Dos árboles amparados y la Avenida Himno Nacional

Por Victoriano Martínez

Manuel y Crescencio son dos árboles sobrevivientes a la depredación ecológica que a nombre del desarrollo de una infraestructura urbana que privilegia a los automóviles por encima de la protección al ambiente estuvieron a punto de ser derribados en septiembre de 2018.

Ubicados debajo de los dos brazos del Distribuidor Juárez, que se construyeron entre 2018 y 2019, Manuel y Crescencio aparecen como un majestuoso testimonio de una victoria de la naturaleza, con el apoyo de algunos humanos, contra la cultura del asfalto y sus perjuicios que hoy mantienen al planeta amenazado por el cambio climático.

Fue el juicio de amparo 156/2018, tramitado por la agrupación Cambio de Ruta, el que salvó la vida de Manuel y Crescencio, a quienes se les bautizó con esos nombres el 11 de julio de 2019, Día del Árbol, cuando se les colocaron sendas placas con su nombre y la siguiente leyenda:

Sigo aquí gracias al juicio de amparo 156/2018 que unas personas como tú y la A.C. Cambio de Ruta promovieron para que no me derribaran. Gracias por cuidarme! Ahora yo cuidaré de ustedes limpiando el aire que respiran y protegiendo a las garzas.

A 18 días de que se vuelva a conmemorar el Día del Árbol, Manuel y Crescencio son testigos de la amenaza que se cierne sobre la vida de más de 800 árboles sobre la avenida Himno Nacional, otra vez por la inconsciencia e ignorancia de autoridades con vocación de depredadores ecológicos a nombre de infraestructura urbana suicida.

Una actitud que hace recordar las palabras del zapatista sub comandante Marcos, en noviembre de 2006, cuando visitó Cerro de San Pedro en apoyo a la lucha contra la Minera San Xavier, y habló de la estupidez de los gobernantes que permitieron ese desastre ecológico: “no se dan cuenta que el daño que provocan los alcanza a ellos mismos y perjudicará a sus descendientes”.

Los perjuicios de eliminar una avenida arbolada y los nulos beneficios de eliminar los camellones y la ciclovía han sido expuestos por expertos y por los propios beneficiarios de la presencia de árboles, así como usuarios de la vía para bicicletas. Testimonios de beneficios colectivos que el proyecto ecocida pretende eliminar en perjuicio de la comunidad.

Una insistencia en aplicar una obra con características tan claramente adversas para la ciudadanía, que exhibe a autoridades sin sentido común, cuyo acto tan irracional sólo tiene una explicación:

“Una venganza política de querer borrar lo poco que pudo haber hecho bien el alcalde previo. Se ve que es una decisión tomada con el hígado y esperemos que recapacite el gobernador”, dijo Carlos Aldrete, arquitecto experto en seguridad vial y movilidad activa.

Una obra que reafirma los alcances de los daños para la comunidad que puede provocar una clase politiquera, que denigra la verdadera acción política y la hace pasar de la búsqueda de lo posible para el beneficio colectivo a degradarla a un mezquino aprovechamiento del poder público para borrar al contrario

Tal es el odio ciego hacia el adversario, que la comunidad y su propia descendencia debe pagar por ello. Una ceguera en las determinaciones que poco les importa si con ellas se violan leyes estatales, federales y tratados internacionales.

No se podía esperar menos de un gobernador sancionado en dos ocasiones por violar la Constitución. Si viola la Carta Magna poco le habrán de importar tratados internacionales que tienen el mismo nivel, y mucho menos leyes secundarias.

Tampoco se podía esperar mucho de un alcalde tan sumiso que con este atentado ecológico contra la ciudad deja ver el alto grado en que puede denigrarse su papel como presidente municipal y la carencia total de dignidad a la que puede llegar un politiquero.

La esperanza de los 867 árboles de la avenida Himno Nacional está hoy en la sociedad, de la que ya se manifestó una parte en el arranque de la obra, y de que –con Manuel y Crescencio como precedente virtuoso– nuevamente la justicia federal, ante un nuevo juicio de amparo interpuesto por Cambio de Ruta, los proteja… ante la inconciencia del gobernador y el alcalde.

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