Investigación desarrollada como parte de los ejercicios del Taller de Periodismo y Transparencia, organizado por Astrolabio Diario Digital.
Participantes: Leticia Vaca, Xochiquetzal Rangel y María Medrano.
Durante años, el Parque Tangamanga I, sitio de recreación más importante en la entidad potosina, con la complicidad de autoridades ha sido utilizado como el patio trasero de 420 hectáreas de cientos de viviendas colindantes, edificios de departamentos e incluso la Plaza Citadella a través de un gimnasio. Los privilegiados habitantes de estas viviendas y negocios pueden tener acceso y lucrar con este patio trasero los 365 días del año, las 24 horas del día si así lo desean.
Algunas de las puertas son visibles, sobre todo las que pertenecen a viviendas, otras más son disimuladas con rejas sobrepuestas a las propia del parque o, en su defecto, han modificado la reja para que la puerta se pueda ocultar; otras más tienen candados que aparentan estar canceladas.
En el caso del gimnasio Le Parc Gym, que se encuentra dentro de la Plaza Citadella y que también tiene acceso al Parque, la puerta fue adaptada para brindar un acceso controlado y que los clientes puedan acceder a través de huella digital.
Caso similar a un edificio de departamentos que se encuentra sobre la Avenida Chapultepec y que también colinda con el parque, el cual, si bien no cuenta con un lector de huellas, sí tiene una chapa cuyas llaves únicamente poseen quienes residen en ese lugar; además, la puerta está simulada con el color de la pared.
Las puertas se encuentran a largo de más de un kilómetro al interior, en los límites de la zona Este del Parque Tangamanga I. Al exterior, la calle es Fuente del Valle en la Colonia Balcones del Valle y continúa sobre otras calles de esa colonia denominadas Fuente del Desierto y Fuente del Tritón, pese a que en los últimos 400 metros hay una zona declarada como de riesgo para los visitantes al centro recreativo, por lo tanto, también representa un riesgo para las viviendas colindantes, ya que por esta zona atraviesa un canal de contención para la precipitación pluvial. Aún con la advertencia, son pocas las viviendas en las que se encuentra cerrado este acceso, en algunos casos los accesos parecen haber sido clausurados con soldadura, que luego fue “tronada” para continuar gozando de la entrada particular al parque.
Al investigar cómo se otorgaron los permisos para que las viviendas contaran con estas puertas de acceso y luego de entrevistar a vecinos y diversas autoridades responsables del Parque Tangamanga I, se detectaron contradicciones y falta de documentos que prueben que se les concedió autorización para construir los accesos privados al parque que explotan a su antojo.
Mapa interactivo, acerca la vista hacia el Parque Tangamanga y cliquea en los símbolos o en las líneas para más información
“El Parque Tangamanga es un bien de todos los potosinos”
El primero en negar la existencia de estas puertas fue Leopoldo Stevens Amaro, titular de la Secretaría de Desarrollo Urbano y Obra Pública (Seduvop), quien también preside el Consejo de Administración del Parque del Tangamanga, sin embargo reveló que existe una solicitud de permiso para que las construcciones comerciales, aledañas al Parque Tangamanga I (Plaza Citadella, Hotel Hampton Inn, Oficce Max, Walmart), cuenten con un acceso de emergencia al centro recreativo, misma que dijo no podría ser utilizada con fines de lucro pues de lo contrario se clausuraría.
“El Parque Tangamanga es un bien de todos los potosinos. Entonces difícilmente se puede hacer otra cosa que no sea lo propio del Parque (…) esa salida lateral, existe como una salida de emergencia, no es para uso comercial ni nada, porque si le das el uso comercial inmediatamente se les cancela el permiso”.
Fue la unidad de transparencia de los Centros Culturales y Recreativos Tangamanga (CECURT) la que confirmó la existencia de las puertas. Mediante la solicitud de información con folio 00031619, reveló además que no existe un procedimiento específico para solicitar permiso para la apertura de nuevos accesos, pues, supuestamente, los que existen actualmente son anteriores al decreto de creación del Parque Tangamanga el 9 de septiembre de 1985 (sic*).
La solicitud de información también deja claro que no hay normas establecidas para los usuarios de estos accesos y que está prohibido contar con ellos en la zona de peligro del parque pues en caso de accidentes, la administración no se hace responsable.
Pero esta información no calza con las declaraciones de uno de los dueños de estas viviendas con acceso trasero al Parque Tangamanga, según su relato, luego de efectuarse la expropiación del terreno para construir el parque se cercó la zona, en aquel momento las puertas no existían, es decir el muro trasero de su vivienda colindaba con la reja del parque.
El problema surgió con el constante riego a las áreas verdes; la humedad afectó la pared colindante con la reja, por lo que se solicitó a la dirección del parque un área de amortiguamiento, adicional a un camino que sería usado como ruta de servicio.
“Pusieron los aspersores (al principio se regaba con pipa) y nos permitieron agrandar y que nosotros regáramos esa parte”.
Acuerdo que fue utilizado por los vecinos para retirar la malla y abrir una puerta para poder regar el área de amortiguamiento. Todos estos supuestos acuerdos habrían sido de manera verbal, ya que no hay documento que lo pruebe, “hicimos un trámite y le dijimos al director del parque Tangamanga”, reconoció el declarante.
Lo que no está prohibido, está permitido
El reglamento interno de los Centros Estatales de Cultura y Recreación Tangamanga I Y II “Prof. Carlos Jonguitud Barrios” señala que, entre otras cosas, está prohibido: ingresar al centro con cualquier tipo de mascota; alterar el orden, insultar o agredir verbal o físicamente a cualquier persona; introducir bebidas embriagantes; introducir cualquier tipo de arma blanca; consumo de alcohol dentro de las instalaciones deportivas.
No obstante, en ninguno de los 59 artículos está prevista la prohibición de accesos particulares al parque, aunque existe la zona de riesgo para la apertura de estos accesos, como es la franja cercana al canal de agua que lo recorre.
Marco Sergio Arévalo Nuñez, quien era director administrativo del Parque Tangamanga, cuando se realizó esta investigación, afirmó que las viviendas de la franja ubicada en zona de riesgo no tienen permiso de contar con puertas privadas, pues éstas no fueron construidas antes del decreto de creación del Parque (9 de septiembre de 1983), incluso aseguró que de detectar alguna entrada en esa zona de riesgo y de existir denuncia serían clausuradas.
En un recorrido,se confirmó la clausura de diversas puertas cerca del borde del canal que han sido reabiertas.
Restricciones
De acuerdo con el propietario de una de las viviendas que cuenta con puerta particular, el paso hacia el parque está restringido a los horarios del centro; por ejemplo, los lunes tienen prohibido el acceso debido a trabajos de mantenimiento; también tienen prohibido sacar mascotas hacia el parque.
Sin embargo, los privilegiados se han apropiado de áreas cercanas a sus viviendas al colocar artículos decorativos, cercas, sembrar árboles distintos a la flora de la zona y colocar macetas, escaleras, mesas y otros, estos adornos no están ocultos, y hacen parecer que la zona de amortiguamiento es una extensión del patio trasero de las viviendas.
Uno de los trabajadores del parque reconoció que aunque los usuarios de estos acceso particulares deben de respetar el reglamento se han detectado que incurren en faltas, “la gente no entiende, pero está prohibido”, comentó.
En uno de los testimonios obtenidos aparte, se tiene conocimiento del desalojo de personas que a través de estos accesos planteaban hacer uso de las instalaciones fuera de los horarios públicos del Parque, lo que demuestra que no se cumplen las reglas.
Durante la investigación se pudo observar que quienes tienen acceso, utilizan el parque como un atajo, por ejemplo, para ir al súper sin tener que rodear el fraccionamiento, o bien para apartar palapas y realizar convivios en las zonas más cercanas a sus viviendas.
Gonzalo Benavente González, director de servicios municipales, agregó que en algún momento se contempló suprimir las entradas particulares como medida de seguridad, también reiteró que el acceso por la zona restringida está prohibido.
Aunque la mayoría de los dueños de las viviendas particulares reconocieron que las puertas fueron construidas posteriores al decreto de creación del parque, las autoridades negaron la posibilidad de que se puedan clausurar estos accesos, porque consideran que no suponen un perjuicio para este centro recreativo a pesar de que hay quienes lucran con estos accesos.
Como es el caso de la Plaza Citadella, inaugurada en el año 2013, en la que hay un gimnasio que, pese a que tiene una puerta muy discreta, abiertamente lucra, pues ofrece a sus clientes el beneficio de poder acceder a 420 hectáreas para que se ejerciten, según consta en la publicidad del gimnasio Le Parc Gym que entregan cuando se acude a pedir información, sobre sus servicios y en la que destacan que sus clientes pueden ingresar al parque mediante el uso de la huella digital.
La puerta se encuentra camuflada con tapiz que simula ser una continuación de la barda que divide al parque y la plaza, además la reja fue manipulada para facilitar el ingreso de sus clientes, no obstante, el lector de huellas los delata.
Quienes también disfrutan del beneficio de una entrada disimulada y privada al Parque son los residentes de un edificio que se encuentra sobre la avenida Chapultepec, su puerta está camuflajeada con el mismo material del acabado del edificio, pero es visible el orificio que permite la entrada de una llave. En este caso, uno de los privilegiados, comentó que el principal atractivo para comprar su departamento en esta zona fue el acceso al Parque; además de que las viviendas que colindan con el parque son más caras que otras de las mismas características en el mismo fraccionamiento.
Si la premisa es que las puertas de particulares deben de permanecer porque existieron antes del Parque, no encajan en este supuesto las del edificio de Departamentos de Avenida Chapultepec y la de plaza Citadella, pues la reja existía previo a su construcción, incluso se dañó infraestructura pública para abrirlas, por lo tanto, el hecho de que los dueños de los negocios, departamentos y las viviendas intenten ocultar sus puertas confirma que están aprovechándose de forma indebida del espacio público con la complicidad de las autoridades que ubican perfectamente las puertas, pero se han dicho a la espera de que alguien las denuncie. Tal como lo aseguró Leopoldo Stevens Amaro, al decir que sí se detecta un uso lucrativo del espacio público se procedería a la clausura, de lo que se puede concluir que esa es la razón por la que la puerta del gimnasio se mantenga casi oculta.