Ángel Castillo Torres
Gran polémica desató la decisión de Enrique Galindo Ceballos de no asistir al debate organizado por el Consejo Estatal Electoral y de Participación Ciudadana (CEEPAC). Lo que en un principio fue concebido como un evento para que los votantes conocieran la oferta de gobierno de los 6 aspirantes al Ayuntamiento de la capital, acabó siendo un melodrama. Galindo, que hasta hace unos días era considerado el rival más fuerte, reculó, engañó a los otros candidatos, a la autoridad electoral y a la ciudadanía, al no asistir a la comparación de ideas y proyectos. ¿Por qué lo hizo? Son varias las hipótesis que han intentado descifrar las razones que llevaron al alcalde con licencia a huir de este encuentro de pedagogía política.
Primera-. Galindo tuvo miedo de perder lo ganado. No quiso ser la piñata del debate.
Para la mayoría de los ciudadanos Enrique Galindo rechazó ir al debate por temor a ser apaleado. Hay el rumor de que el alcalde que busca la reelección sabe que sus adversarios tienen en sus poder evidencias de presuntos actos de corrupción cometidos en la ejecución de obras públicas. Este relato asevera, según lo denunció Sonia Mendoza en el transcurso del debate, que se ha privilegiado a una empresa de Monterrey para que ejecute la mayoría de las obras del gobierno municipal. Adicionalmente circula una historia no comprobada aún, de que todo el material que se utiliza en las obras municipales se compra, presuntamente, a una empresa de reciente creación en el estado de Guanajuato. Sabedor de lo anterior, Galindo tuvo el temor de que estos temas se denunciaran durante el debate causándole un daño irreparable a su carrera política. La sola posibilidad de que luego del debate el gobierno de Galindo fuera calificado de corrupto fue algo que aterró al policía. Ello lo hubiera provocado el rechazo de los electores ocasionando su derrota en las urnas.
Segunda-. Galindo no cumplió en materia de seguridad pública, dotación de agua potable y movilidad urbana. Así que en el debate lo iban a sentar en banquillo de los acusados.
Este peligro causó pavor en Galindo porque él sabe que falló y que la elección del 2 de junio será un plebiscito en el que se evaluará su gestión como alcalde. Así que prefirió hacerse humo antes que someterse al ácido del debate en el que de seguro iba a ser cuestionado por incumplido. En la campaña de 2021 Galindo se vendió como el gran experto en seguridad pública que vendría a erradicar los altos índices de violencia que azotan a los habitantes de municipio de San Luis Potosí. Con el lema de “Servir y Proteger” buscó seducir al electorado que ingenuamente le creyó y le dio su voto. Pero resulta que luego de más de 2 años y medio de haber hecho esta promesa más del 60% de los capitalinos se sienten inseguros y están convencidos de que la delincuencia ha rebasado a la autoridad. Galindo reprobó en lo que se supone es su especialidad y muchos electores están por aplicarle un voto de castigo por esta falla. Ahora bien, en cuanto a la prestación del servicio de agua potable la cruda realidad exhibe diariamente a Galindo que es el Presidente de la Junta de Gobierno del INTERAPAS. La crisis hídrica que se vive en el municipio revela que el alcalde con licencia no tuvo la capacidad para presentar un plan de emergencia, ni soluciones integrales que resolvieran el desabasto de agua. La dotación de agua con pipas ha sido simplemente un paliativo que no resuelve de fondo el problema de abasto. Por cierto ¿qué empresa se ha visto beneficiada con ganancias millonarias prestando el servicio de pipas a domicilio?
Por otro lado en lo que se refiere a las políticas públicas enfocadas a resolver el agudo problema de la movilidad urbana tenemos que fuera tapar baches y pavimentar algunas calles y avenidas no existe un plan integral de movilidad que resuelva de fondo este problema que se ha convertido en un infierno para los capitalinos. Miles de horas-hombre se pierden a diario por los atolladeros y estrangulamientos que provocan el descontrol de los “semáforos inteligentes” y las ausencia de vías alternas para la movilidad. Sobre todo en la zona industrial, las escuelas, universidades, el centro histórico y los centros de abastos.
Tercera-. La teoría del complot.
En su afán de justificar su ausencia en el debate, Enrique Galindo echo mano del desgastado recurso de invocar la existencia de una conspiración perversa en su contra. Para curarse en salud el aspirante a la reelección armo una historia dramática. Declaró a la prensa que había decidido no acudir al debate porque todo era una trampa para dar continuidad a una “guerra sucia” en su contra. “En esta elección, mi familia, mi persona y mi campaña han sufrido la guerra sucia más agresiva y baja de toda la historia de San Luis Potosí” (Galindo dixit). Desde luego esta declaración es una exageración si la comparamos con aquella que se ensañó con Sonia Mendoza y que fue orquestada por el güerito Carreras en la elección por la gubernatura en el año 2015. Comparada esta infame embestida contra Sonia, la presunta guerra de lodo contra Galindo es peccata minuta. Pero además, en su denuncia, Galindo se fue a los extremos, acuso directamente a la campaña de Sonia Mendoza de esta conspiración. Con vehemencia y teatralidad denunció que detrás de esto había una Mano Negra que operaba desde la oscuridad con la intención de dañarlo.
Cuarta-. Puro teatro. Victimizarse para conseguir la compasión de los votantes.
Una cuarta teoría que intenta explicar el rechazo de Galindo a debatir sostiene que el alcalde con licencia al ver que nada ganaba con ir al debate optó por hacerse la víctima para provocar sentimientos de compasión en los electores. Es la clásica jugada de presentarse ante el público como el bueno de la película y denunciar a “los otros” (los perversos adversarios) como los malos. La blanca palomita acosada por los temibles halcones. Lo hemos visto y vivido muchas veces en nuestra experiencia cotidiana cuando afirmamos que alguien “se ha tirado al suelo para que lo levanten”, un burdo chantaje sentimental. Pero como hemos sido educados emocionalmente por nuestra tradición cristiana en el hábito de identificarnos con el desvalido, el que sufre humillación e injusticias, pues Galindo le apostó a ganarse la misericordia de algunos votantes haciéndose la víctima.
Por último, ¿Cuánto afectará a Galindo no haber acudido al debate? ¿Cuánto ganaron los otros candidatos al aceptar debatir y hacerlo con dignidad y buen desempeño?
Eso lo sabremos el próximo 2 de junio cuando respondamos al llamado de las urnas.
Las opiniones aquí expresadas son responsabilidad del autor y no necesariamente representan la postura de Astrolabio.
Es psicólogo y maestro en Ciencias de la Educación. Fue delegado de Villa de Pozos en 2022 y subsecretario de Gobierno de 2016 a 2017. Presidió el Comité Directivo Estatal del Partido Revolucionario Institucional en 2013. También fue director general del Sistema de Financiamiento para el Desarrollo del Estado. Ocupó los cargos de regidor en la capital potosina (2007) y de diputado local de la LVI Legislatura (2000). Impartió clases en la Facultad de Ciencias de la Comunicación de la Universidad Autónoma de San Luis Potosí.