Colsan investiga fraude en El Realito y consecuencias de los trasvases

Estela Ambriz Delgado

El Colegio de San Luis (Colsan) en colaboración con diversos institutos educativos realiza una investigación cuyo objetivo es la producción de conocimientos científicos sobre los daños socio ambientales provocados por obras fraudulentas como la presa El Realito, así como identificar los posibles responsables y las medidas de prevención, control y restauración que deben ejecutarse en beneficio de las poblaciones afectadas.

Este amplio proyecto de investigación llamado “Los trasvases como dispositivos de desigualdad e inseguridad hídrica, prácticas colectivas para la justicia hídrica”, se realiza en conjunto con el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt), el Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social (CIESAS), y seis universidades públicas más.

El estudio busca fortalecer a quienes defienden sus territorios de los trasvases, que son obras hidráulicas para la extracción y traslado de grandes cantidades de agua de un lugar, recopilando los conocimientos locales para la defensa del recurso hídrico ante este tipo de proyectos.

Al respecto, el doctor en Ciencias Sociales, Francisco Peña de Paz, quien desde hace 24 años forma parte del Programa Agua y Sociedad del Colegio de San Luis, así como de este proyecto nacional estratégico, explicó que los trasvases son un negocio financiero, consistente en realizar cambios radicales del flujo de agua, con graves consecuencias ambientales, económicas, y sociales, aparejadas de una distribución injusta este recurso.

“Mover las aguas de un río y llevarlas a otro lado es una intervención con grandes consecuencias ambientales, económicas, sociales y culturales, caracterizadas por relaciones de injusticia hídrica, en donde se acapara la mejor agua en pocas manos y se acumulan las aguas tóxicas o contaminadas en territorios subordinados”.

Asimismo, indicó que en San Luis Potosí se estudiará el caso del acueducto El Realito, que trae el agua desde Guanajuato, y el proyecto Monterrey VI que pretendía llevarse agua del municipio de Tamuín.

Explicó que el proyecto no consiste sólo en estudiar una obra, sino el patrón de comportamiento que se da en torno a ese tipo de obras, en el que hay varias partes, ya que dentro de esta forma de operar se ha encontrado que a los sitios a donde se va a llevar agua, previamente de manera intencionada secan o contaminan los ríos y las afluentes que haya con el fin de imposibilitar su uso, y por otro lado se da un proceso de monopolización del agua dentro del área metropolitana.

“En el Valle de San Luis hay un proceso de monopolización con mecanismos ilegales algunos, otros por componendas de corrupción, que es apoderarse de las concesiones de agua, sobre todo agua subterránea y dejar las aguas superficiales muy contaminadas, y posteriormente se argumenta que falta agua y que hay que traerla de donde sea y es como entran los trasvases”.

Es importante destacar que esta amplia investigación analiza cinco casos en México que son parte de un “cinturón extractivo” por trasvases, que hace que aguas que deberían desembocar sobre la cuenca del Pacífico terminen desbordándose hacia el Golfo de México.

“El caso del Lerma-Cutzamala que abastece de agua a la Ciudad de México y al Valle de México; el Valle de México que también desaloja aguas sobre lo que conocemos como el Valle del Mezquital en Hidalgo; y en un afluente del Pánuco que es el Río Moctezuma se toma agua para la ciudad de Querétaro a través del acueducto II; de la cuenca del Río Santa María, también afluente del Río Pánuco, se lleva agua mediante el acueducto El Realito para la ciudad de San Luis Potosí, y el proyecto del Monterrey VI para llevar agua de la Huasteca norte potosina a Monterrey”.

La amplitud de los casos que se analizan hace necesaria a una colaboración entre hidrólogos, ingenieros, ecólogos, en general especialistas en ciencias ambientales y ciencias sociales, politólogos, economistas, e historiadores incluso, puestoque de esos trasvases, el desalojo permanente de aguas del Valle de México hacia el Valle del Mezquital es el más antiguo, con más de siglo y medio de existencia.

Dicha colaboración integra también una parte fundamental: los conocimientos locales a través de organizaciones de base comunitaria, donde los pobladores colaboran para realizar los peritajes comunitarios correspondientes a cada caso piloto, lo que se ha concretado en talleres de formación de investigadores comunitarios.

Por su parte, la maestra en Ciencias Ambientales, Ana Karen Delgadillo Bermúdez, trabaja sobre la experiencia de una de las tantas zonas de extracción que existe a raíz de la implementación del sistema Lerma, ubicado en el Estado de México y que se caracteriza por se una obra hidráulica edificada en la década de los 40 del siglo XX, cuyo propósito fue trasvasar las aguas de los manantiales que daban origen al río Lerma hacia la Ciudad de México.

De igual forma, el doctor en Economía, José Manuel Ortega Herrera, desarrolla una perspectiva de los trasvases no como una obra hidráulica, sino sobre todo como un negocio financiero que da rentabilidad al capital en este momento, con la investigación “Los trasvases como forma de acumulación de Capital: Análisis Financiero-Político”.

Asimismo, la doctora en Ciencias Ambientales, Mónica Riveiro Palacios, investiga el caso del trasvase Acueducto II de Querétaro, construido entre 2007 y 2011 para mover 50 millones de metros cúbicos anuales desde la cuenca del Río Moctezuma, en particular de el Cañón del Infiernillo en Zimapán Hidalgo hacia la ciudad de Querétaro.

Entre sus hallazgos preliminares, resultado de peritajes comunitarios a partir de un seminario de investigadores locales, y organizaciones de base comunitaria en Zimapán y Maconí, así como organizaciones de vecinos de Querétaro, encuentra  que mover agua por medio de trasvases no resuelve los problemas de abasto hídrico en las ciudades que supuestamente abastecerá y más bien aumenta la desigualdad en el acceso al agua y mantiene vigente la necesidad de aumentar permanentemente el abasto de agua.

El fraude de El Realito y la amenaza de Monterrey VI

En lo que corresponde a San Luis Potosí, se analizarán los casos del acueducto El Realito, y el proyecto Monterrey VI que al momento se encuentra frenado por orden del presidente de la República Andrés Manuel López Obrador.

El objetivo de dicho análisis es la producción de conocimientos científicos sobre los daños socio ambientales provocados por estas obras e identificar los posibles responsables y las medidas de prevención, control y restauración que deben ejecutarse en beneficio de las poblaciones afectadas.

De los trasvases que son objeto de estudio, Francisco Peña destacó uno que “ha resultado un verdadero fraude para la sociedad”, El Realito, una obra más financiera que hidráulica, siendo que benefició a los gobiernos de Vicente Fox, Marcelo de los Santos Fraga, y Fernando Toranzo Fernández, así como a las empresas involucradas que siguen recibiendo cantidades multimillonarias de dinero público.

Esta obra fue construida para resolver el problema de abastecimiento de agua por un periodo de 30 a 40 años, cuando en realidad no aguantó ni seis meses y desde el 9 de octubre de 2012 han registrado 56 fallas, que solamente han dado cuenta de la ineficacia de su diseño, la precariedad de sus materiales y lo obsoleto de su tecnología.

El 24 de marzo del presente año, investigadores que forman parte de este proyecto nacional estratégico, así como integrantes del Observatorio Socioambiental y el Laboratorio de Análisis Cartográfico y Socioambiental, todos de El Colsan, se pronunciaron para solicitar una investigación amplia, profunda y veraz que aclare, con respecto a la obra hidráulica de trasvase El Realito y el abasto de agua a la ciudad.

Los investigadores expresaron que se debe proceder contra la empresa operadora Aquos, perteneciente a ICA (Ingenieros Civiles y Asociados), de esta red acuífera y a los funcionarios de la Comisión Estatal del Agua (CEA) de las administraciones de Carreras, Toranzo y De los Santos que en su momento permitieron y autorizaron su operación.

Asimismo, consideran se deben proteger las áreas de recarga del acuífero, llevar justicia hídrica a colonias históricamente sin servicio, es decir, que la distribución del recurso llegue en primera instancia al consumo doméstico de las colonias más desfavorecidas y no al sector industrial, así como evitar perforar más pozos en una misma zona.

Por otra parte, el doctor Peña de Paz indicó que es fundamental evitar que se repita un esquema de corrupción como el de El Realito, y ahí es donde entra a estudio el caso de un proyecto que se pretendía imponer desde el 2015: Monterrey VI, que quedó sólo en una licitación y aunque durante la crisis hídrica de Nuevo León en 2022 se intentó retomar, se frenó por orden presidencial ante las protestas ciudadanas.

Indicó que dicha obra pretendía llevar agua de un sitio en el municipio de Tamuín donde unen el Río Tampaón con el Río Moctezuma, y que propiamente se empieza a llamar Río Pánuco, a través de casi 400 km de tubos hasta la zona metropolitana de Monterrey.

“No se ejecutó porque hubo una gran protesta en la población tanto de la Huasteca como también de Monterrey al descubrir que era algo injusto, pero además que se hacía con mucha corrupción, y el presidente respondió de manera firme que eso no es viable y había que buscar otra solución”.

Sobre el tema indicó que por ahora la solución planteada para Monterrey fue la construcción de otro acueducto para llevar agua de la presa El Cuchillo, de la cual ya se abastece, pero se había frenado por incumplir el acuerdo de intercambio por aguas residuales tratadas para los campesinos de Tamaulipas. Sin embargo, en una última versión de un plan hídrico para Nuevo León el gobernador Samuel García dijo que no descarta totalmente llevar agua de la Huasteca potosina, pero que no era algo a corto plazo, pues no lo veía fácil.

El doctor en Ciencias Sociales concluyó que construir obras de gran calado para trasvasar agua entre una cuenca y otra no es buena idea, pues esta acción genera inestabilidad eco hidrológica y una deuda financiera insostenible, además que implica profundas transformaciones territoriales y amenaza la vida en todo sentido.

El agua no puede ser vista solamente como un servicio público, su traslado, movilización, impulsión o reubicación tiene serias consecuencias ambientales. Una de las medidas más importantes a largo plazo deberá ser la conservación de la Sierra de San Miguelito, decretada recientemente como Área de Protección de Flora y Fauna, ya que gracias a ella se logra captar el agua de manera natural.

En este sentido Peña de Paz señaló la importancia de integrar la perspectiva de los saberes locales, por lo que es fundamental documentar la manera en que múltiples comunidades campesinas trabajan en bien de la sociedad, conservando las aguas que hay en sus territorios, como es el caso de Ejidos como el Mezquital en Villa de Arriaga y Suspiro Picacho en Mexquitic de Carmona.

La Lagunita del ejido El Mezquital, Villa de Arriaga 

Los ejidatarios de El Mezquital tienen una amplia experiencia en la conservación de cuerpos de agua, por los escurrimientos del Cerro de Silva, que es parte de el Área Natural Protegida Sierra de San Miguelito, que son llevadas por mecanismos que han sido cuidados y conservados, construidos en la época de las haciendas.

Además de que cuentan con una represa que ellos llaman La Lagunita, con una importante cantidad de agua que ellos han buscado conservar, pues que la usan principalmente para la actividad ganadera, porque son un ejido que se sostiene de una importante producción de ganado.

El señor Efraín Luna, habitante de El Mezquital, quien se siente muy orgulloso de su lugar de origen y del ecosistema que ahí perdura, calcula que la Lagunita mide aproximadamente siete hectáreas, y recuerda que fue hecha cuando el lugar era la Hacienda de Puerto Espino.

“Fue hecha desde la hacienda, en esa época era un pequeño charquito que lo hicieron abrevadero los hacendados, en aquel tiempo los abrevaderos los hacían a puro pico y pala y con colotes hacían aquellos bordos de captación de agua, pero era pequeño entonces y luego cuando se fundó el ejido se le siguió dando uso para abrevadero del ganado, después de que la hacienda desapareció”.

Asimismo, el señor Efraín compartió la historia que escuchó de sus padres, que en un principio se trataba de un charco muy chico que ampliaron en 1962 tras observar que el agua que ahí se captaba duraba una buena parte del año, con el fin de aprovechar pidieron ayuda al gobierno y les mandaron las máquinas para crecer la laguna a como está actualmente, pues es muy difícil encontrar un lugar donde se capte el agua y dure.

“Todos los abrevaderos de los ranchos de los alrededores en estos tiempos de sequía la mayoría se secan, y esta no solamente una vez se secó hace tiempo, es muy útil porque siempre tiene agua para el ganado”.

El sitio se mantiene en buenas condiciones porque no hay mucha presencia de gente, además de los pobladores, quienes cuidan el lugar. Asimismo, como parte del trabajo de conservación que les corresponde al formar parte de el Área de Protección de Flora y Fauna Sierra de San Miguelito, tienen un proyecto de recolección de residuos en un pequeño arroyo del ejido, que aunque actualmente está seco se pretende dejarlo en buenas condiciones para recibir las lluvias, así como otro de monitoreo de la flora y fauna endémicas.

Suspiro Picacho y sus ojos de agua

Suspiro Picacho es una comunidad del municipio de Mexquitic de Carmona que cuenta con ojos de agua, conocidos también como manaderos o pocitos, que son las aguas que van escurriendo del Cerro Grande un poco debajo de la superficie del suelo y que posteriormente terminan aflorando y se convierten en pequeños arroyos que confluyen en el Río Paisanos, el cual sigue su cauce al norte de la ciudad.

Hasta antes del año 2010 cuando tuvieron acceso a agua potable, estos ojos de agua y el río eran la única fuente de abastecimiento del vital líquido para esta comunidad, por lo que siempre se ha cuidado de estos cuerpos de agua y se les ha mantenido limpios, de acuerdo al testimonio de Ana Claudia Arévalo Aguilar, habitante de Suspiro Picacho y estudiante de Agroecología, quien también forma parte del proyecto de investigación.

Explica que estos pocitos se encuentran en la comunidad desde tiempos ancestrales, y al observar que se forman con los escurrimientos de agua y humedad del cerro, los habitantes saben que es agua limpia y así se conserva, pues inclusive se acostumbraba abastecerse de ahí para el consumo humano.

Actualmente hay unas pocas personas que llevan ganado, que pastorean, aunque se han perdido en gran parte las actividades ganaderas y pecuarias, por lo que estos pocitos todavía son bebederos de animales, y por lo mismo se procura tenerlos limpios.

Por otra parte, Arévalo Aguilar indicó que a pesar de la llegada del agua potable, los habitantes de Suspiro Picacho conservan sus cuerpos de agua porque saben de la importancia de cuidar el vital líquido, pues se sabe que el agua viene de un pozo profundo que abastece a tres comunidades: Paso Blanco, Cruces y Carmona, y Suspiro Picacho, y con el crecimiento poblacional ha disminuido la cantidad de agua que llega.

“Por la alta demanda últimamente hemos tenido problemas de abastecimiento porque la comunidad no cuenta con un pozo propio, lo que es preocupante, como cada vez las comunidades crecen más, el mismo recurso se reparte a todos por igual, pero llega menos agua”.

Es por ello que también Suspiro Picacho ha contribuido a la conservación del Río Paisanos, que históricamente ha sido su fuente de abastecimiento, pues es ahí donde se da el nacimiento del mismo y posteriormente confluyen diferentes corrientes en la comunidad de Paisanos, lo que le da origen a su nombre.

“Aquí es el nacimiento de ese río, se conforma de la unión de varias corrientes, y empieza aquí con el agua que viene de la Sierra de San Miguelito, pero también hay una corriente de Paso Blanco y otra de San Marcos, y se juntan en la comunidad de Paisanos, por eso se llama así”.

En el mismo sentido la estudiante comentó que los habitantes de la comunidad están conscientes de que el río debe estar limpio, y ya existe la costumbre de recoger la basura que se vea por la zona aledaña y cuidarlo entre todos, pues en cualquier momento pueden necesitar llevar agua de ahí a sus casas, tal como sucedió hace cinco o seis semanas, cuando se cortó el suministro de agua potable durante un mes porque el pozo no estaba en funcionamiento.

El señor Efraín Luna y Ana Claudia Arévalo forman parte de las personas que aportan sus conocimientos sobre las problemáticas en torno al recurso hídrico, y las acciones que se llevan a cabo para conservar los cuerpos de agua, además de que con esos saberes ayudan para la elaboración de los peritajes comunitarios.

Respecto al peritaje comunitario el doctor Francisco Peña explicó que su objetivo es evaluar realidades que ya pueden documentarse como consecuencias de los trasvases, y la finalidad es articular conocimientos dialogados que regulen el saber local, identificar responsabilidades sociales para poder llevar a la exigencia de que se resarzan los resultado adversos a la población, y construir argumentos comunitarios que sostengan la acción transformadora de mediano y  largo plazo dándole solidez a las organizaciones sociales de base.

Asimismo, dijo que posteriormente vendrá la elaboración de un informe técnico general de trasvases para México, y la realización de un atlas de daños por trasvases en México en el ultimo año, con un taller nacional sobre trasvases y otro en América Latina.

El proyecto termina el 30 de noviembre del 2024, pero se presentarán resultados parciales del mismo en asambleas públicas durante los meses de octubre y noviembre de este año, y los resultados finales hacia octubre del 2024.

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