Frater Ignatius
Cuando hablamos de codificación dirigida en la guerra, hablamos de un tema realmente apasionante. Los códigos se han manejado desde tiempos inmemoriales y forman parte de una historia de intriga y dominación marcial. No es exagerado el afirmar que muchas veces gracias al manejo de estos códigos e incluso a su pérdida o robo, se han definido incluso guerras de enorme calado.
Entre 1914 y 1918, los nazis extraviaron varios rollos de códigos que hicieron suyos los británicos. La unidad británica llamada Room Forty, descifró gran parte de los mensajes, dando a los aliados una ventaja muy importante en la primera guerra mundial.
En el año de 1976, Whitefield Diffie, Martin Hellman y Ralph Merkle de la Universidad de Stanford, trabajaron sobre la codificación asimétrica, un método para distribuir mensajes con código por medio de un par de claves criptográficas: una clave es pública y la otra es privada. La clave privada siempre es para la persona interesada, mientras que la pública puede darse a cualquiera, en forma masiva sin que se produzca ninguna posibilidad para la persona interesada. Las claves se relacionan de manera numérica, aunque la clave privada no puede conseguirse de la clave pública a través de ningún sistema de decodificación posible. Aquí reside el quid de todo esto: Un mensaje en codificación respecto a la clave pública puede solamente descifrarse con la clave privada que corresponda. Es un caso específico de “amarre” de dos números distintos.
El típico ejemplo del buzón de una casa nos ayuda a entender plenamente este concepto tan actual. Nos enfocamos en la apertura del buzón. La clave pública es muy similar a la dirección de la casa: cualquier persona mete cosas en esa apertura del buzón. No obstante solo la persona que posee las llaves de la casa y del buzón puede acceder a esa información, ya sea una carta o el paquete de correos.
Ronald Rivest , Adi Shamir y Leonard Adleman sugirieron en algunas conferencias de MIT que algunos números primos muy grandes podían utilizarse para proteger los mensajes. En el caso de multiplicar dos números primos enormes de ingente tamaño no es tan difícil para una computadora, empero el procedimiento inverso para localizar los dos números primos primarios a partir de su producto puede resultar casi imposible. Anteriormente algunos científicos especialistas en informática y computadoras habían desarrollado una encriptación de clave pública para los servicios de inteligencia británica, tal como lo señalado a principio de este escrito. No obstante, este trabajo se mantuvo en secreto por seguridad nacional.