Mariana de Pablos
La diversidad cultural de todas las sociedades del mundo vive a través de sus lenguas. Además de ser el principal vehículo de transmisión de conocimientos y tradiciones, las lenguas definen la identidad de las personas y preservan la memoria de cada colectividad. Sin embargo, frente a los retos de un mundo cada vez más globalizado, todos los días son una lucha por su supervivencia.
Ante este panorama, la educación multilingüe y los trabajos de revitalización de las lenguas originarias a través de la sensibilización no solo son un derecho, sino una vía fundamental para frenar su exclusión y eminente desaparición, así lo señaló Palmira Flores, representante de la comunidad Triqui de San Luis Potosí y maestra en Asuntos Políticos y Políticas Públicas, en el marco del Día Internacional de la Lengua Materna que se conmemora cada 21 de febrero desde el año 2000.
Explicó que lo que realmente ha provocado que las lenguas indígenas mueran en México es la discriminación y el racismo, “eso ha hecho que mucha gente ya no quiera ni hablarlas ni aprenderlas”.
De acuerdo con la Asamblea General de las Naciones Unidas, este día tiene el objetivo de generar una labor mundial de protección, promoción y revitalización de esos idiomas, así como de reivindicación de sus hablantes.
En el caso específico de México, Palmira Flores enfatizó en la necesidad de que las políticas públicas de preservación de las lenguas consideren la particularidad y necesidades de cada una de ellas, pues en México existen 68 lenguas con 365 variantes. En San Luis Potosí, para 2020, se contabilizaron 231 mil 213 personas de tres años y más que hablan alguna lengua indígena.
“Las lenguas indígenas de México están vivas; la gente las sigue conservando”
Pese al incalculable valor histórico y cultural que representa la diversidad lingüística, muchos idiomas se encuentran en riesgo de perderse. Según la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), cada dos semanas desaparece una lengua; y al menos el 43 por ciento de las 6 mil lenguas que se calcula que existen en el mundo están en peligro de extinción.
De acuerdo con la UNESCO, una de las formas en que se puede promover la preservación de las lenguas no dominantes y garantizar que los pueblos indígenas tengan pleno acceso a sus derechos, es promoviendo su inclusión en todos los espacios públicos que ofrece el Estado, entre ellos la educación, para lo cual es necesario asegurar que esta también sea accesible en su lengua materna.
Sin embargo, se trata de un derecho que en la realidad no es garantizado, pues más del 40 por ciento de la población mundial carece de acceso a la educación en su lengua materna. Cifra dentro de la cual, señaló Palmira Flores, se encuentra San Luis Potosí.
Palmira explicó que incorporar el multilingüismo en la educación representa muchos retos, entre los cuales destacó la falta de recursos derivado de la ruralización de las personas indígenas y de su concepción como grupos minoritarios.
“Todos los niños que se encuentran en procesos de educación y que forman parte de comunidades en zonas urbanas no existen dentro del mapa de atención de educación indígena. Es como si no estuviéramos presentes porque nos ruralizan, porque para ellos los indígenas están en la zona Huasteca, están en la zona Media, pero en la capital no. Entonces, partiendo de que no existimos en el mapa de quienes se encargan de hacer este tipo de cosas, pues tampoco existe un presupuesto”.
Asimismo, al ser consideradas las personas indígenas “minorías” dentro de la capital, Palmira consideró un gran reto la posibilidad de contratar profesores que hablen la lengua de los niños y niñas de cada uno de los pueblos originarios, pues “representa un gasto que para ellos no es justificable. Es decir, ¿cómo vas a traer un maestro que les va a enseñar en la lengua triqui, en el náhuatl, en el mazahua, si solo son cinco niños de todo el instituto?”.
Para garantizar el derecho a la educación en la lengua materna es necesario, en primer lugar, que se destinen recursos económicos e investigaciones que permitan solventar los obstáculos previamente mencionados.
Asimismo, explicó Palmira, los pueblos originarios tienen concepciones propias de interacción y aprendizaje, por ello es importante garantizar que la gente de las mismas comunidades, “que conoce la infancia y que conoce la dinámica organizativa de esa comunidad”, pueda ejercer el derecho a enseñar la lengua.
La maestra Palmira Flores hizo hincapié en la necesidad de que se garantice un real y pleno acceso a la educación a los niños y niñas de las comunidades indígenas, pues usualmente la preparación escolar que reciben es nula o, en su caso, insuficiente, lo cual les resta oportunidades de preparación superior.
De ahí que no exista una falta de profesores que hablen la lengua indígena, pues “hasta que no le garantices la educación a la gente de comunidades indígenas, no puedes pensar en formar maestros bilingües”.
Mantener las lenguas vivas, más allá de la escuela
Para concluir, Palmira señaló que no es suficiente con aprender las lenguas maternas para mantenerlas vivas, sino que es necesario llevar a cabo trabajos de sensibilización y difusión de la diversidad de las lenguas desde las diferentes esferas de la sociedad; de esta forma, “todas las personas que conviven con nosotros hagan conciencia de lo importante que tiene el respeto y la empatía sobre la diversidad”.
“Las burlas, los malos tratos por no hablar bien el español, siempre es lo que hace que la gente ya no quiera hablar su lengua. Los niños sufren mucha discriminación por hablar su lengua materna, se burlan de ellos, y entonces cuando llegan a la comunidad ya no quieren hablar, mejor se preocupan por hablar bien el español”.