Por: Victoriano Martínez.
Fue a través de los medios de comunicación que Gonzalo Benavente González tuvo la primera noticia de que sería director de Desarrollo Económico en la administración del perredista Ricardo Gallardo Juárez, y fue por el mismo medio que se enteró de que tenía que dejar el cargo. Pasaron casi siete meses entre uno u otro momento.
“Paradójicamente, el 30 de septiembre próximo pasado a través de los medios de comunicación me entero que había tomado usted la decisión de conferirme el cargo de Director de Desarrollo Económico para la Administración Municipal 2015-2018, casualmente y por la misma vía, recién me entero que ha tomado usted la decisión de removerme del cargo.
“Es evidente que el canal de interlocución entre usted y yo, por alguna extraña razón, desde hace meses se interrumpió.
“Sin el ánimo de forzar las cosas y mucho menos entrar al terreno de las aclaraciones o justificaciones, por este medio me permito informarle que a partir de esta fecha he tomado la decisión de separarme del cargo que dignamente he venido desempeñando, en espera de que se sirva usted indicarme a quién deba yo entregar la oficina”.
Con esas 133 palabras, Benavente González dejó atrás algo más que la dirección que ocupó en la administración gallardista, en la que dejó proyectos encaminados para redimensionar el Instituto de la Cantera, promover el autoempleo y programas de apoyo a pequeños negocios. También quedó atrás un proyecto político al que le veía potencial, pero del que terminó desilusionado.
– ¿Decepcionado de Gallardo?
– Sí estoy desilusionado, porque yo sí tenía una buena expectativa de este proyecto, es decir, yo en un principio cuando entré al proyecto como candidato, la verdad es que me sentí parte de un proyecto de largo alcance.
Benavente González ubica el distanciamiento con Gallardo Juárez en noviembre, cuando le fue asignado como subdirector Eugenio Robles, quien había ocupado la titularidad de esa dirección con Victoria Labastida. A pesar de ello, el trabajo continuó, pero también el enfriamiento de la relación con el alcalde.
“No tanto que no aguantar el ritmo o que no pudiera con el paquete, sino que más bien por cuestiones de estilo personal y, por cuestión de dignidad, yo tomé la iniciativa antes de que llegara el extremo”, señaló sobre el momento en que presentó su renuncia (las 10:46 horas del 15 de abril, casi dos horas antes de que el secretario Marco Antonio Aranda anunciara en entrevista su despido).
Entre las señales de distanciamiento, Benavente González reconoce que su amistad con Horacio Guerra, dueño de Vigue, provocó entre sus compañeros de gabinete la idea de que podría ser un infiltrado, al grado que Aranda trató de exhibirlo en una ocasión al advertirle frente a todos los funcionarios que evitara filtrar información a los medios sobre el conflicto por la basura.
“No te equivoques, le dije, yo tengo una relación de amistad con Horacio Guerra, que es el dueño de Vigue, pero nada de lo que se ha filtrado a los medios ha salido por mi conducto, y más áun, te puedo hacer la precisión de no tengo ningún vínculo comercial”, recordó.
Señaló que no está arrepentido de haber ocupado un cargo en el gabinete del alcalde Ricardo Gallardo, porque aunque terminó decepcionado del proyecto, la experiencia resultó en un buen ejercicio en el que dejó encaminados proyectos a los que espera que les den continuidad.
