Comunidades indígenas, las principales afectadas con la desigual distribución del agua

Fotografía de Estela Ambriz Delgado

Estela Ambriz Delgado

El derecho humano al agua implica que toda la población pueda acceder por igual a este recurso, sin embargo, en México, para abastecer a las ciudades, se recurre constantemente a la extracción del líquido de lagunas, ríos, lagos, que pertenecen a los núcleos de población asentados en estos territorios, lo que evidentemente representa un acto de injusticia. Además de que el trasvase se realiza mediante infraestructura deficiente que lleva a la pérdida de un gran porcentaje en fugas, y con una distribución preferente hacia sectores privilegiados y la industria.

Así quedó de manifiesto en la mesa de diálogo “Defensa del Agua: movimientos sociales”, que se llevó a cabo dentro del Tercer Foro Estatal del Agua, organizado por el Grupo Universitario del Agua de la Universidad Autónoma de San Luis Potosí (UASLP), en la que hubo la representación de los pueblos indígenas mazahua y tének, que coincidió en el valor sagrado de este recurso natural, así como la desigualdad en su distribución, dado que les es arrebatado a las comunidades para llevarlo a las zonas metropolitanas.

Entre los participantes de esta mesa estuvieron Guadalupe Acevedo Agapito, de la comunidad Loma de Juárez, municipio Villa de Allende, y Antonieta Hernández Carmona de la comunidad Nemosá, en Almoloya de Juárez, del Estado de México, ambas consejeras indígenas de la región mazahua del Instituto Nacional de Pueblos Indígenas (INPI), e integrantes de la Comandancia de Mujeres en Defensa del Agua; y Rafael Reyes Martínez, consejero indígena tének.

Acevedo Agapito indicó que para el pueblo mazahua el agua es un bien sagrado, y aunque reconocen que existe una crisis hídrica de la que el gobierno pretende hacer culpables a la población en general, se sabe que es a causa de intereses del poder económico y político. En el caso de su comunidad, el problema es que tienen el Sistema Cutzamala, que abastece principalmente a la Ciudad de México desde los años cincuenta mediante un convenio que no fue cumplido por las autoridades.

“Nosotros en el 2003 surgimos, un grupo de mujeres mazahuas, acompañadas de los hombres, para decirles: ‘Espérense, aquí estamos, existimos’. Porque no era lógico que abras tú la llave en la ciudad, y nosotros no tuviéramos ese elemento sagrado en nuestra casa (…) Nos dijeron: ‘no pasa nada, vamos a juntar toda el agua y a concentrar aquí, y es que tiene derecho la ciudad de tener el agua’, Y eso no es malo, donde si se vuelve malo es que no hay esa igualdad”.

Asimismo, la activista consideró que para hacer frente a la problemática de escasez existen muchas alternativas, las cuales se expusieron en el foro, pero lo que hace falta es voluntad de las autoridades y persistencia de la población, por lo que conminó a que en este periodo de campañas electorales se exija al las candidaturas que se lleven a cabo esas propuestas que ya plantea la academia, además de ser conscientes de las formas en que se contribuye al problema, por ejemplo, el alto consumo de productos de la industria refresquera.

Por su parte, Hernández Carmona puntualizó que para abordar el tema del agua es importante tener claro que se está ante un sistema de gobierno que, aunque cambie de personas, no representa ninguna diferencia, pues en todos los gobiernos suceden las mismas cosas, entre estas, las políticas públicas que se implementan para la problemática de escasez hídrica.

Explicó que, en el caso de las comunidades indígenas del Estado de México, que habían logrado tener los títulos de concesión de agua a nombre de las mismas, estos les fueron arrebatados a base de engaños, y hoy quienes los ostentan son los ayuntamientos municipales.

De igual manera, la activista y defensora de los derechos indígenas señaló que este sector es estigmatizado cuando lucha por sus derechos, y que este movimiento por conservar las concesiones de agua surge a raíz de la privatización que hizo el ex presidente Enrique Peña Nieto antes de culminar su mandato de diversas cuencas y cuerpos de agua, afectando directamente a las comunidades.

Además, hizo mención de que su lucha es también por el territorio, pues dentro del mismo se encuentran sus recursos naturales, y de acuerdo con el ciclo natural del agua, saben que la conservación de los bosques es fundamental, los cuales se ven amenazados en la región del Cutzamala por la tala clandestina y los monocultivos, que ocasionan impactos en la captación de agua para la recarga del acuífero subterráneo.

Mientras que Reyes Martínez expresó que para el pueblo tének el agua no es una mercancía como en las grandes urbes y para los grandes acaparadores, sino que es una fuente de vida y ayuda para la purificación, pues se encuentran arraigados a la madre tierra, que es la que da sustento, alimento y vida.

Indicó que por este motivo los pueblos indígenas tienen rituales ofrendados a la madre tierra, al agua, al aire, al sol, porque son fuentes vitales de energía que los fortalecen día con día, y que les da la fuerza para luchar otros cientos de años más, a pesar de que se les ha pretendido borrar de la faz, y que muy poco se les reconocen sus derechos ancestrales.

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