El 8M y lo que viene después

Por Victoriano Martínez

Hoy, Día Internacional de la Mujer, ellas se organizan, se movilizan, dan constancia de su capacidad de sororidad porque, como ha ocurrido de unos años para acá, cada vez marchan más y cada vez callan menos, pero también, lamentablemente, cada vez son más las víctimas de feminicidio.

Las causas de la urgencia por visibilizar la reivindicación de los derechos de las mujeres se mantienen vigentes y ellas lo saben porque las padecen durante todo el año. Su movilización en todas las regiones del Estado, en el caso potosino, es un recordatorio para quienes viven la inercia de las actitudes del patriarcado que se niega a ceder.

Un patriarcado que, con la conmemoración del 8M, pretende vestirse de feminista con una serie de eventos en torno al 8 de marzo, organizados por una instancia gubernamental para cubrir ese capítulo, pero cuya existencia aún queda lejos de lograr que se trate de una actitud generalizada en toda la estructura de gobierno.

Los eventos que se organizan se promocionan y alcanzan visibilidad para que no pasen inadvertidos durante el 8M, y hasta los más altos funcionarios suelen participar en ellos con discursos políticamente correctos, pero el resto del año –como no les retribuye simpatía inmediata– se mantienen como un apéndice para tener algo que decir doce meses después.

Mientras esa es la perspectiva desde el ámbito gubernamental, para ellas los 12 meses entre una conmemoración y otra no dejan de ser de lucha constante para enfrentar resistencias al reconocimiento de sus derechos y, lo peor, saber que la violencia en su contra no cesa.

En los últimos doce meses, de acuerdo con el seguimiento mensual de Astrolabio Diario Digital sobre homicidios dolosos, del 8 de marzo de 2023 al día de hoy se registraron 34 asesinatos de mujeres.

No resulta gratuita la consigna con la que marcharán hoy: “Yo marcho por todas las mujeres que perdieron sus vidas, para que nosotras podamos vivir la nuestra con alegría y dignidad”. De entrada, entre las marchas en las cuatro regiones del estado de hace un año y las que se realizarán hoy 34 mujeres ya no tendrán la oportunidad de participar.

Un contraste entre la inseguridad que les toca padecer a ellas y los edificios públicos que amurallados serán testigos de su movilización, entre marchar por quienes durante los últimos años perdieron la vida y autoridades que anuncian que cuidarán los monumentos de lo que ellas les pudieran hacer.

Un contraste que también se hace patente en la actitud gubernamental de pretender proyectar apoyo a la movilización al informar de reuniones inexistente con los comités organizadores como lo declaró el secretario general Guadalupe Torres Sánchez, ante lo que ellas se vieron en la necesidad de aclararlo públicamente.

“Exigimos respeto por la voz, la libertad y la vida de las que asistimos a manifestarnos y que se considere detenidamente la ruta de la marcha y sus puntos de parada desde la perspectiva de protección civil, con el objetivo de garantizar la integridad física y emocional de todas las participantes”, expusieron en un desplegado.

Un llamado que incluye el que se garantice la integridad física de las participantes del que, al parecer, el alcalde Enrique Galindo Ceballos no se enteró, ya que anunció que es respetuoso de la movilización y no habrá operativo de vigilancia “a menos que ellas lo soliciten o que ellas se sienten vulnerables, habrá dispositivo policíaco especial”.

Así, mientras ellas avanzan en su lucha reivindicativa porque cada vez marchan más y cada vez callan menos durante todo el año, las autoridades sólo exhiben interés en atender sus demandas en torno a la conmemoración anual.

Ellas entienden el Día Internacional de la Mujer como la oportunidad de visibilizar la lucha por la reivindicación de sus derechos que desde antes y después no dejan de exigir, en tanto que a la autoridad todavía se le tiene que reclamar que no es cuestión de un día o varios en torno al 8M, sino que lo importante de pronunciarse este día es lo que viene después.

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