Por: Antonio González Vázquez.
El sueño reconforta, pacífica al cuerpo de tensiones y miedos; el sueño es un descanso también para la vista que, reclama cerrar los ojos para no seguir viendo tanta barbarie de violencia o para no atestiguar más ejecuciones, violencia y sangre derramada. Por eso, el sueño es gratificante, nos abstrae momentáneamente de la realidad. Nos aleja del mundo y de sus miserias, de sus rencores, de sus pleitos, de toda su mezquindad. Al dormir, se puede soñar con una mujer bella o en campos verdes, en alamedas o cielos azules, en nubes en formas delicadas. También se puede soñar en una vida mejor, en tener una bonita familia y un buen trabajo, una linda casa y un salario remunerador; pero también se puede soñar en ganarse la lotería para ser millonario de la noche a la mañana o se puede soñar con ser presidente de la república o gobernador. En verdad, dormir es una bendición porque ahuyenta la grotesca realidad en la que vivimos. Si dormimos y soñamos tomamos distancia de los problemas y si es posible, cuando despertamos tenemos una actitud nueva frente al mundo. Pero dormir también sirve para rechazar la demagogia y la mentira. Dormir puede ser la mejor forma de desprecio y desconectamos los sentidos para no ver lo indeseable, lo irreprochablemente absurdo. Y bien, en éstas dos imágenes, dos músicos adolescentes duermen apaciblemente, quizá sueñan con Mozart o Mahler. En sus mentes brillantes que atesoran las notas musicales como un Dor Menor armonioso, se les vino como una tempestad el sueño y cayeron en el sueño. Pensaron que lo mejor era soñar en las notas de la Quinta Sinfonía de Gustav Malher que escuchar el primer discurso como gobernador de Juan Manuel Carreras López. Son dos músicos. Ella y él, abandonados al sueño. Él abraza como quien rodea con sus brazos un árbol, a su violonchelo y ella, posa sus manos en su violín mientras duerme y muestra como un sol toda su belleza y candor. Duermen en el Centro de Convenciones; es el sábado 26 de septiembre, cuando Juan Manuel Carreras ofrecía su primera pieza de oratoria como gobernador. No hay duda, dormir nos aleja de todo lo feo, de lo aborrecible y por supuesto de lo soso y aburrido. Ellos son una muestra de ello.