Francisco X. Salazar S.
Entre sus muchas confusiones mentales, el presidente piensa que quien no defiende el favoritismo hacia Pemex y CFE, y no piensa como él, es traidor a México. Dice que estas empresas son del pueblo, cuando en realidad son del gobierno. Si los mexicanos fuéramos sus dueños se nos habrían asignado acciones de ellas, como sucedió con Ecopetrol en Colombia; y como accionistas tendríamos verdaderos consejeros independientes que representaran nuestros intereses, no los del gobierno.
Esto no es así. Por el contrario, como todo dueño sin controles corporativos reales (destruyó los que la reforma energética trató de implementar) el gobierno vende, cobra, gasta y decide lo que se hace en Pemex y en CFE, sin consultar al pueblo. Ciertamente, si tuvieran utilidades, un buen gobierno, las podría invertir en beneficio del pueblo.
El problema es que por su corrupción e ineficiencia ni siquiera tienen utilidades. El caso extremo es Pemex, cuyas inmensas pérdidas (aún si no descontamos el pago de impuestos y regalías), esas sí, las paga el pueblo.
¿Por qué habríamos de defender el favoritismo a Pemex y a CFE? ¿Acaso son empresas ejemplares, eficientes, transparentes, donde no existe la corrupción? ¿Son empresas que se preocupan por el medio ambiente, que no contaminan ni tierras ni mares? ¿Son empresas que no tienen deuda externa, ni grandes pasivos laborales que las ponen técnicamente en quiebra? ¿Por qué tenemos que favorecerlas por encima de sus competidores que no nos cuestan, aportan impuestos al Estado, dan empleo a nuestra gente y ofrecen productos más competitivos o limpios? Recordemos que la falta de competencia, genera incompetencia.
Y que no nos trate de confundir el gobierno. Si la gasolina no ha subido como en muchas partes del mundo, no es porque Pemex tenga bajos costos por su alta eficiencia. No, es artificialmente barata porque recibe subsidios cada vez más altos por parte de la Secretaría de Hacienda: se estima que al final del año serán más ¡400,000 millones de pesos! que probablemente habrían tenido mejor destino en educación, salud, seguridad, combate a la pobreza, mantenimiento de infraestructura o apoyo a los municipios.
Además, la gasolina que vende Pemex en su mayoría es importada de Estados Unidos. ¡Que paradoja, le compra gasolina cara a Estados Unidos y luego se las vende más barata en la frontera gracias a la “generosidad” de AMLO!
Y mientras Pemex se endeuda más y les jinetea el dinero a sus proveedores, la CFE con sus termoeléctricas de carbón y combustoleo nos ofrece energía cara y sucia, bloqueando a los particulares que generan la energía limpia que México requiere para que sus productos de exportación puedan alcanzar el grado de Green Products, que ya son obligatorios en muchos países.
Pemex y la CFE no le permiten a Mexico alcanzar sus compromisos de baja emisión de CO2. Y no abundemos en la corrupción, discrecionalidad, compras y contratos a los cuates y parientes; y esa falta de trasparencia, que tanto criticó AMLO como candidato y hoy está peor que antes.
Pero independientemente de lo irracional del favoritismo patriotero del presidente, ahora hay que agregar los costos derivados del pleito con Canadá y Estados Unidos por violar lo que dice el TMEC: no se puede preferir a ninguna empresa sobre otra (y menos aún si esa empresa vende productos que no cumplen con las normas ambientales). Sin embargo AMLO pretende que por ser empresas supuestamente del pueblo se les tiene que comprar primero a ellas, sin importarle el tamaño de la bronca en la que está metiendo a México. Según algunas estimaciones lo que tendríamos que pagar a las compañías afectadas se calcula en $30,000 millones de dólares, y eso sin tomar en cuenta las represalias arancelarias. Mucho dinero, pero no le importa porque se empezará a pagar hasta el próximo sexenio. No obstante lo que sí vamos a pagar desde ahora es un mayor daño a nuestra ya de por sí deteriorada economía, con la consecuente pérdida de empleos y en subdesarrollo, un mayor aumento de la pobreza y la migración. Se reducirá gravemente la inversión, no solo de los extranjeros, sino de los mismos mexicanos que por la actitud del Gobierno prefieren llevarse sus inversiones a otros países menos inciertos, donde haya Estado de Derecho y no Estado de Capricho.
POTOSINOS ENCHILADOS
- Conozco a Porfirio Muñoz desde hace años. Fuimos compañeros en el Gobierno del Presidente Vicente Fox. Lo considero uno de los mejores tribunos de México. El mejor discurso que he oído en el Congreso fue el de Porfirio ante el Presidente de Francia, parcialmente en un francés perfecto. Sé que Porfirio tiene defectos y ha cometido errores, igual que yo y que todos. He debatido, platicado y discutido con él en temas que van desde la política, el arte, los museos y la historia, hasta la existencia de Dios y el aborto. Lo respeto. Y su reciente frase sobre el actual Gobierno es lapidaria: “Un Estado fallido, un Gobierno rebasado, y una sociedad excluida… el contubernio del poder público con el crimen organizado”. Un abrazo Porfirio.
- Dentro de poco más de dos años AMLO se irá feliz a la Chingada y Mexico se irá el Carajo. Terrible herencia nos dejará el peor presidente de los últimos tiempos. Pobreza, desempleo, más de 1,400,000 niños y jóvenes que abandonan la educación, maestros sin capacitación ni computadoras, ni siquiera baños limpios. Sistema de Salud por los suelos y el crimen organizado controlando gran parte del país. Broncas con la Iglesia, los periodistas, las mujeres, las universidades, los investigadores, académicos, los empresarios, los padres de familia…. Y para acabarla de amolar, además de los Españoles, ahora también bronca y deuda con los Gringos y Canadienses. Pasó de “queda bien” con Biden y Trump, a guasón mamilas (Uy qué miedo, mira como estoy temblando – Chico Che) y ahora a bravero de barrio (“nos vemos en el Zócalo, no soy títere de nadie”). Uy, qué mello.
- Empieza la carrera de la muerte entre salarios e inflación. Los trabajadores, con toda razón, piden aumentos arriba de la inflación, pero no todas las empresas los pueden dar. Como para el gobierno en este tema no hay apoyos ni control de la inflación, muchas empresas van a cerrar y muy pocas se van a instalar. Dinero hay, pero se destina a los caprichos del presidente, aunque cuesten más del doble, no sean viables, contaminen y destruyan, que no cumplan las leyes, ni rindan cuentas; pero ¿cómo contradecir al Infalible e irascible Tlatoani ? Otra vez, ¡uy qué mello!
- Pobreza franciscana o miseria estaliniana. Ya hablaremos de eso.
Es Ingeniero Químico, maestro en Administración y doctor en Educación. Empresario. En 2005 ocupó el cargo de Secretario del Trabajo y Previsión Social a nivel Federal. Fue dos veces diputado federal y senador, y una vez diputado local. Ha sido catedrático por más de 25 años en universidades públicas y privadas. Miembro del Partido Acción Nacional de 1975 hasta abril de 2022. Ha sido consejero de Canacintra, Industriales Potosinos, Unión Social de Empresarios de México y de Coparmex. Ocupó el cargo de secretario general en el Sindicato de Académicos de la UASLP. Actualmente es presidente del Instituto de Política Laboral A.C.