Mariana de Pablos
Es a través del arte que pueden ser denunciadas algunas de las fracturas más grandes que aquejan a nuestras sociedades, así lo demostró Elda Partida Espinoza autora de “Monólogos desde la penitenciaria: dando voz”, una obra de teatro social que enfatiza en la importancia de generar conciencia sobre la necesidad de crear una mejor estrategia de atención e impartición de justicia con perspectiva de género para las mujeres que se enfrentan a un proceso penal.
En un poderoso y emotivo monologo dividido por encuadres, Izanami Serrano, Valeria Calvillo, y Laura Cervantes –todas estudiantes de la Universidad Autónoma de San Luis Potosí– interpretan a Minerva, Mayra y Sofía, tres mujeres que fueron privadas de su libertad luego de haber sido sometidas a un sinfín de abusos y violencias estructurales e institucionales que no solo marcaron sus vidas, sino que sellaron su destino.
La obra está inspirada en la vida de tres mujeres que actualmente se encuentran cumpliendo sentencia en el Centro de Reinserción Social La Pila en San Luis Potosí. Son historias de violencia, injusticia y dolor que retratan de una forma artística e inquietante la realidad a la que se enfrentan muchas mujeres diariamente.
La pieza dirigida por Elda Partida, quien además recopiló las historias personalmente en 2018; y producida por Betsaida Portillo, líder de la dirección de mujeres de la Federación Universitaria Potosina, fue presentada el pasado jueves 7 de marzo en el área de mujeres del antiguo penal de San Luis Potosí, ahora Sala de las Musas del museo Leonora Carrington.
El evento se suma a la serie de actividades que este recinto está realizando de forma gratuita con motivo del 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer; y con el objetivo de cambiar la perspectiva sobre la forma en que socialmente se concibe a las mujeres que están dentro, así lo señaló Elda Partida, quien además explicó la importancia de colocar estos temas sobre la mesa:
“Uno estigmatiza desde este lado, desde afuera, a las chicas que se encuentran dentro [del penal]. Sin embargo, hasta que no las escuchamos no comprendemos cuales son las circunstancias. El hecho de estar en un penal también atiende a una falla estructural del sistema que no ha sido atendida”.
Los retos a los que se enfrentan las mujeres privadas de su libertad son muchos y variados, partiendo del hecho de que tienen que cargar con un doble estigma: en primer lugar, como mujeres y, en segundo, como presas, es decir que una mujer que llega a cárcel es porque ha transgredido no solamente la ley, antes tuvo que haber transgredido el rol de género que se le asignó.
Experimentando así una mayor discriminación que los hombres desde su encarcelamiento hasta su reinserción en la sociedad. Así, esta obra insiste en la necesidad de implementar un enfoque de género en los sistemas penitenciarios mediante el cual se tome en cuenta el hecho de que las mujeres vienen de contextos distintos a los de los varones, los cuales deben ser tomados en cuenta durante el proceso penal.