El discreto vitral del patio central del Palacio Municipal

Por Victoriano Martínez

Pasan administraciones municipales y al escudo de armas de la ciudad no le suele ir muy bien.

Si es en la papelería oficial, es desplazado y minimizado por un logotipo que tendrá una vida efímera de tres años, pero al que se le da tanta importancia como distintivo de la administración en turno y, con ello, se convierte en símbolo para identificarla con el alcalde que la encabeza.

Si es como accesorio en alguno de los inmuebles puede llegar a cubrir el techo del patio principal del Palacio Municipal, por capricho de un alcalde, y no alcanzar a mantenerse ahí ni tres años, por un nuevo capricho, ahora del alcalde sucesor. Al menos no se ha dado razón por la que se le retira.

Sí, se trata del vitral del escudo de armas que Ricardo Gallardo Juárez colocó, en las postrimerías de su trienio, para cubrir el techo del patio principal del Palacio Municipal, frente a la Plaza de Armas.

Un vitral que tuvo un costo de un millón de pesos, que tiene un peso de mil 200 kilogramos y, para garantizar que no se cayera, se colocó en una estructura metálica capaz de soportar hasta cuatro toneladas y media de peso.

La estructura que lo sostenía lo soportaba sin problema, pero ese escudo de armas debió enfrentar otra amenaza que al final de poco le valió la estructura que le colocaron: los nuevos funcionarios y su poca tolerancia a lo que tuviera el sello de la administración anterior, la de la gallardía.

Si Gallardo Juárez lo colocó sin anuncios ni bombo ni platillo, su retiro tampoco ha sido motivo de boletín de prensa ni mucho menos.

Simplemente ha comenzado a descender pieza por pieza, que es colocada en cajas cual si su destino fuera una bodega de archivo muerto.

Quienes trabajan en desmontarlo o en el Palacio Municipal afirman que se baja para darle mantenimiento. A poco más de dos años de haber sido instalado, la versión resulta inverosímil, sobre todo si se contrasta con los que históricamente se mantienen en el descanso de la gran escalera de Palacio Municipal.

Un escudo de armas que llegó de manera discreta, mandado a construir de manera discreta, pagado de manera discreta, no pudo tener otro fin que comenzar a desaparecer de manera discreta, sin anuncio, sin explicación… sólo con la certeza de que pasan administraciones municipales y al escudo de armas de la ciudad no le suele ir muy bien.

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