Por: Antonio González Vázquez.
Ayer la LXI Legislatura del Congreso del Estado presentó su Informe de Actividades Legislativas del Primer Año de Ejercicio Legal.
80 por ciento de las iniciativas presentadas durante el año están en situación de rezago y tienen más de 40 observaciones administrativas y de transparencia y acceso a la información, pero eso no importa, lo que importa es lo que el informe diga.
Como en cualquier informe institucional, bien sea el del alcalde, del magistrado o del gobernador, la narrativa es de merecer un diez. Por lo general, el discurso resulta impecable y escrito a la perfección. Si se lee con corrección y una dicción pulcra, hasta puede resultar tan sensible como convincente.
De hecho, hay profesionales del discurso político que le dedican muchas horas de trabajo a escribir algo que sea suficientemente elocuente como para darle vuelta a la realidad. A menudo el discurso, por más abalorios que lleve colgando, no alcanza para mucho y es el caso de los actuales diputados cuya labor de dar pena no se puede atenuar con nada.
El Informe del legislativo reunió a la clase política potosina encabezada por el gobernador Juan Manuel Carreras López, quien como no podría ser de otro modo, aplaudió con vehemencia el Informe. Ya luego tocará el turno a los diputados para aplaudir con igual vehemencia el Informe del gobernador.
Todo es parte de la misma simulación que continúa corroyendo a las instituciones y de la que se valen los políticos para burlarse de la sociedad.
No se trata de informes, sino de visiones de una perfección que solo ellos son capaces de percibir.