Carlos Rubio
Entre la tierra y los escombros de las obras del Distribuidor Juárez destacan dos figuras verdes y crecientes que forman parte de la poca vegetación que queda a su alrededor. Se trata de dos árboles que en el 2018 iban a ser derribados para realizar la construcción de los nuevos brazos del Distribuidor, sin embargo un amparo promovido por Luis González Lozano, director de la organización Cambio de Ruta, los mantiene con vida.
Los árboles sobrevivientes se encuentran sobre un camellón de la carretera a Rioverde, a un costado de la glorieta y las instalaciones de la Coca Cola. Son de tipo Laurel de las Indias y/o Ficus y, además, hogar de un numeroso grupo de garzas blancas. Previamente habían recibido la “marca de la muerte”, una señal distintiva hecha con aerosol, la cual indicaba que iban a ser derribados.
En su entorno se encontraban más árboles, sin embargo fueron derribados sin ningún tipo de permiso, causando daños al ecosistema y violando la Ley de Protección y Conservación de Árboles Urbanos del Estado de San Luis Potosí, que especifica en su artículo 24 lo siguiente: “Toda persona que desee realizar trabajos de poda y derribo del arbolado urbano, deberá contar con la autorización oficial expedida por el Ayuntamiento, o la unidad administrativa que el Municipio haya designado para dar cumplimiento a la presente ley”.
Según Luis González Lozano, cuando se trata de obras estatales los permisos se “obvian” y no se piden con el falso argumento de que la obra es de interés público. “Yo digo que es un falso argumento porque también es de interés público la conservación del medio ambiente”.
Cambio de Ruta promovió un juicio de amparo con la intención de proteger los árboles dada la clara violación a la ley, pero en primera instancia fue desechado por la juez primero de Distrito de San Luis Potosí, Fabiola Delgado Trejo, en el expediente número 518/2018-6, argumentando que “la parte promovente no cuenta con interés legítimo alguno para combatir tales actos, sino únicamente un interés simple”.
Ante tal determinación se promovió el recurso de queja número 156/2018 ante el juez primero de Distrito del Noveno Circuito Judicial Federal, argumentando que “el medio ambiente sano, como elemento indispensable para la conservación de la especie humana y para el disfrute de otros derechos fundamentales, tiene carácter colectivo, porque constituye un bien público cuyo disfrute o daños no sólo afectan a una persona, sino a la población en general”.
Además de que “…las leyes secundarias en materia ambiental también otorgan una legitimación amplia para promover las vulneraciones al medio ambiente, pues cualquier persona puede denunciar los daños ambientales…”
Posteriormente, el Segundo Tribunal Colegiado del Noveno Circuito revocó el desechamiento del amparo y ordenó que se admitiera el juicio amparo. Esto significó vida para los dos árboles que hoy pueden seguir creciendo junto al Distribuidor Juárez.
Se pidieron informes a las autoridades competentes, como Gobierno del Estado, la Secretaría de Comunicaciones y Transportes y al Ayuntamiento; su respuesta giraba en torno a que no se tenía contemplado cortar los árboles, razón por la que no se pidió ningún permiso, no obstante los árboles ya estaban marcados de la misma forma que los otros que sí fueron derribados.
No se sabe si el amparo y la conservación de los árboles causó modificaciones a las obras que continúan en el Distribuir Juárez, lo que es claro es que al día de hoy se puede observar que las obras pudieron desarrollarse sin problemas de obstrucción por parte de los árboles. Ambas partes pudieron convivir, muestra de que su derribo iba a ser sólo un capricho de las autoridades, sin sustento científico ni legal.
Para Luis González, este es un amparo “insignia”, una base a seguir en un futuro, que sirve para la protección de más árboles, sin importar que sea uno, dos o tres. Este es el primer amparo que se promueve en San Luis Potosí en razón de la protección de árboles. Hay antecedentes de protección de áreas naturales completas, pero no de únicamente dos árboles.
Cuando es necesario el derribo o el trasplante de un árbol, deben existir medidas de mitigación que disminuyan el impacto ambiental causado. “Hay que pensar en reubicarlo o ver cuántos se van a sembrar por cada uno que quitas, para todo hay reglas”.
Existieron múltiples violaciones a la Ley de Protección y Conservación de Árboles Urbanos y al Código Penal de Estado
El artículo 14, enumera las causas justificadas para el derribo de árboles. La fracción II especifica como causa justificada: “Cuando el árbol o los árboles interfieran en el trazo de caminos, pavimentación de calles, construcción o remodelación, y que sea imposible, de acuerdo a las características del árbol, integrarlo al proyecto, por representar una amenaza para el desarrollo del entorno”.
Sin embargo, el proyecto continuó y los árboles siguen vivos, fue posible integrarlos a la construcción de los brazos del Distribuidor. De igual forma iban a ser derribados por las autoridades. También se especifica que siempre que sea posible se debe trasplantar el árbol a donde se considere conveniente, situación que tampoco ocurrió con los que sí fueron derribados anteriormente.
El artículo 31, hace responsable de la restitución física o económica a quien “realice sin autorización de la autoridad municipal la poda excesiva o derribo de uno o más árboles urbanos”. Hasta ahora no hay responsables ni restitución física ni económica.
De acuerdo con el artículo 298 del Código Penal, se sanciona con tres meses a cinco años de prisión “al que ilícitamente derribe, tale u ocasione la muerte de uno o más árboles”. Falta en la que se incurrió: se terminó con la vida de más de tres árboles sin autorización y no hubo sanción alguna.
La mentalidad de las personas es uno de los más grandes obstáculos que observa el director de Cambio de Ruta para seguir avanzando en materia ambiental.
“A nivel nacional y en la zona conurbada de San Luis Potosí, Soledad, se tiene un grave problema de que los árboles se ven como objeto decorativo (…) nos es muy fácil tener una construcción donde hay un árbol y simplemente quitarlo”.
El camino fácil es quitar todo lo que obstruye nuestro paso, sin importar su valor y el daño que pueda significar a gran o pequeña escala. Este es un caso que demuestra que por más pequeña que sea la situación, se puede salvar y convertir en una base y ejemplo para el futuro.
Aún me pregunto, ¿qué dirían estos árboles acerca de que unas hojas de papel los mantienen con vida?