Cuéntame una de abogados: La defensa de Adán y Eva

Joel Hernández Vázquez

Este oficio no es para cualquiera. Ser la voz de otro ante el Estado, es decir, ante la sociedad representada por la figura del Estado; no es cualquier cosa. El canon de los abogados es, per sé, el más estricto. Todo son fechas, plazos fatales, dineros, libertades, magistrados, ministros, derechos, impuestos, modo, tiempo, lugar. Puntos y comas. Culpable o inocente. No hay otra. Para ser abogado se necesita una cosa: Cuestionarse todo.
¿Dónde dice? ¿Quién lo dijo? ¿Por qué lo dijo? ¿Lo dijo a tiempo? ¿Tiene derecho a decirlo? ¿Quién lo revisó? ¿Quién lo aprobó? ¿Quién lo firmó? ¿Le falta un sello?

Cuestionarse todo es un ejercicio de libertades intelectuales y espirituales. En casi veinte años que tengo haciendo esto, un libro me obsesionó: La Biblia. Se trata, desde el punto de vista legal, de un código penal; el más popular de todos los tiempos. Comprende una serie de prohibiciones, administradores de justicia, instancias, perdones y castigos. Penas máximas. Condenas infernales. Eternas.

El texto bíblico, que en realidad es una compilación de doce libros, resulta sorprendentemente judicial. Comienza con la expulsión del ángel caído; lo que se traduce en el primer conflicto laboral por despido. El pasaje de Adán y Eva, el primer destierro.
El personaje central de la segunda parte, el Nuevo Testamento, fue procesado y condenado a muerte. Todo el texto está orientado a la existencia de un «Juicio Final».
La Biblia resulta, en este sentido, el código penal de este Gran Juicio Sumario.

En esta entrega me referiré a uno de estos episodios. La situación de Adán y Eva.

En este pasaje, de todos conocido, «Jehová» prohíbe comer del árbol «de la ciencia del bien y del mal» porque «el día que de él comieren; ciertamente morirán». [Génesis 2:17].
El árbol, ya se ve, no representa ninguna cuestión sexual. Este inexplicable acaparamiento de la información representa el primer bloqueo al derecho al acceso a la educación.

En un segundo momento [Génesis 3:1-4] «La serpiente» le platica a Eva que la advertencia era falsa. Podían comer y no morirían. El árbol es profanado. Jehová, arrebatado en ira emite condena [Génesis 3: 6-20]: (1) Maldice a la serpiente y le sentencia a «andar sobre su pecho» y «comer del polvo»; (2) a la mujer; multiplicando «los dolores en las preñeces» y dar a luz «con dolor». También a ser «enseñoreada por su marido» y tener «deseo» solo para él; (3) al hombre; a no probar más del árbol (de la ciencia), comer «con dolor» y «sudor del rostro» el pan que produzca su trabajo; y (4) a la tierra, que no tuvo nada que ver en el asunto, a ser «maldita». Producir «espinos y cardos».

En estricto sentido la serpiente tenía razón. No murieron. Esto la convierte en el primer libre pensador. Eva la primera científica. Contrario sensu la advertencia de muerte respecto de probar el árbol es la primera mentira de la historia. Más aun; se trata de la primera legislación simulada; su existencia no beneficiaba al gobernado y las consecuencias de su inobservancia eran falsas.

La sentencia devino contraria a derecho; es ajena a la pena inicialmente legislada para el delito. La muerte. En cambio, el juzgador se decantó por la tortura. Demostraciones vulgares de poder. Mutilación de extremidades, andar por el pecho, comer del polvo, dolores de parto, sumisión de género, aridez al mundo, trabajo forzado y destierro.
Ensalada del castigo en sensaciones insoportables y derechos suspendidos.

Para el razonamiento jurídico, el castigo divino supera el elenco de Derechos Humanos básicos. Toda la sentencia estaría afectada de nulidad a la luz del artículo vigésimo segundo de la Constitución Mexicana. «Quedan prohibidas las penas de muerte, de mutilación, de infamia, la marca, los azotes, los palos, el tormento de cualquier especie, la multa excesiva, la confiscación de bienes y cualesquiera otras penas inusitadas y trascendentales. Toda pena deberá ser proporcional al delito que sancione y al bien jurídico afectado».

Dios escribe historia en renglones torcidos. ¿Quién fue el bueno? ¿Quién el malo?
Tomaré esta oportunidad como una manera de analizar la Jurisprudencia Bíblica. No sé, quizá alguien me contrate para representarlo el día del Juicio Final. Después de todo, es un Juicio. Recuerde, usted tiene derecho a un abogado.

Esta es, precisamente, la ciencia del bien y del mal.
La ciencia de los abogados.

Marzo, 2023.

joel@estudiocientotres.com

Las opiniones aquí expresadas son responsabilidad del autor y no necesariamente representan la postura de Astrolabio.

Es abogado, director de Estudio #103, una firma enfocada a la consultoría y litigio en procesos laborales y migratorios. Le ha dedicado 18 años al ejercicio de su profesión en el ámbito privado. En su trabajo destaca la promoción de litigios constitucionales en contra de la Universidad Autónoma de San Luis Potosí debido a la prohibición de cursar una segunda licenciatura; así como el cobro de cuotas de inscripción. Representó a un grupo de internas en la conducción de la primera demanda laboral relativa a un esquema de esclavitud análoga en contra de una empresa maquiladora dentro del penal de San Luis Potosí.

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