Adriana Ochoa
El gobierno potosino fue de los primeros en levantar la mano para participar en el programa de vivienda social de la presidenta Claudia Sheinbaum. Y cómo no, si tierra donde construir tiene mucha, emproblemada, depauperada, blanco de invasores, sin servicios y fracasada como proyecto social, pero tierra al fin. Cientos de hectáreas para ofrecer.
Fueron las derivas de Ciudad Satélite, las de su arrogante origen con Marcelo de los Santos y las de las administraciones que intentaron su rescate, las que hoy le permiten al gobierno de Ricardo Gallardo Cardona ofrecer terrenos gratuitos como despensas. Las filas de solicitantes rodearon el edificio de la Sedesore en la pasada semana, la mayoría mujeres jefas de familia. Hubo roces en la fila por acusaciones de “brincarse el turno” para registrarse.
El gobierno señala que toda la macro manzana 6 de Ciudad Satélite, planeada originalmente para 750 lotes de 120 metros cuadrados, cumplirá el propósito de dotar de un patrimonio a familias sin recursos ni adscripción a FOVISSSTE o Infonavit. Sólo esa macro manzana mide 25.87 hectáreas, de las 700 que abarca Ciudad Satélite.
En febrero pasado, el gobierno potosino firmó convenio con la Comisión Nacional de Vivienda para alcanzar una meta de construcción de 11,550 viviendas de interés social en el estado, en el marco del Programa de Vivienda para el Bienestar, a razón de 2 mil al año. Se supone que en ese mismo mes iniciaron en un predio de 50 casas.
Proyectada en el gobierno del panista Marcelo de los Santos, Ciudad Satélite abarca mil hectáreas adquiridas como tierra barata para urbanizar, a 14 kilómetros de la ciudad de San Luis Potosí. Hoy ese lugar forma parte del nuevo municipio de Villa de Pozos, bajo el dominio del partido del gobernador, el Verde Ecologista, que preside el Concejo Municipal.
Ubicada en los márgenes del Periférico Oriente y la carretera federal 70, Ciudad Satélite ofrecería 300 hectáreas para un parque industrial y las restantes para vivienda social, más de 27 mil casas en 20 macro manzanas. La zona habitacional tendría escuelas básicas, un parque central, una presa, áreas deportivas, un Centro de Salud y un sistema de agua potable, drenaje y reutilización de agua propios.
El gobierno marcelista recibió del gobierno federal, 100 millones de pesos dispersados por Sociedad Hipotecaria Federal, para apoyar con subsidios la colocación de por lo menos 2 mil 500 viviendas, con una meta óptima de 3 mil 500. Se supone que con esos cien millones se arrancaban las obras de urbanización, los constructores privados harían y venderían las viviendas y restarían del precio al comprador 61 mil pesos más o menos como subsidio individualizado.
El proyectazo terminó mal, muy mal. De las 3 mil 500 casas de la primer macro manzana a desarrollar no hicieron ni la mitad. Los constructores, una decena de firmas locales, exigían fondeo e infraestructura. Contratistas de obras de cabecera y proveedores reclamaban pagos. El sexenio concluyó en 2009 y el gobierno del priista Fernando Toranzo recibió en herencia demandas de impago y el llamado a cuentas de la Comisión Nacional de Vivienda: al cierre de 2008 eran 800 las casas construidas e individualizadas y la meta de cumplir con otras dos mil a septiembre de 2009 no se cumplió. La federación quería el recurso de regreso.
El ex director del Instituto Estatal de la Viviendas (Invies), Jorge González Hernández, fue detenido bajo cargo de peculado y encarcelado en el penal estatal de La Pila.
En un intento de arreglo desesperado, se hicieron acuerdos leoninos con Grupo Urbi, a poco tiempo de su quiebra estrepitosa por el cambio de esquema de apoyo federal a la vivienda, y la desarrolladora Dynamica. Se les cedían macro manzanas enteras para que desarrollaran a su cuenta. A Dynámica justamente le dieron la macro manzana 6, junto con otras tres más.
Dynámica pidió al poco tiempo apoyos estatales porque en las macro manzanas asignadas faltaba tendido eléctrico y proveedores le cobraban trabajos y construcciones realizadas. Otra vez a tribunales y a pelear por reclamos millonarios. La macro manzana 6 no estaba para ponerle nada encima, a criterio de Dynamica.
Pero ya metidos en reclamos, la 6 fue también ofrecida por González Hernández como pago en especie para cubrir adeudos a constructores. Tampoco la quisieron: demasiado al fondo de lo que ya estaba urbanizado, calcularon que requería demasiada inversión.
Al cierre de la semana pasada, la presidenta Claudia Sheinbaum entregó casas de su programa de vivienda en Cancún. Dijo que las nuevas casas de Infonavit y Fovissste ya no serán “huevitos”, sino viviendas de por lo menos 60 metros cuadrados.
Para los que no tienen IMSS ni ISSSTE, Sheinbaum dijo que construirá la Comisión Nacional de Vivienda. Y que las viviendas ya no serán los “’huevitos’ lejos de los centros de población, sin servicios, sin transporte público, donde la gente fue abandonando porque no podía vivir en esas condiciones”. Sin saber, la presidenta describió puntualmente lo que es hoy Ciudad Satélite, a donde va su programa de vivienda en San Luis Potosí, con la oferta de espacio del gobierno estatal.
Camiones, traxcavos y demás maquinaria preparan terrenos comprometidos en Ciudad Satélite. Se desconoce el gasto, el origen del recurso, cómo se asignó la obra y quiénes son los contratistas. Típico de este gobierno. Obra, mucha obra, con un fin social que lave todo cuestionamiento.
En su portal de inmuebles, BBVA puso un precio de casi 18 millones y medio de pesos por 26 mil 725.53 metros cuadrados en el fracasado desarrollo inmobiliario estatal de Ciudad Satélite. La propiedad incluye 234 viviendas “con algún avance de obra y 42 lotes invadidos”. Se advierte que el predio no está regularizado. Y sacar a los invasores de esas casas, abandonadas por impago o por lo insufrible de vivir en condiciones de precariedad y aislamiento, correrá por cuenta de quien adquiera la propiedad.
Se dirá que peor será para esos miles de potosinos sin un suelo y un techo propios seguir sin patrimonio, de renteros en vecindades o en cuartuchos redondos. Pero si la prometida manzana 6 está destinada a ser una fabela, sin servicios básicos garantizados, aislada del resto y con problemas de seguridad, el gobierno gallardista estará cimentando un gueto donde se concentren la pobreza y la vulnerabilidad social. Los propios residentes de Ciudad Satélite, del área más próxima a la urbanización, ya lo ven venir con preocupación.
No se trata nada más de confinar a la gente en un espacio y escriturárselo, con profusa propaganda para forjar clientelas políticas, sino también de vigilar que no se sobrecarguen escuelas, centros de salud y servicios sociales. Y sería bueno saber desde ya cuánto, de dónde y cómo invertirá el Gobierno del Estado para que esa reubicación masiva por razones socioeconómicas sea un espacio habitacional digno, seguro y no un gueto.
Las opiniones aquí expresadas son responsabilidad del autor y no necesariamente representan la postura de Astrolabio.
Adriana Ochoa es periodista desde 1988. Actualmente es directora de la Facultad de Ciencias de la Comunicación de la Universidad Autónoma de San Luis Potosí y docente titular de Organización Política y Ciudadanía.