Francisco X. Salazar S.
Hay de marchas a marchas. Unas son las que organizan los gobernantes, con acarreados, para demostrar su “popularidad”. Cuestan millones de pesos que se pagan con recursos públicos y hacen perder millares de horas de trabajo a los “marchantes”. Solo basta ver los miles de autobuses y hasta camiones de redilas que llegan de los estados y municipios afines al gobernante en turno, el pase de lista, los lonches y, para los afortunados, algo de cash, playera y gorra, para ver lo artificial y mentiroso del “apoyo” al Tlatoani. Estas marchas reciben gran publicidad –muchas veces pagada– para ganarse la simpatía del organizador.
Otras son la marchas violentas de grupos muy pequeños pero igualmente radicales; de encapuchados que recorren las calles destruyendo y vandalizando vitrinas, monumentos (algunos obras de arte valiosas) y todo lo que encuentren en el camino; robando lo que se pueda y exigiendo respeto a “derechos”, algunos reales y otros inventados. Pasan pintarrajeando paredes, agrediendo a los policías y ciudadanos que se les atraviesen. Los gastos de los destrozos van por cuenta de los afectados (quién les manda tener vitrinas fifís). Estas marchas también reciben publicidad, aunque por razones diferentes: siempre llama la atención un energúmeno encapuchado, con lanzallamas y martillo en mano causando desmanes.
Pero también hay marchas auténticas, que no se pagan con recursos públicos, en las que no se reparten lonches ni playeras y que no vandalizan ni agreden a los transeúntes ni a los policías. Marchas que no son de acarreados, sino de ciudadanos que se organizan para demostrarle a los gobernantes su desacuerdo y malestar por su desempeño. Marchas que muestran el hartazgo ante un gobernante inepto, corrupto, autoritario, insultante y polarizador de la sociedad. Estas, para recibir la atención de los medios de comunicación, necesitan ser de tal magnitud que no puedan ser ignoradas.
La marcha (concentración para ser precisos) a la que se ha convocado para este próximo domingo 26 de febrero es de estas últimas. Dada la relevancia de la misma, yo creo que será muy concurrida. Mi impresión es que en la de la CDMX los asistentes no van a caber en el Zócalo, y que en cerca de 100 ciudades de todo el país también se van a manifestar muchos ciudadanos que van a llenar las plazas públicas. Los manifestantes irán vestidos de blanco o rosa, no van a ensuciar las calles ni a destruir vitrinas, y menos agredir a los policías. Solo quieren mostrar su apoyo al INE y a las autoridades electorales que han conseguido que México avance en democracia, con elecciones transparentes, vigiladas por ciudadanos y que han dado como resultado el cambio pacifico de las autoridades. Son ciudadanos que se van a manifestar frente a la Suprema Corte de Justicia de la Nación para que los Ministros estén conscientes de lo que el pueblo, este sí bueno y sabio, no está dispuesto a aceptar: el retroceso en nuestra bien ganada democracia.
Potosinos Enchilados
- Que vergüenza lo que sucede en Nicaragua. La pareja de dictadores, Ortega y señora, ahora desterraron y les quitaron la nacionalidad a más de 200 nicaragüenses que se les han opuesto, entre ellos varios líderes que los acompañaron en la lucha sandinista. El valiente Obispo Rolando Álvarez no aceptó el destierro y prefirió quedarse en su patria. Ante esto los dictadores, sin juicio alguno, lo condenaron a 26 años de cárcel.
Pero más vergüenza aún es que el presidente mexicano López, tan afecto a opinar y entremeterse en los problemas de otros países, en este caso no haya dicho ni pío. ¿Será que coincide con la pareja de dictadores?
- Cada día es más evidente que la responsabilidad de la contaminación de la CDMX recae en buena medida en la refinería y en la termoeléctrica de Tula, Hidalgo. No es un problema menor, pues los muertos y enfermos de enfermedades respiratorias y pulmonares por dicha contaminación se cuentan por millares al año en el Valle de México. Durante la pandemia, causó extrañeza que aunque el tráfico vehicular y la actividad industrial en la zona hubieran disminuido bastante, la contaminación y las enfermedades respiratorias continuaran. Lo que concluyeron los investigadores es que la refinería y la termoeléctrica siguieron contaminando al quemar combustóleo. Pero la CFE y Pemex son las empresas consentidas de ya saben quién. Pueden hacer lo que quieran, tienen la bendición del Tlatoani.
Las opiniones aquí expresadas son responsabilidad del autor y no necesariamente representan la postura de Astrolabio.
Es Ingeniero Químico, maestro en Administración y doctor en Educación. Empresario. En 2005 ocupó el cargo de Secretario del Trabajo y Previsión Social a nivel Federal. Fue dos veces diputado federal y senador, y una vez diputado local. Ha sido catedrático por más de 25 años en universidades públicas y privadas. Miembro del Partido Acción Nacional de 1975 hasta abril de 2022. Ha sido consejero de Canacintra, Industriales Potosinos, Unión Social de Empresarios de México y de Coparmex. Ocupó el cargo de secretario general en el Sindicato de Académicos de la UASLP. Actualmente es presidente del Instituto de Política Laboral A.C.