Entre las primeras palabras que de pequeños aprendemos en nuestra lengua materna están los colores. Los niños en los parvularios aprenden las formas y los colores como algo básico en lo que fundamentar sus conocimientos posteriores. Pero, ¿te has preguntado de dónde surgieron los nombres de los colores? En el castellano o español la etimología es variadísima, ya que por la península ibérica transitaron y se establecieron muchos pueblos y culturas diferentes.
Blanco.
En castellano, “blanco” empieza a utilizarse en el siglo XII, se impone a las palabras latinas “albus” o “candidus” que significaban también blanco. El origen está en la palabra germánica “blank” que quería decir brillante y la raíz de ésta podemos buscarla en la voz indoeuropea “bhleg”.
Nos llegó de la mano de esos pueblos germánicos invasores que llamaban así a sus caballos de colores claros.
Amarillo.
En castellano se empieza a utilizar este término en el siglo XI. Proviene de la palabra latina “amarellus” que significa pálido o amarillento y es un diminutivo de “amarus” que quiere decir amargo.
Posiblemente la relación entre el color y la amargura provenga de los enfermos de ictericia, que tienen ese color y se pensaba que la enfermedad venía de un trastorno de la bilis, que era el humor amargo.
Naranja.
Naturalmente, el origen está íntimamente ligado a la fruta. Aunque al castellano llegó de la mano de los árabes, naranj es naranjo y naranjah es naranja, hasta llegar a ellos pasó de las lenguas dravídicas (como lo es el tamil) al sánscrito, de éste al persa y finalmente al árabe.
Rojo.
Del protoindoeuropeo “reudh-“, pasó al ruso “russeus”, pero no fue hasta el siglo XV que se utilizó normalmente en el castellano.
Convivió y convive con palabras que hacen referencia al color de la sangre como son “bermejo”, “colorado” o “encarnado”.
Verde.
Empezó a usarse en el castellano en el siglo XI. Proviene del latín “viridis” que quería decir vivo, vigoroso o verde. Se piensa que originariamente pueda relacionarse con “brote” osea con una planta que crece.
Curiosamente, en muchas lenguas orientales, antiguamente no se distinguía entre verde y azul y se tomaba el primero como un tono del segundo.
Azul.
La palabra azul vendría del árabe “lazward” que quería decir “lapislázuli” y a su vez procedería del persa y del sánscrito.
En latín medieval encontramos también la palabra “azurium” y de ella derivaría azur.
Marrón.
Marrón es uno de los términos utilizados para designar este color. Según la región en que nos encontremos pueden ser más frecuentes otras denominaciones como “castaño”, “carmelita”, “pardo”, “chocolate” u otros.
Marrón en concreto procede del francés y significa “castaña”.
Negro.
La voz “negro” para este color se empieza a utilizar en el siglo XII. Aunque no se sabe el origen a ciencia cierta, se cree que proviene del protoindoeuropeo “nekw-t-“ que significaría “noche”. De éste pasó al latín “niger, nigra, nigrum” y del latín al castellano.