Por: Oswaldo Ríos.
Twitter: @OSWALDORIOSM
Un misterio recorre nuestro estado: seis potosinos desaparecieron en la capital del país desde el pasado 1 de septiembre de 2018 y hasta la fecha no se tiene noticia de ellos. Se trata de cuatro mujeres y dos hombres. Responden a los nombres de Adriana Aguilar, Martina Cazarez, Lidia Vargas, María Luisa Veloz, Cuauhtli Badillo y Ricardo Delsol. Bendita tecnología, busqué sus nombres en la web y pude saber que se supone que, desde esa fecha, cobran como diputados federales y eso explica porque nadie los conoce, ni siquiera sus representados. Afortunadamente también pudimos investigar otros datos de estos plurinominales morenistas hijos de la pirinola: ninguno lleva cédula profesional en la cartera, de hecho, su promedio de estudios no supera el segundo año de secundaria; no han votado un solo asunto o promovido una sola gestión a favor del estado; y solo han presentado ¡4 iniciativas en casi año y medio de legislatura! (Ninguna de las mujeres ha propuesto una sola). Nunca en la historia, San Luis Potosí había tenido tantos diputados federales (quince en total), pero de ellos, seis son esta marabunta amorfa que solo sirve para levantar el dedo y obedecer las instrucciones que les mandan de Palacio Nacional. Lo peor de todo es que este escenario se repite en todos los estados de la república, ¿o acaso los diputados federales de Morena por su entidad son diferentes? En el caso potosino, se puede prever que darán alguna declaración estridente, para dar supuesto testimonio de existencia chaira y luego volverán a hibernar mientras se vuelven millonarios y fifís.
- El señor de las masacres
La próxima semana México se seguirá desangrando y es probable que ocurra una más de las masacres que se han vuelto tan cotidianas en el desgobierno de López Obrador. A un ritmo de 35 mil ejecuciones al año, la Cuatrote garantizará seguir siendo el país más violento de la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos) y mantener una tasa de homicidios dolosos cuatro veces más grande que la de los Estados Unidos de América. Ello seguramente obligará al presidente a realizar un mayor esfuerzo distractor con alguna calumnia de alto impacto, un insulto exponencialmente corriente o alguna patanería vulgar como gritar “¡fuchi, caca!” para desviar la atención de lo realmente importante. Los muertos de López Obrador se acumulan y los “periodistas”, “académicos” y “activistas” que antes le gritaban “asesino” al presidente, siguen callados. ¿Se puede ser más miserable?
- Los diputaimados
Algunos diputados que no saben dónde tienen la cabeza, exigen que antes de que el gobernador Juan Manuel Carreras envíe al Congreso la terna para elegir al Fiscal Especializado en Hechos de Corrupción les dé tiempo de aprobar su “autonomía”. Quizá sea buena idea que lean el artículo 43 de la Ley Orgánica de la Fiscalía General del Estado para que se enteren que esa agencia especializada ya cuenta con autonomía técnica para cumplir con todas sus obligaciones. Y ya si la necedad es mucha, podrían leer el segundo párrafo del artículo 122 TER de la Constitución, el cual establece la autonomía de nombramiento para el llamado Fiscal Anticorrupción, tal como ocurre en la nominación del Fiscal General. ¿De qué depende que el nuevo Fiscal sea verdaderamente independiente de componendas y líneas políticas? Del perfil que elijan. ¿Quiénes? Los diputados. Por eso no es mala idea la propuesta del Comité de Participación Ciudadana del Sistema Estatal Anticorrupción de abrir el proceso de postulación a convocatoria pública, sin embargo, deberían tener cuidado con las seudoorganizaciones ciudadanas (en realidad morenistas disfrazados) que usarán este proceso para impulsar la agenda de los dipuchairos locales.
Comienza el día cero y mañana su continuidad.