Óscar G. Chávez
Un enfrentamiento entre elementos de la Guardia Civil y un grupo de delincuentes armados ocurrió la tarde de ayer en la carretera entre los municipios de Ahualulco y Moctezuma. Nada nuevo si consideramos la situación de inseguridad que atraviesa el estado en el último año. Los hechos confirman (una vez más) no sólo el fracaso de una inexistente estrategia de seguridad, sino también la incapacidad del único cuerpo policiaco estatal ahora denominado Guardia Civil, que no es otra cosa que lo que hasta el sexenio anterior era la policía estatal sólo que con uniformes nuevos y feos. Sus integrantes siguen siendo los mismos policías.
Por lo pronto, la ocurrencia del gobernador Ricardo Gallardo de crear una división de la Guardia Civil para carreteras del estado se mantiene en ese nivel, no presenta avance alguno. Sin embargo, dado el egreso que representará al erario la dotación de las lujosas patrullas y ya entrados en gastos, no estaría por demás adquirir algunos vehículos para carreteras estatales y caminos de terracería.
Lo de los autos lujosos es la última puntada en materia de seguridad pero no es cosa nueva, recordemos que casi a inicio del sexenio el propio gobernador comentó la adquisición de modernos y sofisticados vehículos policiales que serían utilizados en operaciones de combate frontal al crimen organizado; gracias a éstos y a la Guardia Civil, la seguridad incrementaría y la delincuencia sería desterrada del estado. Algunos de estos vehículos estuvieron exhibidos por un buen tiempo en plaza de Armas, afuera de palacio de gobierno; luego, a diferencia de la delincuencia, no se vieron más ni se supo de uso en misiones especiales.
Tampoco sorprendería que con las patrullas “premium” ocurriera lo mismo, que tras la presentación oficial y el lucimiento frente a la ciudadanía y las fuerzas vivas del estado, éstas quedaran por allí guardadas o se les diera un uso distinto al que se dijo serían destinadas.
Mientras esto ocurre por acá y el secretario general de gobierno, responsable de la seguridad del estado, nada dice porque no da la cara, el gobernador recorre las Europas y le juega al estadista, promoviendo a San Luis Potosí y estableciendo compromisos ¡con un embajador mexicano! Aunque ya se le ha dicho hasta el cansancio que los estados de manera independiente no están facultados para hacer política exterior, a Ricardo Gallardo le gusta jugar a que sí se puede.
Un poco absurdo resulta creer que el convenio con BMW tenía que ratificarse en Alemania, sobre todo con lo prácticos que son los alemanes; más bien era un pretexto para echarse una vuelta por allá, conocer las instalaciones y de paso presumir la ortografía. Ojalá también el gobernador haya tenido la capacidad de observar la austeridad de los espacios destinados a reuniones de trabajo en las empresas de primer mundo.
Con todo y que resulten costosos su viajes de trabajo resulta saludable que los realice con cierta frecuencia ya que así nos permite descansar de los disparates que un día sí y al otro también anuncia en los medios de comunicación potosinos. Ya a su regreso volveremos a padecerlo; el lunes, de nueva cuenta serán agenda la arena San Luis y los conciertos de Luis Miguel y Enrique Iglesias, el puente “atirantado” que más bien debería ser atarantado, todo aquello que sea consecuencia de la herencia maldita, y alguna nueva ocurrencia que permita tener, aunque sea en imaginario, otra obra que se convierta en la más grande de toda América.
Dentro de todo esto resulta curioso que, considerando la severidad con que dice se evalúa el gabinete, los titulares de la secretaría de Seguridad, la General de Gobierno y la Fiscalía, continúen siendo calificados con resultados de primera, cuando es evidente que para la ciudadanía en general, las cosas no marchan nada bien. Aunque seamos realistas, si su madeja de engaños, a los que luego es tan dado, lo llevó a mentirle y armarle toda una historia sobre la presa del Realito y sus desperfectos al presidente de la República, ¿qué podemos esperar los simples mortales?
A propósito de esto último, viene al caso recordar que hace unas semanas cuando se le mencionó la inminencia de una crisis de agua para la ciudad de San Luis Potosí, el presidente de la República acotó diciendo que no había tal, es decir conoce el tema a fondo, como seguramente debe conocer los otros problemas, incluido el de seguridad, por los que atraviesa el estado, así como las ocurrencias y caprichos del gobernador. Una cosa es segura, de empeñarse en la construcción de su arena charra y continuar también con esa trayectoria de dispendios, las cosas no le pintarán muy bien en poco tiempo.
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