Estela Ambriz Delgado
Entre algunas acciones que los vecinos de El Saucito han realizado para mantener en buen estado la plaza que se encuentra alrededor del templo de Nuestro Señor de Burgos, hace aproximadamente dos años el artista plástico Víctor Alfredo Morales Zapata realizó un mural en conjunto con las personas de este barrio, el cual tendrá que ser restaurado porque recientemente fue objeto del vandalismo.
Víctor lamentó que no se haya respetado el trabajo de la comunidad, pues es un mural que tiene un importante significado en torno a las tradiciones de El Saucito, además de que su realización es muestra del interés que tienen los habitantes por su barrio.
“Es un mural que se hizo en comunidad, y representa mucho, ellos estuvieron también pintando, lo financiaron, juntaron dinero para la pintura y nos estuvieron dando de comer todo el tiempo de la realización, duramos casi tres semanas trabajando todos los días (…) pero se va a reparar igualmente con el apoyo de los vecinos”.
El artista narró que la iniciativa de hacer el mural surgió de un proyecto con la temática de movilidad, por lo que se rindió homenaje a un danzante conocido como “Quiquín”, quien cada año acude a rendirle su tributo a nuestro Señor de Burgos, a pesar de que está en silla de ruedas, y con ello visibilizar la falta de rampas de acceso para todas las personas a la plaza, hace aproximadamente dos años.
“El grupo dancístico le da su lugar, es una danza inclusiva (…) y nos pareció un personaje para hablar de la movilidad en el lugar, porque no había rampas para hacer el espacio accesible a todos”.
Posteriormente se amplió el proyecto hasta culminar el mural que se encuentra a un costado de la iglesia, donde se plasman las tradiciones y costumbres de El Saucito.
“Busqué reflejar a las personas que viven la fiesta de El Saucito, los usuarios, la comunidad que es la que usa la plaza, que habita el espacio, y creo yo que era muy importante hablar de las fiestas, es una de las fiestas más importantes de la ciudad, y por la cantidad de gente que junta no sólo de la zona sino también otras colonias”.
En la esquina principal de la plaza se sitúa “La sacerdotisa”, una anamorfosis que da la impresión de eliminar la esquina, y da la bienvenida a las personas que por ahí transitan, pues es una mujer con los brazos abiertos, en un símbolo de respeto a todos los que vienen, y que es como normalmente inician la danza.
En el mural, Víctor Morales plasma también el valor de la danza y su aporte a las tradiciones y cultura de El Saucito, pues es parte de lo que hace sentir orgullosa del barrio a su gente.
Para mí es muy significativo porque cuando era niño que venía a las fiestas, creo que todos recordamos a los danzantes, era lo que más recordaba… los danzantes y su aporte a la cultura de la comunidad.
También están representados los toritos o pólvora, y la marmota, que son muy característicos de la fiesta del Señor del Saucito, y la vendedora con su canasto de mimbre, representando las personas que venden comida alrededor de la plaza y forman parte de la gastronomía del lugar.
“Los vendedores son quienes habitan el espacio y mantienen la gastronomía del lugar viva (…) tratamos de representar en personajes anónimos cada una de estas tradiciones que vemos alrededor del espacio”.