Ángel Castillo Torres
Desde el primer día de campaña está quedando claro que solo hay dos competidores con posibilidades de ganar la alcaldía de la capital, Sonia Mendoza y Enrique Galindo. De estos dos buenos candidatos el alcalde con licencia arranca con ventaja. Algunas encuestas le dan 8 puntos de delantera sobre Sonia, otros, hasta 10 puntos. No es una supremacía imposible de remontar para la candidata del Verde, Morena y PT, sobre todo si se considera que apenas inician las hostilidades. Cualquiera de los dos puede cometer errores de estrategia o desgastarse en el debate que de seguro organizará el Ceepac o peor aún, debilitarse como un efecto colateral de la exhibición de sus trapos sucios a través de las perversas estrategias de guerra sucia.
Los otros candidatos que aspiran a gobernar el Ayuntamiento de la capital apenas pintan. En las encuestas aparecen con un pobre puntaje en la intención de voto que no alcanza los dos dígitos. Son, sin afán de menospreciarlos, candidatos comparsa, meramente testimoniales.
La importancia estratégica de las campañas
Una campaña política es un esfuerzo organizado que pone en práctica un conjunto de estrategias mediáticas, de promoción del voto, de oferta y compromisos de gobierno pero que también utiliza la confrontación (contraste para marcar diferencias) que incluye ataques directos al adversario, también, lamentablemente, se hace uso de guerras de lodo (propaganda negra) a través de la redes sociales. Así que la calidad, diseño, perversidad y penetración de una campaña se pude propiciar el triunfo o derrota de un candidato.
Por los cambios resientes que ha habido en las leyes electorales ahora las campañas para elegir alcaldes son muy cortas (apenas 40 días); por eso no debe haber espacio para errores o improvisaciones. La duración tan corta de las campañas municipales favorece a candidatos ya conocidos y que tienen mucho tiempo haciendo política. No se puede acumular un capital político o una buena imagen en apenas unos meses. Por eso Sonia y Galindo comienzan su etapa de proselitismo con mucha ventaja sobre otros aspirantes; los dos son políticos profesionales de larga data. En cambio los otros competidores aunque tienen buenas intenciones y ganas de triunfar son inexpertos y poco conocidos. Esto me hace predecir que a la mitad del periodo de campañas la contienda se polarizara solamente entre Sonia y Enrique Galindo. Y como la ventaja entre ambos es mínima lo que veremos es una gran incertidumbre acerca del resultado final, (como dicen algunos filósofos: La historia la hacen los hombres y está por escribirse, no hay fatalismos ni profecías en la historia que forzosamente se tengan que cumplir, tampoco un Destino Manifiesto que realizar; “No somos realidad, somos siempre posibilidad”).
Por lo pronto Galindo y Sonia comenzaron con el pie derecho sus respectivas campañas. El alcalde con licencia ya fijó su mensaje principal de campaña en el que de manera concluyente argumenta las razones por las que hay que votar por él, a saber: La continuidad a su proyecto, que desde su muy elevada autoestima considera un maravilla y un monumento a la innovación. “Quédate conmigo” tú ya me conoces, sabes como trabajo y resuelvo, es decir, rechaza el cambio, lo nuevo; no te arriesgues, en palabras llanas: “más vale malo por conocido, que bueno por conocer”.
En contraste, Sonia como candidata emergente y símbolo de algo diferente y efectivo frente a lo que Galindo no ha podido cumplir promete acabar con la inseguridad que nos azota, resolver el fastidioso problema de la movilidad urbana y solucionar de una vez y para siempre el añejo problema de la falta de agua en los hogares.
Aunque lo niegan, habrá guerra de lodo
El primero en afirmar que no utilizará estrategias de propaganda negra ha sido Enrique Galindo. Quizás lo hace para curarse en salud sabedor de que atacar a Sonia de manera sucia le haría ver muy mal, lo pueden acusar de misógino o de violencia política en razón de género. Las feministas y miles de mujeres universitarias de hoy y de antes, más muchas de la clase media, sumadas a los abundantes segmentos que militan en el ala progresista de la sociedad potosina, verían muy mal que el alcalde con licencia atacara a Sonia de manera bajuna como se lo están proponiendo algunos de sus asesores de campaña como Fernando Chávez que en la elección para gobernador de 2018 siendo parte del equipo de Juan Manuel Carreras se ensañó con la entonces candidata del PAN Sonia Mendoza.
La propaganda negra siempre busca desprestigiar al adversario a través de mentiras, estigmatizaciones (convertir en piojo o perro del mal al otro), exagerando defectos reales o ficticios, incluso discriminando por el color de piel, aunque también invadiendo y malinformando sobre la vida íntima y personal del adversario. Las guerras de lodo buscan siempre difamar (“calumnia que algo queda”), desmoralizar al enemigo, confundir y mal informar. El objetivo final es influir en las emociones de los votantes, cambiar actitudes y opiniones para que las grandes masas sientan asco por algún candidato. El propio Galindo ha dicho que es víctima de varias campañas negras donde lo atacan a él y su familia porque lleva la delantera. Tal vez al alcalde con licencia le perturban sus pecados del pasado porque son como fantasmas que retorna para atormentarlo. Galindo fue acusado en otra época de presunta violación de derechos humanos, concretamente cuando fue jefe de la policía federal (Casos Apatzingán y Tanhuato en Michoacán, así como Nochixtlán en Oaxaca).
Creo firmemente que por el bien de nuestra democracia y la legitimidad de los futuros ganadores se debe evitar que se ensucien las campañas municipales utilizando estrategias escatológicas.
La disputa por el Ayuntamiento de la capital confronta dos proyectos de largo plazo
La elección del Ayuntamiento de la capital es la más importante del estado porque en ella se está combatiendo de manera anticipada para hacer triunfar dos proyectos de largo y mediano plazo. El primero lo encabeza Sonia Mendoza quien es la punta de lanza para sentar las bases que garanticen la hegemonía de la Gallardia por lo menos los próximos18 años.
El segundo proyecto lo personifica Enrique Galindo. Es una apuesta para sustituir a Ricardo Gallardo Cardona en 2027. Galindo quiere convertirse en la Otra Vía del Cambio, en un contrapeso al grupo gobernante, en una alternativa a la coalición “Sigamos Haciendo Historia (Verde, PT, Morena). El alcalde con licencia busca el triunfo para convertirse en el redentor de los inconformes con Gallardo. Si llegase a ganar, Galindo se convertiría en un poderoso líder de la oposición que en este momento está huérfana y añora volver a disfrutar de las mieles del poder. La oposición agrupada en torno a Galindo quiere recuperar el Paraíso Perdido. Pero el gobernador Gallardo no está manco y va a dar la madre de todas las batallas para que Sonia Mendoza gane y que su movimiento político-social reine en el corazón del estado potosino. Porque la Gallardia aspira a ganar el corredor de oro: La capital, Soledad de Graciano Sánchez, lo que en su momento será el nuevo municipio de Villa de Pozos, Villa de Reyes, Villa de Zaragoza, Villa de Arriaga y ya encarrerados Mezquitic de Carmona.
¿Quién ganará? Lo sabremos el próximo 2 de junio.
Es probable que a partir de esa fecha haya un nuevo mapa político en el estado, que la correlación de fuerzas cambie y que veamos nuevos actores políticos que escriban una nueva era en la sociedad política. Demos tiempo al tiempo y que hablen las urnas.
Las opiniones aquí expresadas son responsabilidad del autor y no necesariamente representan la postura de Astrolabio.
Es psicólogo y maestro en Ciencias de la Educación. Fue delegado de Villa de Pozos en 2022 y subsecretario de Gobierno de 2016 a 2017. Presidió el Comité Directivo Estatal del Partido Revolucionario Institucional en 2013. También fue director general del Sistema de Financiamiento para el Desarrollo del Estado. Ocupó los cargos de regidor en la capital potosina (2007) y de diputado local de la LVI Legislatura (2000). Impartió clases en la Facultad de Ciencias de la Comunicación de la Universidad Autónoma de San Luis Potosí.