte del tiempo tratando de justificar mediante todo tipo de dislates, otros de mayores proporciones formulados por el gobernador.

El asunto de los recursos utilizados para las obras del parque Tangamanga es sólo un ejemplo entre muchos y como adolescente nervioso en alguna clase de epistemología acaba diciendo lo primero que se le ocurre. En esta ocasión fue el “cierre de números” mediante el cual pretendió explicar cómo fue que de 150 millones se pasó a 336.

Más que cierre, creo que quiso decir ajuste, que dentro de la lógica, el sentido común y aún la administración, se podría entender la forma en que 128 acaba convertido en 130. Los números definitivamente no son lo de él, como tampoco las justificaciones ni la esgrima verbal, la argumentación veraz simplemente no se le da. El único cierre que debería poner en práctica es el de boca.              

A mayor abundancia mayor confusión; la actual retórica gubernamental pondría en aprietos al propio Cantinflas. Su discurso transita entre lo metafísico y el surrealismo absoluto: “todo está ahí, en el informe, si hubiera algo que ocultar, bueno pues no lo haríamos, el informe es el ejercicio de gobierno más transparente que existe en rendición de cuentas y ahí está”. La cosa es que allí no hay nada, todo se oculta, y tanto transparencia como rendición de cuentas son inexistentes, en el informe y en la realidad.

Nada se dice tampoco de los 364 millones de la Feria gallardista potosina, y las únicas cifras que se mencionan son aquellas en las que puede haber un lucimiento a partir de la mentira, la exageración o el maquillaje.    

Como ejemplo dos cifras, en las que en algún momento habrá que profundizar, tomadas de manera aleatoria: en el rubro de Salud se menciona un ejercicio de $5,500 millones de pesos, sin embargo el presupuesto de egresos para este año establecía $4,827,392 millones de pesos, a los que habría que restarle un 65% que se destina a pago de salarios y gasto corriente, además del déficit presupuestal acumulado de 115.4 millones de pesos por pasivos no reportados. En Seguridad Pública se asignaron $2,545,185 millones de pesos, de los cuales $ 1,781,629 millones de pesos, es decir el 70% se utiliza para cubrir nómina y gasto corriente.      

Conociendo las asignaciones reales habría que preguntar ¿cómo se obtuvieron los $5,500 millones y los $3,500 millones que “en el ejercicio de gobierno más transparente” se dicen fueron ejercidos en Salud y Seguridad Pública respectivamente? Cierre de números, diría Guadalupe Torres.

Con todo y que se mencionen como gastados 336 millones en las remodelaciones del Tangamanga y 364 millones en la Fegapo, sería conveniente analizar cuánto en realidad se destinó a las obras y cuánto a otros menesteres de operación, la realidad es que Sandra Sánchez ya quedó muy en el pasado y se refinan las formas para embolsarse todo cuanto sea posible.

Enrique Galindo feliz porque el gobernador mucho lo apoya; inocente, seguro no pensó todo lo que hubiera escurrido y salpicado de la demolición y reconstrucción del mercado República. Boquetes a la bolsa estatal mientras que gracias al cierre de números otras se hubieran remendado y llenado.  

Las opiniones aquí expresadas son responsabilidad del autor y no necesariamente representan la postura de Astrolabio.

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