Por Victoriano Martínez
Tanto han envilecido la política por décadas los personajes que se han apropiado del espacio de la administración pública que, como nunca, han convertido el proceso electoral en curso en una competencia para ver quién se muestra más incongruente como principal requisito para hacerse acreedores a una postulación.
El intento por presentar a Xavier Nava Palacios como precandidato único a presidente municipal de San Luis Potosí en busca de la reelección no sólo se vio frustrado por el registro de Enrique Rivera Sierra, de viejo cuño navista, sino que exhibió la actitud parcial de Mario Delgado, líder de Morena, para seleccionar candidato, algo con cierto parecido a lo que ocurrió con Mónica Rangel Martínez.
En una rueda de prensa con Nava Palacios y Delgado como únicos protagonistas, el alcalde con licencia intentó justificarse con un discurso que apeló a las luchas que encabezó Salvador Nava para acreditar identidad con el Movimiento de Regeneración Nacional, y ofreció la misma bandera que le resultó hace tres años: frenar a la gallardía, aunque no la mencionó directamente.
“El momento político que vivimos en San Luis Potosí exige definiciones claras frente a intentos que pretenden nuevamente volver a la corrupción una forma de gobierno, a grupos que pretenden que en esta contienda nos se den las ideas y la libertad, sino (que) el dinero y la amenaza sean los que rijan este proceso”, advirtió.
Lo dijo junto a un Mario Delgado que en los últimos meses ha operado para allanarle el camino a la candidatura de Ricardo Gallardo Cardona, al grado que intervino para que el Pollo sea abanderado en la coalición PVEM-PT, luego de que se frustró que Morena también fuera parte de esa alianza.
“Los vamos a enfrentar como lo hemos hecho antes y los vamos a derrotar nuevamente, vayan por donde vayan, compitan por donde compitan”, remarcó convencido Nava Palacios en tanto que para Mario Delgado aquel desplante le daba un baño de legitimidad a su doble juego en el que prevalece una clara inclinación política y personal a favor de Gallardo Cardona.
Nava Palacios tendrá que enfrentar la exhibición de posturas contradictorias que van desde su campaña en 2015 al lado del equipo ganador de Ricardo Gallardo Juárez, su participación en la protesta de alcaldes en la Puerta Mariana del Palacio Nacional y sus acercamientos con los gobernadores de la alianza federalista.
Posturas que incluyen las más recientes, entre las que ya comenzó a circular un video de su precampaña panista en el que dice: “Tenemos que irle a ganar al partido del Presidente, a Morena y a sus aliados que son una porquería”.
Si algo ha caracterizado a los politiqueros en las últimas décadas es el chapulineo de un cargo a otro. En el actual proceso, como nunca su luchita por mantenerse dentro del presupuesto ha dado paso a un chapulineo entre partidos, al grado que un Leonel Serrato se siente en libertad de unirse a los que “matan, extorsionan, levantan, atosigan y cercan las libertades” o Nava Palacios a mezclarse con la porquería.
¿Por qué lo hacen? No sólo porque pueden, sino porque han sido tantos los politiqueros que lo han hecho tantas veces sin enfrentar consecuencias, que han perdido la vergüenza hasta el grado de ya no importarles repetir sus fórmulas de maneras cada vez más incongruentes y cínicas.
El salto de Sonia Mendoza del PAN al Verde provocó una descarada confesión del dirigente estatal panista, Juan Francisco Aguilar Hernández, sobre los verdaderos objetivos de su politiquería: “Ella ha logrado un patrimonio político y económico muy importante en el servicio público abanderando al PAN”.
Sí, para ellos el juego es acumular patrimonio, no político sino politiquero, que les abra el camino a acumular patrimonio económico con cargo al erario.
Un juego en el que la vía de acceso al poder la han convertido en una contienda en la que los electores cuentan sólo como blanco de campañas de hipocresía o de dádivas a cambio de su voto.
No es de extrañar que así sea si es lo que les ha funcionado para poder medrar de la administración pública, en tanto que, quienes han mostrado más congruencia, son rechazados e ignorados en sus manifestaciones públicas.
El ilegítimo espaldarazo de Mario Delgado a Nava Palacios, a pesar de haber otro aspirante a la postulación, presagia que se impondrá como candidato al alcalde con licencia, en tanto que a Rivera Sierra no le dejarán otro camino que las protestas que seguramente encabezará, pero que igualmente serán ignoradas como hasta ahora las de Francisca Resendis.
Si de pronto todos esos politiqueros tuvieran un arranque de sinceridad y tomaran distancia de su ego tan inflado y del equipo de zalameros que los rodean, seguro sentirían un poco de vergüenza pero, sobre todo, se percatarían de lo ridículo que es que se crean merecedores de pedirle el voto a los ciudadanos.
¿Habrá alguno que, tras un ejercicio como ese, sea capaz de convencer de que representa una alternativa genuina que busca favorecer el bien común?