Antonio González Vázquez
El retorno del “patrón” a la actividad política desde la Cámara de Diputados robustece la noción de una Gallardía endiosada de sí misma. Una especie de triunvirato en el que tres personas de una familia ejercen distintas formas del poder público.
José Ricardo Gallardo Cardona, gobernador del estado, Ricardo Gallardo Juárez, diputado federal y Miriam Ruth González Silva, Senadora de la República, componen la “santísima trinidad verde”. El padre y la esposa del mandatario, con una curul y un escaño respectivamente en el Congreso de la Unión.
Envanecidos por el poder económico y político alcanzado durante tres lustros, conforman hoy un frente poderoso cuyas ambiciones lucen inconmensurables. Tienen en mente sostenerse en el poder por un largo tiempo, bajo la idea de un caudillismo caduco de connotaciones caciquiles.
Desde su origen, el movimiento de la Gallardía se ha sustentado sobre una estructura en cuya cima está la familia Gallardo: ellos ordenan, los demás asienten y cumplen el mandato sin chistar en absoluto.
Lo que los señores digan.
Así ha sido desde el no tan lejano 2009, cuando Gallardo Juárez conquistó la presidencia municipal de Soledad de Graciano Sánchez, misma que dejó en manos de su hijo en 2012. Del 2015 en adelante, la alcaldía se ha mantenido bajo su control a través de sus subordinados de mayor confianza.
Al entender que después de todo Soledad era un botín menor y que existía más allá un horizonte amplísimo por el cual ir, la Gallardía se lanzó al abordaje por el ayuntamiento de San Luis Potosí y Gallardo Juárez ganó la presidencia municipal en 2015, aunque luego, en 2018, perdió la contienda por la reelección.
Hace nueve años, la Gallardía se aprestaba a dominar la entidad y planeaba lanzar a Gallardo Cardona como candidato a la gubernatura, pero sorpresivamente fue detenido por autoridades federales por presuntos delitos relacionados con la delincuencia organizada.
Tras once meses en prisión, regresó de inmediato a la actividad política y en los comicios de 2018 fue electo diputado federal por el Partido de la Revolución Democrática. Desde San Lázaro recobró sus aspiraciones por la gubernatura.
Sabedor de que en ese partido no había futuro sino el de la extinción, desertó del PRD para hacer alianza con la cuarta transformación; luego tras haber adquirido la franquicia del Verde fue postulado y en las elecciones de 2021 en las que triunfó gracias a la invaluable ayuda que recibió de su amigo, Mario Delgado Carrillo, quien como presidente de Morena dividió y debilitó al obradorismo al postular a la ex priista Mónica Liliana Rangel Martínez.
Desde el arranque mismo de la administración de Gallardo Cardona, misma que cursa ya la mitad del sexenio, empezó a operar para asegurarse una larga vida en el poder. Rediseñó al gobierno con fines partidistas para construir una estructura que garantizara el control político a través de programas sociales y obra pública.
Atrajo hacia su feudo a alcaldes y alcaldesas, legisladores, empresarios, dirigentes de organizaciones, así como a opositores, lo que dio como resultado un escenario de unanimidades en torno al gobernador. En esa estrategia, su esposa empezó a jugar un rol de alta relevancia política y mediática.
La presidenta del DIF recibió las riendas de los programas sociales para placearla por todo el estado bajo el sello de ser benigna protectora de los que menos tienen. González Silva fue catapultada al firmamento de la Gallardía como candidata al Senado y ganó de manera aplastante, de modo que ipso facto, fue convertida en candidata natural a la gubernatura para los comicios de 2027.
Con mayoría en el Congreso del Estado y con una amplia presencia en las presidencias municipales, además de sus diputados federales y Senadores, el Verde tiene amplias posibilidades de continuar en el poder estatal.
El trabuco en que parece haberse convertido la Gallardía, se consolida con el regreso de Gallardo Juárez, mejor conocido como “Don Ricardo”, el “patrón” o el “papá de los pollitos”. El ex alcalde de la capital y de Soledad, desde su curul legislativa es ahora candidateable para ir otro cargo en los próximos años.
La Gallardía funciona como un cacicazgo, luego entonces, los miembros de la familia son quienes parten y reparten el pastel, no solo en cuanto a cargos de elección, sino también en la jugosa bolsa de los negocios.
A partir de esa lógica de acción tan antidemocrática como autoritaria, Gallardo Juárez podría buscar de nuevo la alcaldía capitalina e intentar levantar su ego pisoteado en 2018, cuando fue estruendosamente derrotado al fracasar en su objetivo reeleccionista ante Francisco Xavier Nava Palacios.
El padre del mandatario, incluso podría ser parte de la estratagema verde respecto de la sucesión: el papá o su nuera como figuras sólidas para darle otro sexenio al cacicazgo.
No sería sorpresiva su candidatura, pues Gallardo Juárez es quien inició con ese feudo. Su hijo maneja todo a su alrededor desde el gobierno y para la sucesión, hará valer su estatus de mandamás.
Salvando las proporciones, igual y Gallardo Cardona le devuelve el favor a su padre por haberle dejado la alcaldía de Soledad en 2012.
Puede resultar descabellado, pero tratándose de un cacicazgo, hasta lo más inadmisible se convierte en realidad.
El ahora diputado federal nunca estuvo retirado del todo de la actividad política. En las elecciones de 2021 participó en eventos de campaña de su hijo, así como en apoyo de candidaturas a diputaciones y presidencias municipales.
Luego de ese proceso, a menudo acudía a reuniones municipales con alcaldes y dirigentes de colonos y comunidades, organizadas no solo por el Verde sino también por el Partido del Trabajo.
Por supuesto, aún se recuerda el feroz discurso contra el entonces gobernador Juan Manuel Carreras López, a quien en la Plaza Fundadores amenazó e insultó para eliminar todo intento de despojar del triunfo electoral a su hijo.
Ese suceso de alta importancia política para la Gallardía, mostró desde entonces, que la figura y la palabra de Gallardo Juárez es la de el “patrón”.
Irán por todo en las próximas elecciones con su triunvirato a la cabeza, al final no es si es el papá o la nuera, lo importante es la subsistencia de los alcances ilimitados del cacicazgo.
En política todo es posible y en estos tiempos de la Gallardía, aún más.
Las opiniones aquí expresadas son responsabilidad del autor y no necesariamente representan la postura de Astrolabio.
Es Licenciado en Ciencias de la Comunicación por la Universidad Autónoma de San Luis Potosí. Ha sido docente de la Facultad de Ciencias de la Comunicación durante 25 años. Además, durante 30 años se ha desempeñado como periodista en medios como El Heraldo, El Mañana de Ciudad Valles, Pulso, Milenio San Luis, Diario Digital San Luis, Librevía, La Jornada, Global Media y actualmente en Astrolabio Diario Digital y Periodismo Político.com. También ha sido corresponsal de medios nacionales como Agencia de noticias Notimex, La Jornada y Milenio.