El acoso callejero es violencia de género

Carlos Rubio

El pasado jueves 19 de agosto se aprobó en el Congreso del Estado la iniciativa ciudadana que reforma el artículo 4 de la Ley de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia. Con ello, se reconoce el acoso callejero como un tipo de violencia de género; un hecho calificado como histórico por la activista feminista, Arely Torres Miranda.

El artículo 4 de esta ley reconoce y explica los tipos de violencia en contra de las mujeres como la violencia física, psicológica, sexual, feminicida, laboral, digital, docente, económica, política, institucional, obstétrica, contra los derechos reproductivos y en el noviazgo.

Sin embargo, hasta ayer, el famoso “piropo” no era reconocido como una forma de violencia, a pesar de que se ha demostrado que afecta psicológicamente.

En su iniciativa, las mujeres que forman parte del colectivo “Sororidad Ciudadana: Perspectiva Lila” argumentan que en la legislación local no existía la normativa que reconociera la violencia contra las mujeres en los espacios públicos como una modalidad específica de violencia de género, por lo que esto decantaba en la invisibilización de estas conductas y la impunidad para los agresores.

Por ende, el dictamen aprobado ayer adiciona una fracción al artículo 4, que reconoce la violencia en el espacio público (o acoso callejero) como aquella que es ejercida por una o más personas en lugares públicos, a través de toda acción u omisión que trasgreda o limite los derechos humanos de las mujeres, en el que haya o no contacto físico.

Entre las conductas que la ahora fracción VI identifica como acoso callejero son: expresiones verbales, gestos, miradas lascivas o intimidatorias, silbidos y sonidos obscenos, ofensas sobre su cuerpo, comentarios inapropiados que impliquen que las mujeres son innecesarias o invasoras del espacio público; con connotación sexual o discriminatoria en razón de género contra las mujeres.

Además de tocamientos, manoseos, besos, abrazos, arrimones, recargados o encimados sin consentimiento de las mujeres, con o sin connotación sexual. Y la masturbación, acecho, actos de exhibicionismo, persecución y demás prácticas que afecten o dañen la dignidad, integridad, libertad, libre circulación o permanencia, y/o generen un ambiente hostil u ofensivo en los espacios públicos.

La activista Arely Torres destacó la participación ciudadana de mujeres feministas en esta iniciativa que fue aprobada con 20 votos a favor y tres en contra.

“Son precisamente las mujeres jóvenes las que traen el tema al frente y quienes tienen muy claro esta progresividad de derechos. Tienen derecho a vivir una vida libre de violencia en cualquier esfera”, comentó.

Torres Miranda consideró que el acoso callejero es una de las formas de violencia que más viven las mujeres día con día, por lo que esta reforma abonará para que se evidencien este tipo de conductas y se aceleren los cambios culturales en favor de las mujeres.

Por otra parte, la activista indicó que esto impulsará a mujeres de otras generaciones a que identifiquen cuáles son las violencias que han sido normalizadas y, en algunos casos, aplaudidas.

Este trabajo también recaerá en los hombres, quienes deberán generar cambios en su comportamiento, que “durante muchos años, nadie les señaló”.

Aseguró que las mujeres del colectivo que elaboró la iniciativa estarán vigilantes de proceso que se lleve a cabo para la difusión e implementación de esta reforma.

Finalmente, aclaró que aun con la aprobación de esta reforma, los diputados de la LXII Legislatura únicamente cumplieron con su trabajo, pero seguirán en deuda con las mujeres, ya que tuvieron “para hacer un montón de trabajo a favor de los derechos de las mujeres, pero les ganó el ego, el seguir buscando el hueso y no priorizaron los compromisos que debieron de haber cumplido”.

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