Por: Antonio González Vázquez
El ayuntamiento de la capital está para trabajar por la ciudad. Para eso los ciudadanos eligieron a un presidente municipal y este designó a muchos colaboradores que, en su momento, se comprometieron a trabajar sin descanso por la ciudad. Por eso, uno supone que las cosas deben funcionar con lógica natural y que los servicios públicos serán tan eficientes como la puntería de un sicario. Dos millones de pesos de presupuesto y cientos de funcionarios y miles de empleados no han sido suficientes para hacer algo tan simple como tapar un hoyo y llevarse la basura. La imagen que les presentamos es tan elocuente que por si sola habla a gritos. Nueve meses después de que pasó la navidad de 2014, su espíritu permanece en la ciudad porque ahí lo tiene, seco o más bien reseco e inflamable, muerto de tristeza, el árbol de la pasada navidad le hace compañía a otro ser olvidado, su camarada, el bache. Mudo testigo del paso de los días que se hicieron semanas que luego se han convertido en meses, el pino que antes fue verde y fue la admiración de todos en la sala, ha visto pasar a cientos de potosinos y miles de automovilistas, nadie se apiadó de el para replantarlo en su momento y ahora espera que algún automovilista ebrio lo arrastre hasta convertirlo en astillas. Alguna vez pensó que se lo llevaría el camión de la basura pero ni a los del servicio de limpia les ha importado y ahí sigue, erecto, en espera de que en esta ciudad quienes tienen que hacerlo, recojan la basura y la pongan en su hogar. Por mientras, ahí sigue, como triste mensajero de la mala nueva de que no hay quien vea por la ciudad.