Con Claudia Sheinbaum es posible un gobierno de izquierda más incluyente: Patricio Rubio

La elección Presidencial refleja la derrota moral y cultural del PAN: Patricio Rubio.

José de Jesús Ortiz

Ha sido durante años un estudioso —desde la academia— de la actividad política y los partidos, enfocado al estudio de la democracia, la ciudadanía y procesos electorales. Sostiene que lo más sorprendente de la elección del 2 de junio es la “contundencia del mandato” en favor de Claudia Sheinbaum, que en parte puede explicarse por “una política social muy clara que ha beneficiado a muchas personas y familias”.

Miembro del Sistema Nacional de Investigadores y actual coordinador del Doctorado en Ciencias Sociales de El Colegio de San Luis, Patricio Rubio Ortiz no tiene dudas de que el resultado de la elección representa no solo el colapso del PAN, sino “una derrota moral y cultural de la derecha en México” y, en el caso del PRI vislumbra un futuro sombrío, que quizá lo conduzca a su eventual desaparición como sucedió con el PRD. “El mandato es muy claro y es de una enorme legitimidad para poder impulsar determinado tipo de políticas”.

Dice que pese al triunfo abrumador de Morena y sus aliados, por la propia biografía de la virtual presidenta electa, Claudia Sheinbaum, no observa un talante autoritario en el nuevo gobierno, como afirman diversos analistas. Los resultados de la elección, agrega, desmienten la idea de que la oposición política en México es entre pobres y ricos, la lucha de clases entre una minoría de potentados y legiones de mexicanos en la pobreza: “eso no es así, hay un gran apoyo a cierto tipo de políticas en todos los sectores de la sociedad”.

Doctor en Ciencias Políticas y Sociales con Orientación en Ciencia Política por la Universidad Nacional Autónoma de México, autor de múltiples publicaciones académicas y libros —el más reciente Composiciones de la ciudadanía. Asimetría y fragilidad de los derechos en una sociedad en cambio—, Rubio Ortiz se da tiempo para analizar y reflexionar sobre la elección del dos de junio, días después de la jornada electoral y del cómputo distrital que confirmó el triunfo avasallante de Claudia Sheinbaum.

Astrolabio: ¿Cuál sería para ti el aspecto o los aspectos más relevantes que se desprenden de la elección presidencial del 2 de junio?

Patricio Rubio: Creo que lo principal es la claridad del mandato, la contundencia del mandato en favor del partido oficial, del partido en el gobierno. Aún y cuando la participación electoral no rompe un récord, el porcentaje en favor de la candidata de Morena y de la coalición Sigamos Haciendo Historia es contundente. Ahora, el mandato es claro en su magnitud, lo que hay que discernir y lo vamos a ver en las próximas semanas es que una cosa es la magnitud del mandato, la contundencia del triunfo, y la otra es el contenido, es decir:  en términos clásicos el pueblo ha hablado, el pueblo se ha manifestado, la pregunta, es ¿qué dijo realmente?, ¿cuál es el sentido de ese voto?, ¿cuáles son específicamente los contenidos de ese mandato que recibe Claudia Sheinbaum? En un trazo muy grueso tendría que ver con el mantenimiento de los apoyos sociales, con la afirmación de las libertades, pienso que hay un expediente pendiente del gobierno de Andrés Manuel López Obrador en términos del ensanchamiento de ciertas libertades, y pienso en los grupos de feministas o de la diversidad sexual, por poner solo un ejemplo.

A: ¿A partir de qué factores se explica el triunfo aplastante de Morena y sus aliados?

PR: Creo que tiene que ver con una política social muy clara que ha beneficiado a muchas personas, ha beneficiado a muchas familias y además tiene un efecto concreto sobre la existencia de los individuos. No tiene que ver con un argumento abstracto de promesas políticas, de reivindicaciones nebulosas o ideológicas, sino que es algo concreto que las personas pueden ver reflejado en su tarjeta cada determinado número de semanas. Eso es importantísimo, porque hay que reconocer que para muchas personas desde luego significa una diferencia para completar el mes en términos de su existencia. Es una diferencia importante y no hay que menospreciar ese valor.

Por otro lado, una de las de las enseñanzas importantes de esta elección tiene que ver con el deterioro moral de la derecha en México. Carlos Castillo Peraza hablaba en los años 90´s de una victoria moral y cultural de Acción Nacional, ahora estamos ante una derrota moral del PAN en términos de que no se puso al día y ha demostrado que tiene una enorme distancia con amplios sectores de la población. Eso es algo importantísimo. El poder es relacional por su propia naturaleza, tiene que ver con lo que hace un actor político o un partido político y con lo que hacen los demás. En este caso, algo muy importante incluso en San Luis Potosí tiene que ver con el deterioro de Acción Nacional, la derrota moral y cultural del PAN, además de la derrota electoral pues incluso en la capital potosina gana la coalición (PRI/PAN) pero no gana un panista (Enrique Galindo), el panismo está subordinado a alguien que tiene un ADN claramente priista sin ninguna duda.

Creo que eso es algo muy importante porque tiene que ver con la forma en la que la sociedad mexicana se ha transformado, se ha secularizado y se ha modernizado, frente a lo que Acción Nacional no respondió a tiempo y se quedó atrás, no ha conectado con nuevas generaciones, no ha sabido leer las transformaciones de la sociedad mexicana y de la de la sociedad potosina y los resultados son clarísimos. Es importante pensar en el futuro para Acción Nacional en términos muy desconsoladores para ellos: están derrotados porque dejaron de pensar, dejaron de reflexionar críticamente sobre su relación con la sociedad y se dedicaron a captar renta, a tratar de obtener cargos, con casos de nepotismo, y no terminaron también de resolver sus conflictos internos de manera más o menos ordenada.

A: En particular, en el caso de la campaña presidencial, ¿cuáles serían los errores principales de la coalición que impulsó a Xóchitl Gálvez?

PR:  Lo dijo un articulista que creo que sintetiza muy bien algo de lo que ocurrió: la coalición opositora confundió carisma con liderazgo. Xóchitl Gálvez es una persona carismática, no disputo eso, el asunto es que es algo distinto al liderazgo político. Lo que quedó claro es que al final fue una candidatura de artificio, ella originalmente —lo recordamos— estaba pensando en participar para la elección de Jefa de Gobierno en la Ciudad de México, pero en ningún momento se había planteado la posibilidad de que fuera candidata presidencial, eso fue más el resultado de un arreglo momentáneo entre ciertas élites, asociado a determinados estudios de mercado que, de alguna manera pensaron, que una candidata de cierto perfil popular podría contrarrestar la política electoral de Morena. Y no fue así, incluso de manera muy interesante alguna parte del electorado de Acción Nacional le retiró el apoyo a Xóchitl, una porción, digamos más conservadora, de estratos sociales más altos, la veía como una suerte de intrusa, como una persona que no estaba preparada.

A: ¿Un poco locuaz, en el estilo de Vicente Fox?

PR: Sí y eso es tremendamente riesgoso, puedes intentar ser ocurrente, a veces gracioso, etcétera, pero la línea divisoria entre la comedia, la ironía o el humor y lo circense es muy delgada.  Entonces, muchas partes del electorado prefieren más la sobriedad, la seriedad de alguien que resuelva problemas, aunque no te haga reír, aunque sea un poco más rígido y sea una persona menos simpática o menos carismática, pero que resuelva. Creo que estamos un poco frente a eso.

A: En el caso de la campaña presidencial de Claudia Sheinbaum, al final la que se impuso, ¿cuáles consideras que son los principales aciertos?

PR: Creo que rodearse de un equipo inteligente —pienso en Juan Ramón de la Fuente—, es decir, en personas que posibilitan el diálogo, que hacen posible la interlocución, una interlocución adulta que es capaz de escuchar diversas voces que no necesariamente estén de acuerdo con el partido o con la propia candidata. Eso es lo importante, establecer nexos con amplios sectores de la sociedad y hacer creíble el diálogo.

También, un dato importante es la intervención del Presidente, es algo que debe consignarse, aunque con la magnitud del triunfo y con la contundencia del mandato será muy difícil saber específicamente cuál fue el porcentaje de votos que le dio la intervención del Presidente a la candidatura de Claudia Sheinbaum. Sin embargo, debe consignarse que fue una incorrección y creo que en ese sentido también hay esta parte de pedagogía de las democracias y es un pésimo aprendizaje, fue pésimo lo que hizo el Presidente porque mañana lo puede hacer cualquiera en los ayuntamientos, en los estados u otros presidentes podrán hacerlo porque el incentivo es muy claro: lo hicieron y no pasó nada…eso es inadecuado en la medida en que las democracias funcionan mejor cuando se apegan a la ley y la enseñanza por parte de la coalición en el gobierno, pero también por la coalición opositora, es que los dos violaron la ley anticipándose (a los tiempos de campaña) y eso es muy grave porque el liderazgo público tiene que ver con el sometimiento a la norma.

A: En la campaña presidencial, la oposición buscó colocar la narrativa de que la disputa estaba entre democracia y dictadura/autoritarismo ¿eso era lo que estaba de juego, esa dicotomía entre dictadura o democracia?

PR: No fue así, ese es uno de los asuntos políticamente más relevantes: saber qué es lo que se va a votar en la elección. En la medida en que los participantes pueden realmente fijar y establecer cuál es el tema que se va a votar, pueden tener más posibilidades de triunfo en si ese tema efectivamente tiene que ver con los intereses de los electores. Si algo quedó claro es que esa narrativa no se implantó, no fue ese el eje de la elección. Es muy importante lo que hacen los partidos y los candidatos al establecer esas temáticas, lo que hacen es volver inteligible la realidad política y la competencia política para un elector que no necesariamente es sofisticado o está suficientemente informado. Fracasó totalmente la coalición opositora, la gente no votó por eso.

Creo que tiene que ver también con lo que señalé antes, en términos de la falta de habilidad centralmente del PAN y pongo énfasis en Acción Nacional porque el PRI prácticamente está de retirada, el PAN es un jugador mucho más importante por su implantación en la sociedad en el presente, es un jugador mucho más relevante que el PRI. Lo cierto es que da la impresión de estar quedando fuera de los intereses de la ciudadanía, no termina de conectar con lo que la ciudadanía quiere en determinado momento…Acción Nacional se quedó prácticamente sin intelectuales, si en algún momento tuvo entre sus filas algunas de las mentes mejor amuebladas del país, ahora no es así, ¿dónde están los teóricos de Acción Nacional para pensar el presente mexicano? Hay una erosión brutal.

A: Con los resultados de la elección del dos de junio hay una reconfiguración del sistema de partidos en México ¿se puede hablar ya de Morena como un partido predominante en las categorías de Sartori o es un partido hegemónico?

PR: Para ser un partido dominante se requieren, según los teóricos, de tres elecciones. La diferencia entre un partido hegemónico y un partido dominante radica en la calidad democrática de la competencia, es decir: un partido es hegemónico ahí donde no hay democracia —es el caso del PRI del siglo XX—, es un partido hegemónico precisamente porque no hay una competencia democrática, no hay competitividad electoral y gana habitualmente las elecciones ahí donde no se respetan las reglas democráticas; un partido dominante, como en el caso de los socialistas suecos o del Partido Liberal japonés, etcétera, su característica es que dura muchísimo tiempo en el poder, pierden y luego regresan. El asunto es que pueden ganar durante varias elecciones siempre y cuando el contexto sea democrático, siempre y cuando se sigan respetando las reglas de la competencia democrática. Si tienen tres triunfos sucesivos se habla de partidos dominantes.

En el caso mexicano, podríamos pensar sin duda alguna en que Morena estaba por convertirse en un partido dominante: gana en 2018, 2021 y ahora 2024, los datos son contundentes. Yo no dejo de expresar mi sorpresa frente a la contundencia del triunfo, si bien es cierto que se esperaba una victoria de Claudia Sheinbaum no en esa magnitud. El mandato es muy claro y es de una enorme legitimidad para poder impulsar determinado tipo de políticas.

A: ¿Cuál sería el futuro que se vislumbra para el PRI?, ¿Puede seguir el mismo camino del PRD que se quedó vacío, sin base sociales, y eventualmente desaparecer?

PR: Sí, hemos visto con mucha claridad el éxodo de muchos priistas, mujeres y hombres priistas de mucho talento, de militancias muy añejas, y de liderazgo importantísimo que han salido del PRI. La actual dirigencia no ha sido capaz de mantener la cohesión y creo que sí, que eventualmente pueden pensar en disolverse, se van a quedar, se están quedando a administrar los restos, lo último que queda de cierta herencia y cierta prosapia. Están administrando los desechos solamente y eso es terrible —para ellos— porque lo que queda claro es que ya no le dicen nada a la sociedad, no le dicen nada a un electorado más joven, a una sociedad mucho más dinámica.  Creo que es una oportunidad que tienen para disolverse, refundarse con lo que les queda y tratar de renovarse. De otra manera es muy posible pensar que en los próximos años veamos la desaparición del PRI.

A: ¿Te preocupa en particular la concentración de poder que tendrá el nuevo gobierno? Desde ciertas posturas, algunos analistas hablan de los riesgos que representa la concentración del poder en una sola fuerza política y ponen el acento en que puede terminar en un régimen autoritario ¿tú ves esa posibilidad?

PR: Personalmente no, lo importante es el mandato y es un mandato de una magnitud extraordinaria. El electorado se ha expresado con toda claridad apoyando a una opción política para que lleve adelante un proyecto y para que haga la reformas que considere convenientes. La gente ha establecido su apoyo, entonces en ese sentido creo que es muy importante valorar el peso de la decisión de los electores. Ahora, también pienso que es importante la prudencia, la mesura, la autolimitación por parte de los de los actores políticos y personalmente, por lo que ha sido la trayectoria política de Claudia Sheinbaum, no veo ese talante autoritario.

A: De acuerdo al cómputo del INE, Claudia Sheinbaum ganó la elección presidencial con cerca del 60% de los votos, casi 36 millones de votos, mientras que Xóchitl Gálvez quedó con poco más del 27%.  También, algunas encuestas de salida que se hicieron el día de la elección como la de El Financiero, señalaron que Claudia Sheinbaum ganó en todos los niveles socieconómicos. Con estos datos ¿se puede seguir hablando de un país polarizado?

PR: Efectivamente, no es cierto que la oposición sea entre pobres y ricos, no es cierto que la oposición política esté tan marcada porque el dato es muy, muy esclarecedor. Todos los segmentos sociales votaron por Claudia Sheinbaum y eso es algo muy interesante porque desmiente la idea equivocada de que la oposición política en México es entre pobres y ricos, entre clases medias y altas contra los desposeídos, eso no es así. Hay un gran apoyo a cierto tipo de políticas en todos los sectores de la sociedad, no es cierto que la sociedad esté en ese sentido tan polarizada como algunos medios o analistas se dedican a explicar.

Tal vez lo que nos deja ver todo esto es que el país no está tan partido ideológicamente, si algo sabemos es que las identidades partidistas son cada vez más efímeras. Un dato importante es que, incluso a nivel internacional, las lealtades hacia los partidos políticos duran menos, cada vez son menos las personas que tienen su lealtad hacia un partido político durante un periodo de tiempo muy largo, eso ya prácticamente no existe a diferencia del pasado cuando alguien que votaba por un partido político y se moría votando por ese mismo partido. El dato tiene que ver ahora con la volatilidad y con electores cuyas lealtades partidistas son mucho más volátiles, más momentáneas y mucho más efímeras. Así como vimos un triunfo muy contundente el domingo dos de junio, esto no quiere decir que vaya a ocurrir siempre y es algo muy importante que debe estar en la mente de ganadores y perdedores. En democracia quien gana hoy no necesariamente gana la siguiente elección.

A: En el discurso que dio en el Zócalo la noche del domingo tras conocerse los resultados de la elección, Claudia Sheinbaum dijo entre otras cosas que garantizará las libertades de expresión de prensa de reunión de concentración, además de que respetará la diversidad política social cultural de género y sexual y luchará contra cualquier forma de discriminación. ¿Es posible esperar un gobierno más a la izquierda que el que hubo con Andrés Manuel López Obrador, para quien estos temas parecía que no estaban en la agenda?

PR: Sí, yo veo un talante muy conservador en el caso de López Obrador, creo que Claudia corresponde a una a una generación distinta, una generación más ilustrada también con compromiso social por supuesto, pero también con una visión más internacional, ella vivió fuera del país durante varios años mientras realizaba sus estudios. Menos provinciana, menos aldeana, menos parroquial que López Obrador, es muy importante en términos de una presidencia mucho más moderna, más global, que piense en clave internacional y que incorpore agendas igualmente mucho más modernas, en la ampliación de los derechos. Me parece que esa es una de las asignaturas pendientes y se puede observar con la inconformidad de las feministas respecto a lo que incumplió Andrés Manuel y creo que eso puede cambiar.

A: De acuerdo a los tipos de autoridad propuestos por Max Weber, la figura política del presidente López Obrador se ubicaría como la de un liderazgo esencialmente carismático, mientras que la de Claudia Sheinbaum correspondería a un liderazgo legal/racional. Sí esto es así ¿ves un liderazgo más racional y más técnico en el nuevo gobierno?, ¿qué cambios podrían esperarse?

PR: Básicamente la suspensión de los caprichos, la interrupción de las ocurrencias, menos estómago y mucho más cerebro. Creo que eso va a ser muy importante poder observarlo, ver la racionalidad técnica como parte fundamental del ejercicio del gobierno más allá de lo que tiene que ver con las animadversiones, los corajes o los caprichos del propio López Obrador. En una palabra: un gobierno menos emocional. López Obrador es una persona muy emocional y los gobiernos funcionan mejor cuando son racionales.

Podemos pensar en la posibilidad de un gobierno de izquierda mucho más incluyente, mucho más moderno que se incorpore a esta ola del nuevo progresismo que existe en América Latina, que tenga que ver con la incorporación de las racionalidades técnicas más allá de los caprichos o de las ocurrencias, que sea realista, profesional, científico y que a final de cuentas pueda dar mejor resultados en términos de la eficiencia del gasto. Creo que si algo ha quedado claro en estos seis años de gobierno de Morena es que no necesariamente demostraron ser buenos administradores en muchos casos.

A: ¿Qué reformas a nivel electoral consideras que es necesario impulsar?, Claudia Sheinbaum expresó durante la campaña que de ganar la Presidencia buscaría eliminar diputados plurinominales y evitar la reelección de diputados, senadores y presidentes municipales. ¿Qué otros cambios consideras necesarios para una siguiente generación de reformas electorales?

PR: Hay muchas reformas que vale la pena considerar, creo que una muy importante tendría que ver con la introducción de la proporcionalidad perfecta, el sistema electoral mexicano es un poco tomado del sistema alemán donde hay elecciones uninominales, pero también hay representación proporcional. El asunto es que ahí se ajusta para que el porcentaje de votos de cada partido político corresponda exactamente con el número de representantes en el Bundestag (el Parlamento) y eso es algo central: que la proporción de votos sea exactamente la misma con la que se representa en la Cámara, eso es introducir proporcionalidad perfecta. Eso sería muy importante.

Otro aspecto es lo que tiene que ver con el dinero, es importante que cuesten menos las campañas, si algo sabemos es que el dinero y la política han estado en el centro de gravedad de los problemas de inestabilidad política y de los escándalos más importantes desde el siglo pasado, trayectorias políticas que parecían impecables se han terminado yendo al basurero de la historia por temas relacionados con el dinero. También vale la pena incorporar la fiscalización, el INE en algún momento prometió que iba a incorporar la fiscalización en tiempo real y no lo hicieron. Creo que podemos hablar de diferentes reformas.

A: ¿Cómo evalúas el papel del INE durante el proceso electoral en general y durante la jornada electoral del domingo en particular?

PR: La autoridad electoral, centralmente el INE, ha visto profundamente deteriorada su capacidad para dictar la ley y eso es gravísimo porque es un árbitro electoral al que se le ignora, al que se le menosprecia, al que simple y sencillamente se le desobedece por culpa de sus problemas internos, por su falta de liderazgo, por el deterioro de los perfiles de quienes ahora ocupan el Consejo General si se les compara con quienes han sido consejeros previamente. El Instituto ha perdido esa valía.

La gente sigue confiando en las elecciones, pero no quiere decir que eso vaya a ocurrir siempre. La gente confía en las elecciones porque los ciudadanos hacen las elecciones, pero lo que podemos observar es que los actores políticos han menospreciado de una manera flagrante la capacidad del INE para establecer la ley: empezaron los procesos electorales con mucha anticipación, gastaron dinero en las narices del INE y  no hizo nada; de igual forma con la intervención ilegal e ilegítima por parte del Presidente,  no puedo decir que la autoridad electoral haya sido omisa, pero fue profundamente  ineficaz e incompetente para tratar de garantizar condiciones de equidad en la competencia.

A: La coalición que postuló a Xóchitl Gálvez anunció la impugnación de un porcentaje importante de paquetes electorales, por lo que planteas de la intervención del Presidente ¿ves alguna posibilidad de que pueda proceder esta impugnación?

PRO: No, bajo ninguna circunstancia. Puede ser en algunas elecciones locales, en algún distrito si hay algunas irregularidades, serían asuntos muy puntuales, podría revisarse porque hay que tuvimos la elección federal, pero también elecciones locales en varias entidades. Lo importante es que se cuenten los votos, pero estaríamos hablando de cuestiones muy localizadas, muy particulares, en algún ayuntamiento o algún distrito.  La impugnación general es claramente un error político, sin ninguna posibilidad de fructificar jurídicamente, creo que tiene que ver con una negación un poco adolescente frente a la claridad del resultado. Lo que mejor harían, en el caso de la coalición opositora, es reflexionar seriamente acerca del contenido de esa derrota. Bajo ninguna manera veo posibilidades de éxito a esa impugnación.

A: ¿Cuál es el análisis que haces de los resultados de la elección en San Luis Potosí, donde el Partido Verde y el gallardismo se constituyen como los vencedores?

PR: Claramente son los ganadores de este proceso en términos de la relevancia de los cargos políticos que obtienen y, otra vez, asociado a la falta de capacidad de la coalición opositora, centralmente el PAN, el PRI cada vez es más anecdótico. Tiene que ver con su incompetencia, con su falta de frescura, con la selección de algunos perfiles inadecuados, con su lejanía con lo que la sociedad quiere. Tan relevante es el triunfo del partido en el gobierno, como también —al menos como tema para la reflexión—, la caída y abatimiento de la coalición opositora. El PAN efectivamente participa en el gobierno de la capital, pero gobernado por un priista. En algún momento Acción Nacional tuvo la Presidencia de la República, tuvo el gobierno de estado, tuvo los siete distritos federales, tuvo las alcaldías más importantes del estado y tuvo mayoría en el Congreso, lo tuvieron y lo dejaron ir todo, es para un libro de texto de cómo tener todo el poder político y perderlo en un periodo de tiempo muy breve.

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