Arely Torres-Miranda
Hace unos días, el Fiscal General de la República, Alejandro Gertz Manero, sostuvo una reunión a puerta cerrada, con diputados y diputadas de la bancada de MORENA, en la cual tuvo la ocurrencia de proponer desaparecer el tipo penal de feminicidio para reclasificarlo como homicidio agravado, ya que, como consta en la versión estenográfica expuesta por el diario Milenio, según sus propias palabras dijo “nos cuesta más trabajo consignar y judicializar un delito de feminicidio que un delito de homicidio”, argumentando que “si el feminicidio estuviera planteado como un homicidio con agravantes, judicializar o consignar sería mucho más fácil”
Una de las cosas que más he de agradecer al camino de vida que elegí, es que por uno de mis trabajos, pude estar en algunas de las discusiones sobre la Ley de Acceso y aprender, de primera mano, con la Maestra Marcela Lagarde, el porqué era necesario visibilizar los asesinatos de las mujeres como un femicidio y entender que la violencia contra nosotras ha estado presente en todas las etapas de la historia de la humanidad y que eso debía de parar. En ese escenario se puso sobre la mesa lo urgente de reconocer estos crímenes como la expresión más cruda de la misoginia, la discriminación y la constante falta de acceso a justicia.
Y es que parece increíble que en pleno 2020 tengamos que volver a defender lo que por años se luchó por evidenciar. Creo que al Fiscal Gertz no le caería mal recordar que en 1976 se inauguró en Bruselas, Bélgica el Primer Tribunal de Crímenes contra la Mujer, en donde Diane Russel denominó el asesinato de mujeres por primera vez como un femicide (femicidio) “El femicidio representa el extremo de un continuum de terror anti-femenino que incluye una amplia variedad de abusos verbales y físicos tales como violación, tortura, esclavitud sexual, abuso sexual infantil incestuoso o extra-familiar, golpizas físicas y emocionales, acoso sexual, mutilación genital, operaciones ginecológicas innecesarias, heterosexualidad forzada, esterilización forzada, maternidad forzada. Siempre que estas formas de terrorismo resultan en muerte, ellas se transforman en femicidio” retomando el concepto en su libro, Rape in Marriage, en el cual lo definió como el “asesinato de mujeres por ser mujeres”. No es un capricho como se han empeñado hacer ver esas voces peligrosamente disidentes, pero tenemos que decirlo muy claro, el feminicidio atenta contra la dignidad, la integridad, la libertad y la vida de las mujeres, no es accidental, siempre es intencional y basta con UNA razón de género, (como la violencia sexual, las lesiones degradantes, los antecedentes de amenazas y acoso, la relación de parentesco, matrimonio o amistad, una relación de confianza o subordinación, que la víctima haya sido incomunicada, que el cuerpo haya sido expuesto en un lugar público y que la mujer haya estado en indefensión) para que se clasifique como feminicidio.
Si, entendemos que desde la raíz de la misoginia, las fiscalías estatales estén teniendo muchos problemas para consignar y judicializar los feminicidios, pero desaparecer e invisibilizar las razones de género que ha llevado a la muerte a 10 mujeres diarias en este país, no son ni serán jamás la solución a un problema creciente. Desde hace varios años, con la promulgación de la Ley de Acceso a las Mujeres a una Vida Libre de Violencia, se incluyó dentro de las atribuciones a las entonces procuradurías, la investigación con perspectiva de género, mandato que la Suprema Corte de Justicia de la Nación ha señalado la obligación de Juzgar con perspectiva de género (Caso Mariana Lima).
El presidente Lopez Obrador en la conferencia mañanera del día 5 de febrero dijo que se debe evitar esa reforma propuesta por su fiscal (no perdamos de vista eso nunca), sin embargo, las feministas sabemos y reconocemos las trampas del patriarcado para quitarnos lo avanzado. Que lo sepa bien el Fiscal Gertz y todas y todos los diputados, no permitiremos NINGÚN retroceso. Cerrar filas ante un gobierno, éste o el que sea, sacrificando los avances en materia de los derechos de las mujeres, es algo que traiciona todo lo que se dicen ser “representantes de la ciudadanía”. Estoy convencida que no podemos ceder ante un machismo institucionalizado y por el contrario, necesitamos seguir levantando la voz y caminando juntas para evitar estos retrocesos. No daremos un paso atrás, que quede claro. Confío en que las diputadas de la bancada de Morena, así como las de otros partidos y aquellas mujeres feministas en puestos clave de esta administración, no traicionarán a la lucha feminista que es de y para todas.
El país está bañado en sangre por una crisis de seguridad, ahora más que nunca, no olvidemos las palabras de Simone de Beauvoir de cuando sentenciaba: “Bastará una crisis política, económica o religiosa para que los derechos de las mujeres vuelvan a ser cuestionados”