Óscar G. Chávez
Resulta ilógico, por dónde se quiera ver, que el candidato de Ricardo Gallardo para la presidencia de la República pueda ser la actual jefe de gobierno de la Ciudad de México, Claudia Sheinbaum Pardo. En los últimos días, sin embargo, en distintos puntos de la capital y principalmente en el municipio de Soledad de Graciano Sánchez aparecen pintas en los muros con las leyendas “En la encuesta, es Claudia la respuesta” y “Es Claudia, es verde”. Absurdo.
No me refiero a que sea absurdo que una o incluso dos mujeres pudieran contender para la elección por la presidencia y que incluso cualquiera resultara triunfadora, aunque también esto no sería muy del agrado del clan Gallardo cuyas antipatías hacia el feminismo son muy evidentes. Es claro que sus formas se adecuan más a las de un personaje como el actual secretario de Gobernación, quien es más que obvio que, aunque se presente como una más de las llamadas “corcholatas”, nunca llegará a candidato sino más bien será el peso del estado que inclinará la balanza hacia quien tenga que ser.
Dos serán los contendientes por la candidatura de Morena a la presidencia de la República; ambos ya, por cierto, andan haciendo sus luchitas; ambos, en teoría tienen el mismo porcentaje de posibilidades por alcanzar tan honrosa representación, siempre y cuando no participe en este proceso el gran elector, en cuyo supuesto acabaría inclinando la balanza a donde él decidiera o, mejor aún, en el más puro estilo del dedazo, designaría a quien se le venga en gana. El añejo ritual priísta que se niega a desparecer de la liturgia política mexicana.
En los últimos meses y concretamente en los últimos días, diversas facciones de los partidos que encarnan al oficialismo y sus aliados, se han cargado de lleno y sin ningún disimulo hacia Sheinbaum, va entre éstos el partido Verde, cuyos abyectos militantes ya la han nominado como la primera presidente ambientalista. Seguro ignoran o ni se enteraron del criminal ecocidio en el humedal de Xochimilco.
La línea, desde luego, la señaló Manuel Velasco, líder de facto del Verde quien algo gordo habrá negociado o que estará por negociar; Gallardo, fiel a las cláusulas del alquiler de la franquicia, con todo y que no sea de su agrado, no tuvo más remedio que obedecer y afirmar que en San Luis se apoya a Claudia, quien tampoco tiene ningún tapujo en aceptar el apoyo de los verdes. Mientras no le pase como un candidato que se declaró antorchista y después como alcalde ya no supo qué hacer con ellos.
Pero, anticipándonos a los hechos y suponiendo que en efecto fuera ella la candidata y, dada la anémica caballada de la oposición, también la eventual presidente de la República, habría que preguntarnos si esto beneficia a Ricardo Gallardo. La respuesta es no.
De entrada, recordemos que la línea ortodoxa morenista, entre cuyos militantes se encuentra Sheinbaum nunca vio con buenos ojos el apoyo de Mario Delgado a Gallardo, y de no haber sido porque se atravesaron algunos de sus correligionarios éste hubiera sido el candidato de Morena a la gubernatura.
Más, todavía, tampoco es gratuito que se encuentre en San Luis Potosí, presidiendo el comité ejecutivo estatal de Morena, Rita Ozalia Rodríguez Velázquez, quien garantizaba que los Gallardo no se apoderaran o al menos corrompieran ese partido. Y aunque pudiera parecer ocioso, no está por demás recordar, que su hermana Rosa Icela (secretaria de Seguridad federal) tampoco quiere nadita a Gallardo.
Antes bien, y en el mismo supuesto, el único beneficio que le representa a Claudia es el electoral, fuera de los centavitos que pueda aportar a la campaña (ya comienzan a tener explicación los desfalcos en las arcas públicas) y de los votos que pueda garantizarle, no hay más. Ya en la presidencia representaría un peligro para el gobernador potosino, mientras que éste lo sería para Manuel Velasco, así que habría qué neutralizarlo.
De allí, que en un panorama más promisorio para Gallardo, su candidato idóneo sería Marcelo Ebrard, el problema es que ahora no tiene mucha cara para plantársele y ponerse a sus órdenes cuando ya es sabido que apoya a Claudia. Como sea, tampoco debemos pasar por alto que Gallardo es un político muy hábil y si fuera necesario sabrá usar la carta que más le ayude: los centavitos. Finalmente San Luis Potosí es una caja recaudadora y repartidora muy grande.
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