Dedazo en el PRIAN

Antonio González Vázquez

Los partidos Acción Nacional y Revolucionario Institucional, ahora mejor reconocidos como PRIAN, definirán sus candidaturas a los ayuntamientos y legislatura local por dedazo.

En el tricolor, recurrirán a una Comisión de Postulaciones y en el blanquiazul, a una de Designaciones.

Los “revolucionarios” aplicarán “exámenes” de conocimiento y los azules, encuestas.

El nonagenario y el octogenario, huyeron despavoridos de sus bases militantes y serán las cúpulas, a través de personeros las que palomeen o descarten, según los intereses de las dirigencias.

Los estatutos de ambos partidos consideran el método de consulta a la militancia mediante procesos electivos abiertos, aunque lo utilizan poco y cuando lo aplican, lo hacen mal.

La consulta es un mecanismo democrático de elección de candidaturas que permite la participación de sus militantes registrados en su padrón interno.

Posibilita que quienes aspiran a un cargo, se acerquen a sus y dialoguen, intercambien puntos de vista e incluso debatan respecto de las problemáticas que aquejan a la ciudadanía, de manera que sus opiniones puedan ser consideradas y se transformen en propuestas y/o compromisos de las y los aspirantes.

Es por eso que las precampañas internas son fundamentales en la vida interna de los partidos en tiempos electorales.

Al PRIAN no les importa nada de eso: las elites son las que mandan.

Desecharon abrir sus procesos para facilitar la imposición de candidaturas por la vía de la negociación; mediante acuerdos tan oscuros como perversos.

Le tienen pavor a la democracia participativa a la que tienen de adorno en sus estatutos para nutrir su demagogia discursiva.

Su temor a la voz y al juicio de sus militantes se sustenta en el hecho incontestable de que cuando se atreven a abrir sus procesos electivos, fracasan porque en esos partidos suelen ser muy dados a incurrir en la trampa y el fraude.

Para las elecciones de candidato a la gubernatura de junio de 2021, el PAN abrió a sus bases y los convocó a las urnas, pero los resultados fueron desastrosos al denunciarse múltiples irregularidades como la coacción y la compra de votos.

Ganó César Octavio Pedroza Gaitán y como consecuencia trajo una desbandada de panistas encabezados por Sonia Mendoza.

En el año 2015 había ocurrido algo semejante.

En diciembre de 2021, Verónica Rodríguez Hernández, fue electa en un proceso a los militantes como presidenta del Comité Directivo Estatal, en el marco de una elección amañada y sucia que concluyó con la renuncia de cuadros históricos del partido.

Hace unos meses, Sara Rocha Medina fue electa presidenta del Comité Directivo Estatal del PRI, para el que se había convocado a una elección abierta a las bases. Fue tanto el terror a la consulta que la suspendieron.

Mediante triquiñuelas, el partido le negó el registro a una planilla, de modo que, al haber fórmula única, se canceló la elección, misma que aún se encuentra a revisión en tribunales.

Lo anterior solo por citar el caso más reciente, pero el PRI tiene una historia de larga data de procesos internos fraudulentos.

En el PRIAN la postulación de candidaturas por medio de la designación es sinónimo de unidad y fuerza interna, aunque en realidad es un acto de evasión y mezquindad para con el derecho que asiste a sus bases a elegir a sus candidatas y candidatos a cargos de representación popular.

El método de ambos podrá ser legal respecto de sus estatutos, sin embargo, revela su descomunal incongruencia: exigen democracia y respeto al voto, elecciones libres en las que se exprese la gente, mientras niegan eso en su fuero interno a las militancias.

Más aún, esos partidos afirman que irán por el triunfo total en el 2024 de la mano de la “sociedad civil” cuando en los hechos son las dirigencias rehúyen a la participación de sus propios simpatizantes.

A éstos, solo les toca votar y hacer activismo de campaña en favor de los beneficiarios del dedazo.

En el PRI, por ejemplo, las y los integrantes de la Comisión de Postulaciones, surgirán de la propuesta del Comité Estatal que preside Sara Rocha, de manera espuria según lo denunciado por quienes han renunciado a su partido.

En el PAN habrá encuestas encargadas por el Comité Estatal que conocerá de primera mano los resultados, para luego tomar decisiones.

El diputado Rubén Guajardo Barrera, puso el acento ante un eventual “cuchareo” de las encuestas al advertir que “para hacer una designación se tiene que justificar, no es al contentillo de un grupo o de otro; lo más importante aquí es que las encuestas que se manden hacer sean muy transparentes y podamos tener designaciones para que seamos competitivos en 2024”.

Próximamente habrá momentos tumultuosos y quizá de reyerta abierta en ambos partidos según sean las designaciones, surgirán inconformidades; la posibilidad de división interna es alta.

Y ese será apenas el primer escollo, pues se abrirá otro frente de pugna entre los partidos una vez que se defina el siglado por municipio y distrito.

La coalición PRI-PAN-PRD deberá sortear muchos problemas, tantos como la inmensa ambición que les mueve por alcanzar espacios de poder perdidos.

Por lo pronto, empezaron de la peor manera posible: haciendo a un lado a sus bases de la toma de decisiones.

Alejandro Moreno Cárdenas, Sara Rocha Medina, Marko Cortés Mendoza y Verónica Rodríguez Hernández serán las y los grandes electores: dedazo sí, democracia interna, no.

Sin duda, encaminados a la derrota dentro de seis meses por estar convertidos en vetustas instituciones incapaces de cambiar.

Las opiniones aquí expresadas son responsabilidad del autor y no necesariamente representan la postura de Astrolabio.