María Ruiz
Juan Antonio Villa Gutiérrez, titular de la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana (SSPC) de la capital, reveló que en los últimos seis meses la Policía Cibernética ha enfrentado casos alarmantes, pues más de 30 mil imágenes de contenido sexual ilícito han sido detectadas y retiradas de circulación, mientras que el 10 por ciento de estas involucraba a menores de edad, convirtiéndose en un reflejo de los riesgos que persisten en el entorno digital.
Además, el funcionario destacó el caso de una menor sustraída en Matehuala, quien fue localizada gracias al análisis de su actividad en redes sociales.
Aunque este hecho culminó con un final favorable, dijo que evidencia el alcance de las redes criminales que operan en plataformas aparentemente seguras y la vulnerabilidad de los usuarios.
Un ciberespacio sin regulación
En este sentido, remarcó que la comercialización de imágenes ilícitas, la suplantación de identidad y el grooming (acoso a menores en línea) son apenas algunos de los delitos que proliferan en el ámbito digital.
Villa Gutiérrez reconoció que el marco legal actual es insuficiente para combatir este tipo de actividades debido a su naturaleza transnacional.
“Nos encontramos con plataformas alojadas en otros países, como el caso de Nueva Zelanda, desde donde se comercializaban imágenes a nivel global. Sin una legislación internacional común, estos delitos seguirán siendo difíciles de erradicar”, señaló.
Las víctimas más vulnerables
Uno de los datos más preocupantes es que los menores de edad, especialmente entre 15 y 17 años, son las principales víctimas de estos delitos. Según Villa Gutiérrez, muchos jóvenes desconocen las repercusiones de compartir imágenes íntimas en línea.
“El intercambio de fotografías inicia en secundaria o preparatoria y, una vez que se pierden, ya no hay control. Las plataformas se convierten en el principal canal de distribución de este contenido, y los afectados terminan siendo revictimizados”, advirtió.
Aunque se han implementado esfuerzos como la certificación de escuelas ciberseguras, la realidad es que padres y maestros aún carecen de herramientas suficientes para proteger a los menores.
“Los jóvenes conocen términos como phishing o dark web, pero los adultos están en otra dimensión; ahí es donde necesitamos llegar. El ciberespacio no tiene fronteras, pero nuestras leyes sí. Sin una estrategia integral, los criminales seguirán encontrando huecos legales para operar”, alertó Villa Gutiérrez.