Por Victoriano Martínez
En el reino de la opacidad en que se ha convertido la administración pública durante este sexenio, lo que se observa con mayor transparencia es la forma en que los funcionarios públicos toleran ser exhibidos como opacos, incumplidos y hasta incoherentes con tal de que su superior, el gobernador Ricardo Gallardo Cardona, simule ser eficiente y transparente.
Los cierto es que el resultado, para cualquier persona que ponga un poco de atención, es que el mandatario exhibe –voluntaria o involuntariamente– su incoherencia y sus incumplimientos, que no logran ser disimulados por su opacidad, al grado de que, al final, termina como un mentiroso.
Entre los casos más recientes se encuentra el concierto de Luis Miguel en la Fenapo, sobre el que Gallardo Cardona insistió en afirmar que sí se realizaría a pesar de no aparecer en la cartelera del Teatro del Pueblo y las versiones sobre su cancelación. Hasta fuentes cercanas al mandatario filtraban el desmentido a las versiones de que no habría el concierto.
Al final, tuvo que reconocer que Luis Miguel no estaría en la Fenapo con un simple “vamos a tener un cambio de fecha con Luis Miguel, pero bueno, estamos esperando nada más la fecha que nos den”.
Si como dicen que para mentir hay que tener buena memoria, una estructura gubernamental requiere, además de memoria, que todos los involucrados estén sincronizados.
Este lunes se revela la inquietud de la comunidad artística relacionada con el Centro de las Artes (CEART) sobre la intención del gobierno de Gallardo Cardona por desmantelar ese espacio cultural para reubicar oficinas gubernamentales.
Un grupo de artistas realizaron una exposición itinerante para protestar contra el desalojo de la Galería Principal de este espacio cultural para instalar el Tribunal Estatal de Justicia Administrativa (TEJA).
La reacción de Gallardo Cardona se limitó a desacreditar la versión que dio origen a la propuesta al calificarla como un mero chisme.
“Platicábamos hace tiempo que los chismes terminan siendo notas, terminan siendo verdades. Lo que pasó ahí fue que el presidente del Tribunal se sentó con el oficial mayor para explorar lugares para poder cambiar el Tribunal, para no estar pagando rentas tan caras”, dijo Gallardo Cardona.
Efectivamente, Claudio Alberto Alvarado Barragán, presidente del TEJA, se reunió con Noé Lara Enríquez, oficial mayor, el pasado 24 de julio, para “firmar como hecho histórico, contrato de comodato para la nueva sede del Tribunal”, según lo que publicó el TEJA en su página de Facebook.
Aquella publicación es el único indicio público sobre las acciones del TEJA para cambiar de sede. Ni en el Portal de Obligaciones de Transparencia ni en su portal Web ni en ninguna otra fuente pública es posible consultar un dato adicional a lo que ahí se expone.
Una publicación que, en el reino de la opacidad, constituye una indiscreción que a estas alturas exhibe a Gallardo Cardona en la mentira: no se reunieron “para explorar lugares para poder cambiar el Tribunal”, sino para “firmar como hecho histórico, contrato de comodato para la nueva sede”.
Y como en el reino de la opacidad son versiones y rumores lo que circula, le resulta fácil al rey de la opacidad descalificarlos como chismes que “terminan siendo notas, terminan siendo verdades”.
Un hecho es que, en el caso del TEJA y su posible mudanza al Centro de las Artes o bien terminará siendo verdad, o bien el presidente del Tribunal y el oficial mayor tendrán que maniobrar para cambiar el contrato de comodato que mantienen oculto.