El animal político clientelar

Abelardo Medellín Pérez

Cuando se piensa y habla sobre la gestión de la actual administración estatal, encabezada por Ricardo Gallardo Cardona, la mayoría de las personas, incluso quienes lo conocen insipientemente, concuerdan en que vivimos un vulgar estado de clientelismo salvaje; sin embargo, hasta ahora no había quedado tan explícitamente manifiesto el cinismo con el que operan los “compas” del gobernador.

Esta semana se hizo público en redes sociales un video donde una operadora política de la Secretaría de Desarrollo Social y Regional (Sedesore) niega la entrega de una mal llamada “beca alimentaria” (una despensa más), a una ciudadana, por aludir a que primero se les entregan programas sociales a quienes apoyan al gobernador Gallardo Cardona y luego se considera al resto.

La escena es una de tantas que seguro ocurren mes con mes en todas las colonias y parajes del estado, donde es bien sabido, operadores de la Sedesore condicionan los apoyos que el gobierno paga con nuestro dinero y una desaseada administración, a cambio de que los ciudadanos sirvan como tapete, muchedumbre, aduladores o relleno de algún evento.

Curioso resulta del video, el escuchar la categoría de “compas del gobernador”, como un eufemismo de lealtad ciega, cuando a lo que se refieren, es que el gobernador requiere masas obedientes, no amigos.

Tantas y tan comunes se han vuelto estas prácticas de presión y coacción de la voluntad ciudadana, que tanto los ciudadanos como los medios, hemos olvidado y hecho caso omiso a las promesas insulsas hechas por el gobernador desde hace tres años relacionadas con el blindaje de los programas sociales.

A inicios de noviembre de 2021, cuando el sexenio recién comenzaba y no había razones empíricas para proponer algo así, el gobernador sugirió que enviaría un paquete de iniciativas de reforma a las que llamó “Nuevo Plan de San Luis”, entre las que incluía el blindar los programas sociales de su gobierno (muchos de ellos que entonces aún ni siquiera se entregaban) para que ningún gobernador futuro pudiera quitarlos.

Con el tiempo, el anuncio del blindaje a los programas sociales contra el futuro se convirtió en un simulado esfuerzo por blindar los programas sociales contra el aprovechamiento partidista. Desde 2023, específicamente en fechas previas al año electoral, Gallardo Cardona comenzó a declarar públicamente que la Sedesore trabajaría para blindar los programas sociales, pero con la finalidad de que estos no pudieran ser aprovechados por candidatos o partidos políticos dentro de sus campañas.

Nada sorpresivo, resultó que dicho blindaje antielectorero fue mera simulación; durante la campaña, los candidatos de su partido, el Verde Ecologista de México (PVEM), nunca se sacaron de la boca los programas sociales y los apoyos del gobierno como herramienta para promocionarse.

La propia senadora Ruth González Silva, una de las candidatas más grises y carentes de propuesta política, se limitaba en sus eventos públicos a elogiar el trabajo de su esposo y sugerir discretamente una amenaza jurada —¿Verdad que quieren seguir recibiendo programas sociales? Entonces voten mí—. La entonces presidenta del DIF no solo utilizaba la perpetuidad de los programas sociales como promesa de campaña… los programas sociales fueron toda su campaña, y la presión de los operadores político en las colonias contra familias que requerían los apoyos fue suficiente para llevar esa vacía plataforma política hasta el Senado.

Y ese impulso clientelar que impulsó al Verde como primera fuerza política y llevó a los familiares del gobernador a cargos públicos, sigue sirviendo a los intereses personalistas de Gallardo Cardona y Ruth González.

“¡Se las manda con muchísimo amor el gobernador y la senadora Ruth!”, dijo la operadora política mientras entregaba despensas selectivamente en Tampacán hace una semana, mientras otro operador confesaba que la selectividad y los mensajes les eran instruidos en una “capacitación”, seguramente dirigida por la propia Sedesore.

Hoy, nadie recuerda y a nadie le importa si el gobernador Gallardo Cardona prometió que blindaría los programas sociales, si aseguró que los apoyos serían para todos, si se comprometió a que nadie se aprovecharía políticamente de estas becas y programas.

 A nadie le importa y nadie lo recuerda, porque en los hechos el gobernador es su propio traidor; los programas sociales no están blindados, hay familias que no los reciben y quien los condiciona es él y su gente; los apoyos de la Sedesore no son para todos, porque cuando una familia se forma para recibir información y una despensa, lo primero que le entregan es una orden de asistir al siguiente evento del gobierno, porque si no lo hace no le pueden ayudar; los programas no están libres de clientelismo electorero, porque desde este mismo año, las becas son entregadas con la frase “de parte del gobernador y la senadora Ruth”, lo cual sugiere que hay una promoción personalizada de dos figuras que claramente tienen intereses políticos y electorales a futuro.

No hay cambio de gobierno ni alternancia en palacio ni una nueva fuerza política con pretensiones revanchistas, ni siquiera el temido retorno de la herencia maldita; Gallardo Cardona, el padrino del populismo Charro, sigue ahí en palacio y, sin embargo, es él y sus instrucciones quienes le han quitado los programas sociales a la ciudadanía.

No hay despensas para quien no se declare “ahijado”, no hay “Mi Pase” para quien no lo defienda, no hay beca para la madre soltera que no esté dispuesta a ir y aplaudirle acartonadamente en un evento, no hay apoyo para la persona con discapacidad que se niegue a sostener en alto una pancarta de “Pollo yo te apoyo”.

Ya no es necesario llamar a que la gente se dé cuenta de las pretensiones abusivas de la Sedesore y el gobierno, ya han quedado de manifiesto y todos los potosinos las conocen; lo necesario ahora es hacerle saber al gobierno que el cuento de la “defensa de los programas sociales” es una pantomima sin un ápice de credibilidad o sustancia, ya nadie la cree y a nadie le provoca gracia.

El hoy desfondado discurso de la universalidad de los programas sociales se deja ver como un síntoma adelantado de la muy próxima decadencia del Gallardismo como gobierno; sin embargo, habrá que poner atención en la bestia que nazca, pues lo único peor que un animal político clientelar, es un animal político acorralado y herido en su discurso.

Las opiniones aquí expresadas son responsabilidad del autor y no necesariamente representan la postura de Astrolabio.

Es Licenciado en Ciencias de la Comunicación y Maestrando en Estudios sobre la Democracia y Procesos Electorales en el posgrado de Derecho de la Universidad Autónoma de San Luis Potosí. Ha trabajado como reportero y columnista en los medios digitales La Orquesta y Arco Informativo; actualmente es reportero de Astrolabio Diario Digital. Ha sido acreedor de dos premios estatales de periodismo en las categorías de Artículo de Fondo y Periodismo Regional.

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