Desincentivar la delincuencia

Por Victoriano Martínez

En la medida en que para los delincuentes el cometer sus fechorías les resulte de alto riesgo, la inseguridad tendrá que comenzar a ceder.

Si saben que corren el riesgo de perder la vida, como le ocurrió a uno de los asaltantes de un comercio en la calle de Guajardo el pasado 5 de noviembre, a manos de un policía…

Si saben que la sociedad se ha organizado para impedir que cometan sus robos, y es capaz de atraparlos y atarlos a un poste, como le pasó a un presunto ladrón que así amaneció el pasado lunes…

Si saben que al intentar un asalto se tienen que enfrentar con policías y terminan detenidos, a pesar de que desafortunadamente hayan causado la baja de un agente…

… se lo pensarán más antes de lanzarse a cometer su crimen.

Todavía puede considerarse que son pocas señales de que les está cambiando la suerte a los criminales, pero resultan significativas, sobre todo porque son tres situaciones adversas para la delincuencia en apenas 15 días.

En la medida en que esas señales se repitan, preferentemente sin decesos y sí con actos delictivos frustrados y muchos detenidos, la delincuencia perderá uno de sus incentivos: poder cometer sus fechorías sin riesgos.

Pero apenas es una primera parte que, necesariamente, tendrá que ser reforzada con la eliminación de otro incentivo para la delincuencia: la impunidad.

Las instituciones procuradoras de justicia, desde las instancias preventivas e investigadoras hasta las juzgadoras, tendrán que dar señales de sanciones ejemplares y no de liberaciones condescendientes.

Se trata de la eliminación de dos incentivos para la delincuencia que son parte de la ruta obligada para que se cumplan las tres demandas que este martes delineó aquí el doctor José Manuel Mireles, al presentar su libro Todos somos autodefensas, para lograr la paz social en todo el país:

Uno: seguridad pública eficiente.

Dos: una correcta impartición de justicia.

Tres: el restablecimiento del Estado derecho en todos y cada uno de los Estados.

Tres exigencias que requieren lo que el propio Mireles resumió: si cada uno de nosotros hiciera su trabajo, habría paz social en toda la patria.

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