Por Antonio González Vázquez
Hoy se cumplen seis meses del hallazgo de la Ecuación Corrupta. Hace 183 días, Enrique Flores asombró a todos con su puntual descripción del Cómo Hacer para limpiar una Cuenta Pública Municipal.
Hoy hace seis meses, en un video difundido por el periódico Pulso, la sociedad se enteró de que para eliminar anomalías en los informes finales de la Auditoría Superior del Estado, había que mocharse con dos, tres o diez millones de pesos.
Hoy doce de diciembre son seis meses desde el doce de junio, cuando el entonces diputado del Partido Acción Nacional decía que parte de quienes promovían la Ecuación Corrupta eran sus compañeros de legislatura: José Guadalupe Torres, Oscar Bautista y Manuel Barrera Guillén.
Las consecuencias derivadas de tan graves revelaciones de corrupción en el Congreso del Estado han sido mínimas: dos diputados con licencia y una decena de funcionarios de la ASE despedidos. No más que eso.
Ayer, por enésima ocasión, la Procuraduría General de Justicia en inútil y oneroso cambio a Fiscalía General, reiteró que el tema está abierto y que ya hasta se han obtenido declaraciones de 70 personas. Está de sobra decir que eso no ha servido de nada pues todos los que han sido declarados dicen no saber nada de eso que se llama Ecuación Corrupta.
Es decir, al día de hoy no hay nada. La carpeta de investigación de la Ecuación Corrupta debe estar rebosante de declaraciones…pero de inocencia o ignorancia de los declarantes.
Oliver Meade Hervert, Visitador de la PGJE-FG, dijo lo que todo mundo sabe: que será el Ministerio Púbico el que determine si el expediente se consigna o no a un juez. El Ministerio Público tiene la autonomía para tomar esa decisión.
Esa declaración es copia en calca de lo que ese mismo funcionario o el Procurador y Fiscal al mismo tiempo han venido diciendo por meses.
Sea Procuraduría o Fiscalía, en los hechos, las investigaciones sobre la Ecuación Corrupta caminan con la misma velocidad con la que un caracol avanza por las escaleras de palacio de gobierno.