Francisco X. Salazar S.
Como ya se ha referido en anteriores entregas, frecuentemente, el Presidente hace referencia a temas religiosos o morales. Cada que puede da consejos o invoca normas éticas a los que escuchan sus lentas, largas y aburridas mañaneras, ostentándose como ejemplo o modelo de virtudes. Vamos, hasta hizo editar una “Cartilla Moral” que fue repartida por un pastor protestante y sus seguidores. La última de estas referencias fue su absurda pretensión de imponer la “pobreza franciscana” (en los bueyes de su compadre, por supuesto).
En contraste con su pretensión, hoy quiero recordar cómo ha violado algunos de los mandamientos dados a Moisés.
Comencemos por el segundo mandamiento, que se refiere a la prohibición de hacer juramentos en falso. El Antiguo Testamento se refiere a hacerlo en el nombre de Dios, pero Jesús lo extiende a no jurar en vano sobre el Templo, ni sobre su cabeza. En gran parte de las naciones este tipo de compromiso formalísimo se hace al tomar un cargo público o privado como una severa obligación que se debe cumplir. En México las autoridades lo hacen en forma de protesta solemne, equivalente a un juramento, frente a otra autoridad y a la Nación, ofreciendo cumplir y hacer cumplir la Constitución y las leyes que de ella emanen. En otros países se jura sobre la Biblia, el Corán o sobre sus propios libros sagrados.
Contrario a dicho juramento, AMLO ha violado sistemáticamente la Constitución y las leyes emanadas de ella, llegando al punto en que públicamente las ha desdeñado: “no me salgan con que la Ley es la Ley” y “al carajo las Instituciones”. La última violación fue enunciada esta semana al pretender pasar la Guardia Nacional a depender de la Secretaría de la Defensa Nacional –esto es de las Fuerzas Armadas– cuando la Constitución expresamente señala que dependerá de la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana, es decir, de un organismo no militar. Y ya anunció que si el Congreso no le aprueba su iniciativa, lo hará a través de un Decreto o de un Acuerdo y que la Suprema Corte decidirá sobre su inconstitucionalidad, a sabiendas que esta resolución se daría hasta que termine su presidencia; en el ínter, se hará lo que ordene el cacique, violando la Constitución.
Y, al respecto, lo más grave es la violación a otro mandamiento del Decálogo, el octavo para ser precisos: no mentirás. Porque AMLO y sus seguidores se pasaron muchos años hablando en contra de la militarización de las policías y de sacar al ejército de sus cuarteles, llegando a decir que eso sería la “antesala del fascismo”. Más aún, la 4T ha metido a las Fuerzas Armadas a funciones que no les corresponden, como el manejo de puertos y aduanas, la operación de aeropuertos, la construcción de obras públicas y el transporte de medicinas, entre otros encargos.
Como si fuera poco, esta misma semana AMLO y su partido Morena han escogido como su candidata al gobierno del Estado de México a una persona que fue acusada, juzgada y condenada por robar (cfr. séptimo mandamiento) a sus subordinados cuando fue alcaldesa de Texcoco. Además de ladrona, en su paso por la Secretaría de Educación Pública fue un desastre para el País. Entre ella y su antecesor, por órdenes de AMLO, cancelaron las Guarderías Infantiles y las Escuelas de Tiempo Completo. Durante su gestión abandonaron la Escuela más de 1,400,000 estudiantes y el nivel educativo del país se retrasó mas de dos años con respecto a otros países de la OCDE, entre otras razones gracias a su “genial” idea de no dar calificaciones y de no reprobar a ningún estudiante. Bueno, ni siquiera supo ejercer el reducido recurso que se le asignó en el Presupuesto de Egresos. Y para colmo, ni siquiera pudo lograr que todas las escuelas tuvieran lo mínimo: baños, agua, internet y mesabancos…
Pero regresemos a las mentiras. AMLO y sus seguidores se cansaron de decir que su gobierno beneficiaría “primero a los pobres”. Mintieron porque a quienes perjudicaron primero fue en realidad a los pobres. ¿O hay algún daño mayor para un niño o un joven en condiciones de pobreza que dejarlo en la ignorancia y condenarlo de por vida a ser un desempleado funcional? La peor manera de aumentar la brecha social, que tanto nos duele, es que las clases altas tengan mejor educación que las clases con menos ingresos.
Miente además AMLO al decir que nuestra economía va bien, cuando tiene la más grave inflación en décadas, sobre todo en el rubro de alimentos. A los ricos la inflación les afecta en sus vacaciones, lujos y carros. Pero a los pobres les afecta en la alimentación y en la salud. Los ricos gastan un porcentaje pequeño en alimentos, cuando los pobres tienen que dedicar a este concepto la mitad de su ingreso.
Y miente AMLO cuando dice que el Tren Maya no va a dañar la selva, cuando todos hemos visto la destrucción que causa. Como también nos mintió cuando dijo que tendríamos un sistema de salud “como en Dinamarca” y dejó sin medicinas a los niños y a los enfermos de cáncer, le quitó presupuesto al IMSS y al ISSTE y destruyó el Seguro Popular. El resultado son más de 600,000 muertos, de los que solo la mitad se deben al COVID y el resto a la ineptitud de los funcionarios de la 4T.
POTOSINOS ENCHILADOS
- Ya estoy empezando a dudar de dónde deriva la palabra “mañanera”: no sé si de “mañana” o de “maña”, porque vaya si tiene maña el señor para distraer la opinión pública de los temas importantes con sus ocurrencias, vaciladas, cancioncitas o chistes mamilas.
- ¿Alguien habrá calculado cuánto le cuesta a los potosinos las horas perdidas en llegar a y salir de la Zona Industrial (ZI)? Le dejo el cálculo a los economistas, que en San Luis hay muy buenos. En cualquier caso, hay que multiplicar el número de trabajadores que van a la zona industrial, su costo de oportunidad y las horas que tardan en ir y salir de la ZI. Esos millones los pagan los trabajadores, ¿o alguien piensa que su tiempo no vale nada?