Francisco X. Salazar S.
No, no estoy anticipando la extradición de Rafael Caro Quintero a Estados Unidos. Me refiero a lo caro que nos ha salido el gobierno de la 4T. Y recalco que estoy titulando esta colaboración en antepresente (presente perfecto) porque estoy aludiendo a una acción que sucedió, pero que continúa en el presente y puede seguir en el futuro.
Por ejemplo, recordemos cuánto costó cancelar el Nuevo Aeropuerto de la Ciudad de México, $332,000 millones de pesos, según la ASF. Una obra premiada por su hermoso diseño, que se destruyó, que intencionalmente se inundó, y cuyas columnas desmanteló sin que nadie sepa a ciencia cierta si el acero se vendió o dónde está. Un aeropuerto desmantelado que estamos pagando y seguiremos pagando los mexicanos, por lo que se debe a los tenedores de bonos de deuda y proveedores. Una infraestructura que se pretendió reemplazar por el Aeropuerto “Internacional” Felipe Ángeles (el AIFA, mejor conocido como la Terminal Avionera de Zumpango), que ni funciona, ni funcionará, como dijo Don Teofilito.
Eso sin considerar lo que ha costado el descuido del Aeropuerto Benito Juárez, que por falta de mantenimiento, personal capacitado y con los bloqueos (¿malintencionados?) del gobierno, que causa millones de horas perdidas a los mexicanos que no tienen otra alternativa más que usarlo, aunque se cancelen los vuelos, se pierdan las maletas, se tarden horas en migración, y ni siquiera tengan un buen servicio de taxis.
Y cuánto nos ha costado el minimizar la pandemia, y el desmantelamiento del Sistema de Salud, que antes ganaba reconocimiento internacional en los programas de vacunación. Sí, claro que podía tener errores y corrupción, (por cierto, el gobierno no ha presentado las denuncias correspondientes) pero funcionaba, y daba atención a millones de mexicanos a través del Seguro Popular; y tenía medicinas para niños con cáncer y para muchas otras enfermedades; y logró que muchos medicamentos pudieran venderse como genéricos, lo que bajó mucho los precios.
Ese desmantelamiento nos ha costado en VIDAS HUMANAS, en gasto de las familias, en dolor que se habría podido evitar. Y ahora hasta en vidas de médicos y estudiantes, por la inseguridad derivada de los “abrazos, no balazos“ . Por cierto, a las zonas peligrosas nunca mandaron a los “médicos“ cubanos, pero que el presidente les reclamó a los médicos mexicanos porque no querían ocupar las plazas en las zonas controladas por el crimen organizado.
¡Y qué caro nos ha salido la cancelación de las guarderías, de las Escuelas de Tiempo Completo, de los fideicomisos y fondos para desastres, así como de las Investigaciones del CONACYT! O los daños al medio ambiente contaminado por los combustibles fósiles que insiste en quemar; las inversiones que ahuyentó; la falta de mantenimiento en el metro; los bloqueos en las carreteras; los empleos que se pierden y los ahorros que se esfuman; la migración de tantos compatriotas que huyen de la inseguridad…
Pero lo más caro han sido las ocurrencias, caprichos, obras faraónicas, o elefantes blancos, que el Presidente se enterca en “inaugurar” aunque les falte mucho para terminarlas. Tanto el AIFA (TAZ), la Refinería de Dos Bocas y el Tren Maya, han costado y seguirán costando más del doble de lo autorizado; se han hecho (malhecho) a la carrera, a través de asignaciones directas, con total falta de trasparencia, sin rendir cuentas, dañando seriamente la naturaleza y nuestras zonas arqueológicas.
A lo anterior hay que sumar el costo intangible que implica el gravísimo precedente que deja la violación flagrante de la Ley por parte del Gobierno de la 4T, al DESACATAR las órdenes del Poder Judicial para detener la construcción del tren con el argumento de que sus caprichos son obras de Seguridad Nacional (recordemos aquello de que no me vengan con el cuento de que la ley es la ley).
Claro está que lo hace para no tener que exhibir los contratos, los costos y los daños ambientales. Como si estuviéramos en riesgo de que nos invadan los Guatemaltecos o los Beliceños, o los “spring breakers” y que con el Tren Maya los fuéramos a detener. Por el contrario los que ya nos invadieron son los criminales organizados, pero para esos: “abrazos, no balazos”.
Y ahora sí, hablando del otro CARO, Rafael, ese no ha salido por el momento; entró al penal, y ojalá lo extraditen a EU y que ahí suelte la sopa. Para eso la Vicepresidenta K. Harris le pasó al presidente los datos de su ubicación, y le pidió que fuera la Marina quien se encargara de su captura.
Desafortunadamente nos quedamos con gran dolor por la muerte de 14 marinos al caerse el helicóptero al regreso de la operación de captura. Debe aclararse la causa de la caída. Es difícil entender por qué ocurrió si había buen tiempo y no se ha informado de combate, ni de disparos. Si hubiera sido falta de mantenimiento o ahorro de gasolina estaríamos frente a otro austericídio. No quiero ni pensarlo, pero…
POTOSINOS ENCHILADOS
- ¡Vaya nivel del Presidente y su asesor económico Chico Che!, ¡Qué vergüenza para para Mexico! No bastó el ridículo en Washington. Cada día AMLO está más Maduro. ¿Acaso piensa que le puede ganar a Estados Unidos y a Canadá? Y todo sea por defender a las ineficientes CFE y PEMEX.
- Estoy convencido de que el presidente debió haber ido a los funerales de los marinos muertos en el cumplimiento de su deber. Ellos sí velaban por la Seguridad Nacional.
- Ahora resulta que al Compranet se le cayó el sistema. Cerró por “problemas técnicos”, con lo que ya no podremos saber lo que compra el Gobierno, ni a cómo, ni a quién. ¿Recuerdan que Bartlett fue el primero al que se la cayó el sistema cuando era el Secretario de Gobernación del PRI?
Es Ingeniero Químico, maestro en Administración y doctor en Educación. Empresario. En 2005 ocupó el cargo de Secretario del Trabajo y Previsión Social a nivel Federal. Fue dos veces diputado federal y senador, y una vez diputado local. Ha sido catedrático por más de 25 años en universidades públicas y privadas. Miembro del Partido Acción Nacional de 1975 hasta abril de 2022. Ha sido consejero de Canacintra, Industriales Potosinos, Unión Social de Empresarios de México y de Coparmex. Ocupó el cargo de secretario general en el Sindicato de Académicos de la UASLP. Actualmente es presidente del Instituto de Política Laboral A.C.