Los días donde una cálida sonrisa nos permitía ocupar la habitación de hotel antes de tiempo están llegando a su fin. Al menos, en el hotel Henn-na, el primer establecimiento del sector atendido por robots que ha abierto sus puertas el 2015 en Nagasaki, Japón.
Aunque su nombre, Henn-na, significa “extraño”, no es del todo sorprendente el uso de androides para sustituir el personal humano. De hecho, un estudio del banco ING, las máquinas ocuarán en torno al 50% de los trabajos existentes, y la polémica está servida.
¿Ha conseguido el Henn-na desplazar la intervención humana al 100%?
Servicio Autómata completo.
Nada más al entrar en el hall del modernista hotel, un robot con perfecta caracterización de mujer joven, impecablemente uniformada y con capacidad de parpadear, recibe al huésped impertérrita. Junto a ella, un velocirraptor (no es broma), la acompaña en las labores de consejería.
Pero no son los únicos trabajadores autómatas del establecimiento, inspirado en los paisajes de los Países Bajos, con jardines, molinos de viento y tiendas de té. Los servicios de transporte de equipaje con dos carros automatizados, el depósito de enseres personales a través de un brazo mecánico gigante y la limpieza de las habitaciones también corren a cargo de los androides, lo que pone muy negro el futuro de los botones y camareras de hotel. Un conserje androide se encarga de explicar el proceso de desayuno y pedir un taxi.
El hotel también permite optar por un reconocimiento facial para acceder a la habitación, aunque todavía es posible solicitar una tarjeta de uso manual.
Una vez dentro, las luces de la habitación se activan mediante un sensor automático, que se puede regular a través de una tablet, y la calefacción se adapta a la temperatura corporal del huésped.
Errar no es sólo de humanos.
Aunque, según el presidente del hotel Henn-na, Hideo Sawada, el objetivo del nuevo negocio es aumentar la eficiencia y reducir los precios de alojamiento (que rondan los 1400 pesos mexicanos por noche), lo cierto es que el hotel 3.0 todavía tiene algunos aspectos bastante mejorables, como la rapidez del servicio.
Los horarios de check in y check out son muy rígidos, por lo que puedes quedarte ronco de tanto dirigirte a los robots-conserjes, que no te atenderán más que a las 15:00 pm y 11:00 am. Y lo peor, es que una vez activados, ni siquiera el tono de enfado e indignación por la espera influirá en nada. A la recepcionista, le entra por un chip y le sale por otro.
¿Qué pasa si el calor corporal no coincide con las preferencias del huésped de sensación térmica y éste quiere tener la habitación más o menos caliente? ¿O si el reconocimiento facial no funciona? ¿O necesitan hacer check in antes? Al final, el Henn-na no ha podido cumplir su sueño y aún se pueden encontrar personas de carne y hueso en el establecimiento, que se encargan de gestionar todas estas consultas y particularidades.
Por el momento, la calidez y la capacidad de respuesta del trato humano no se ha traducido al lenguaje de 1 y 0. ¿Prefieres el contacto personal o te gustaría que llegara ese día?