Por Victoriano Martínez
Hoy es el Día Internacional de la Mujer y, como cada año, resulta necesario señalar que el todavía dominante sistema patriarcal se viste con lo que mejor considera que puede ayudarle a lograr empatía con una conmemoración que debería ser recordatorio de todo lo que falta, antes que la portación de elementos superficiales y actos y discursos políticamente correctos.
Gloria Serrato Sánchez, directora del Instituto de las Mujeres del Estado, anunció que las actividades conmemorativas se extenderán a los Centros para el Desarrollo de las Mujeres (CDM) en las cuatro regiones de la entidad.
Carreras atléticas, encendido morado, feria de servicios, conferencias, marcha conmemorativa, rodadas, exposiciones de carteles alusivos al 8M, ferias artesanales, mercaditos, proyección de películas, entre otras, son las actividades mencionadas por la funcionaria.
Dispersar actividades por todo el estado sería un buen avance en la reivindicación de la mujer como sujeto activo en todas partes, libre y en equidad y se le dejara de ver como subordinada en lo publico y sometida en lo privado, como se estableció en el objetivo de la declaratoria del Día Internacional de la Mujer.
Valdría la pena que por cada una de esas actividades se expusiera la motivación que, en el marco de la reivindicación de la mujer, les dio origen; de qué manera las empodera su participación en las mismas, y, sobre todo, exponer claramente la forma en que se hará permanecer esa reivindicación el resto del año y cómo se le dará seguimiento.
Un Día Internacional se conmemora para visibilizar una necesidad que debe ser atendida o una serie de derechos que deben ser reivindicados, pero de ninguna manera se trata de una visibilización de un solo día, sino de una señal que debe prolongarse y provocar una atención permanente para actuar en consecuencia todo el tiempo.
¿De qué sirve que un todavía dominante sistema patriarcal se vista de reivindicador de la mujer por un día, y hasta unos cuantos días en torno al 8M, si en el resto del tiempo prevalecen actitudes que difícilmente pueden evitar que cualquiera se percate de que se trata de un disfraz momentáneo para ganar simpatías y tratar de obtener alguna ventaja política?
Peor aún cuando los principales responsables de reconocer la lucha de las mujeres por su reivindicación adoptan actitudes en las que las minimizan y pretenden apropiarse del mérito de acciones impulsadas por ellas, como ocurrió con el caso de la creación de la Fiscalía Especializada en Feminicidios.
O cuando se suele simular una reacción políticamente correcta, con disculpa pública incluida, como lo hizo el alcalde Enrique Galindo Ceballos el 25 de noviembre con Jana y Vale, deportistas extranjeras a quienes se comprometió a apoyar… y hoy ya emigraron porque no hubo el apoyo prometido y tampoco cesó el hostigamiento por parte de su acosador.
O el riesgo en que se deja a las mujeres que se quedan solas cuando por alguna circunstancia sus acompañantes son aprehendidos, sin que a la autoridad le interese contar con un protocolo y seguimiento para evitar que puedan ser víctimas de la inseguridad.
Por mucho que al exalcalde interino, Alfredo Lujambio Cataño, se le haya sentenciado a dos años de prisión, y se le haya suspendido la pena privativa de su libertad con una sanción pecuniaria de 17 mil 324 pesos y una reparación del daño de 25 mil pesos, queda un mensaje en el que se les marca un camino a los abusadores.
La autoridad puede ampliar el catálogo de actividades conmemorativas, lo puede dispersar por todo el territorio del Estado, pero en tanto no esté acompañado de una estrategia de reivindicación permanente no tendrán más que un carácter cosmético, cual disfraz que aprovecha la efeméride convenencieramente porque se carece de una actitud consecuente.